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Premio Nacional de Cine y clausura del Primer Encuentro Internacional de Cine Restaurado.

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Premio Nacional de Cine

Jorge Perugorría, Director y Actor de Cine Cubano, que también ha incursionado en el Teatro, Radio y Televisión. Inició en el mundo del Cine en el mediometraje Boceto, y más adelante en Derecho de Asilo dirigida por Octavio Cortázar, pero su primer éxito en el cine sería, en 1993, Fresa y Chocolate de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Como Director de Cine, Pichy, ha hecho varios filmes: Afinidades, Amor Crónico, Se Vende y Fátima o El Parque de la Freternidad. En 2015 lo nombran Presidente del Festival Internacional del Cine en Gibara. Ostenta varios Reconocimientos entre los que destacan: Medalla Jesús Menéndez, 2024. Distinción Por la Cultura Nacional, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba, La Habana, 1996. Premio Coral a la mejor actuación masculina XV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana, 1993. Premio a la mejor actuación Asociación de cronistas de espectáculos de New York, USA, 1995. Premio a la mejor actuación Asociación de Críticos Cinematográficos de Los Angeles, California, USA, 1995. Premio Panambi al mejor trabajo actoral (ex aequo) V Festival de Cine de Asunción. Premio de actuación masculina en cine (Compartido con Vladimir Cruz) Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, La Habana, 1994. Premio Kikito a la mejor actuación masculina (ex aequo) XXVII Festival de Cine de Gramado, Brasil, 1994. Premio a la mejor actuación masculina en cine. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC, La Habana, 1995. Premio de actuación masculina a Jorge Perogurría. Festival Internacional de Cine de Cartagena.

Maquillista del cine cubano, que también ha trabajado en su especialidad para la televisión y el teatro. Se incorporó al ICAIC en 1962, formando parte del grupo de maquillaje creado por Rolando Zaragoza. Luego de trabajar en un inicio como asistente de maquillaje en varios filmes, debutó como maquillista principal en La salación (1965), de Manuel Octavio Gómez. Entre los personajes más destacados con los que ha trabajado, podrían mencionarse las de Antonio Maceo, Máximo Gómez, Cecilia Valdés, Benny Moré, Ignacio Agramonte, y Julián del Casal. Ha recibido múltiples reconocimientos, entre ellos la Medalla Raúl Gómez García, la Distinción por la Cultura Nacional (2004), así como un Reconocimiento Especial por la obra de toda la vida, que le fuera concedido en 2017 como parte de la entrega del Premio Nacional de Cine de aquel año. En el año 2023 el jurado compuesto por los cineastas Manuel Herrera, presidente, Patricia Ramos, Carlos de la Huerta, Aramís Acosta, Francisco Cordero, Alquimia Peña y Rafael Rosales, decidió otorgarle el Premio Nacional de Cine.

Director, escritor, guionista. Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana en 1979. Es fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos al que se vincula a los 17 años y comienza a trabajar en la revista Cine Cubano. En 1972 dirige Girón, su primer largometraje. De noviembre de 2007 hasta abril de 2013, ocupó el cargo de Director de la Cinemateca de Cuba, sin abandonar sus funciones como director cinematográfico. Durante cinco años (2000-2005) se desempeñó como Jefe de Cátedra de Polivalencia y semipolivalencia en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba. Ocupó durante cerca de tres años la presidencia de la Federación de Cine clubes de Cuba (1997-2000). En 2012 fue Presidente de los jurados del Festival de Cine de Guadalajara, México, y del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

(La Habana, 1941)
Actor de larga y fructífera carrera. Estudió Dramaturgia en el Teatro Nacional de Cuba y en la entonces República Democrática Alemana. Cuenta con una extensa filmografía que incluye títulos como: El hombre de Maisinicú (Manuel Pérez Paredes, 1973), De cierta manera (Sara Gómez, 1974), El brigadista (Octavio Cortázar, 1977), Se permuta (Juan Carlos Tabío, 1984), En tres y dos (Rolando Díaz, 1985), Baraguá (José Massip, 1986), La inútil muerte de mi socio Manolo (Julio García Espinosa, 1990), Entre ciclones (Enrique Colina, 2002) y La obra del siglo (Carlos M. Quintela, 2015).
Premio Nacional de Teatro en 2006 y el Premio Nacional de Televisión en 2019.

(Fomento, 1950)
Guionista con una larga trayectoria en el cine cubano con obras como Una novia para David, Fresa y chocolate y Lista de espera. Ha sido profesor en universidades y ha impartido talleres en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV). Escritor con una sólida obra narrativa, que incluye relatos y novelas.

(La Habana, 1944-2020)
Desde 1963 trabaja en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y ha sido revisor de calidad en Dibujos animados, productor, coordinador de producción y director del Departamento de Dibujos Animados del ICAIC. Ha ofrecido cursos y conferencias en Cuba y el extranjero a estudiantes en la especialidad de Animación. Tiene a su haber la producción de más de un centenar de dibujos animados. Ha participado en calidad de Jurado en diferentes festivales de cine, nacionales e internacionales.

(Holguín, 1946)
Constituye una cátedra en la especialidad de sonido y un profesional de reconocido prestigio dentro y fuera de Cuba. Formó parte del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, cuya obra grabó casi en su mayoría. Profesor fundador de la Cátedra de Sonido de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), que luego dirigió entre 2013 y 2016. En su filmografía destacan la sonorización total, registro y mezcla de aproximadamente cincuenta noticieros ICAIC Latinoamericanos, bajo la dirección de Santiago Álvarez.

(La Habana, 1938)
También fundador del ICAIC. En 1973 debutó como director de fotografía y desarrolló una larga, intensa y fructífera carrera dedicada al cine, al lado de directores como Santiago Álvarez, Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, Oscar Valdés, Pastor Vega, Nicolás Guillén Landrián y Juan Carlos Tabío. Cuentan con su fotografía títulos paradigmáticos del cine cubano, tanto documentales como ficciones, entre los que destacan Vaqueros del Cauto, Ociel del Toa, Retrato de Teresa, Cecilia, Una novia para David, El siglo de las luces y Un hombre de éxito, por la cual recibió varios reconocimientos importantes, entre ellos, el premio Coral en el VIII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

(La Habana, 1942-2019)
Fundador del ICAIC y uno de sus productores más emblemáticos. Con solo 21 años asumió la compleja producción del filme Soy Cuba. Ha realizado más de 45 largometrajes y mediometrajes de ficción y más de 20 spots comerciales y videoclips, de 1960 hasta el año 2004. Algunos de sus filmes más importantes han devenido clásicos de nuestra cinematografía, como Memorias del subdesarrollo, La primera carga al machete y Fresa y chocolate.

(La Habana, 1942)
Trabajó en el Instituto Cubano de Radio y Televisión de 1962 a 1970. Luego comenzó a trabajar en el ICAIC como editora de documentales y largometrajes de ficción. En 1985 se inicia como directora de documentales al tiempo que continúa su labor en la edición. Ha trabajado con directores como Tomás Gutiérrez Alea y Santiago Álvarez. Hasta cierto punto y Fresa y chocolate son dos largometrajes en los que fungió como editora. Ha impartido talleres en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Entre sus trabajos más recientes se encuentra la película de Gerardo Chijona Los buenos demonios.

(Santa Clara, 1939)
En 1960 comienza a trabajar en el ICAIC como ayudante de edición y cortador de negativo en el departamento didáctico Enciclopedia Popular. Pasa a editor y más tarde a asistente de cámara. Luego trabaja como camarógrafo de documentales, como foquista y como operador de cámara. A mediados de los setenta comienza como director de fotografía. Rancheador (1976), de Sergio Giral, es el primer largometraje de ficción en el que aparece en los créditos como director de fotografía. Con este director volvería a trabajar en Maluala (1979), cierre de su trilogía sobre la esclavitud, y Plácido (1986). Ese mismo año, trabaja en Aquella larga noche, junto a Enrique Pineda Barnet, con quien volvió a trabajar en Tiempo de amar (1983). Bajo el mando de Pineda Barnet asumió el reto de enfrentar una producción tan compleja como La bella del Alhambra (1989). Una amplia trayectoria en la que destacan clásicos de la cinematografía nacional convierte a Raúl Rodríguez Cabrera en uno de los fotógrafos más importantes en la historia del nuevo cine cubano.

(La Habana, 1933)
Trabajaba como luminotécnico en un cabaret por la noche y por el día en el programa Escuela de Televisión cuando en 1955 fue llamado para integrar como iluminador el equipo de producción de Cine-Revista. El trabajo junto a Santiago Álvarez creó un estrecho vínculo entre ambos que le propició una importante participación dentro del Noticiero ICAIC Latinoamericano y en numerosos documentales, entre estos varios clásicos como Ciclón (1963), Cerro pelado (1966), Hanói, martes 13 (1967) y 79 primaveras (1969). Se convirtió en un fotógrafo imprescindible para Santiago, a quien acompañó a eventos nacionales e internacionales y junto al que trabajó en más de mil ediciones del Noticiero y en El sueño del pongo (1968), el único corto de ficción del renombrado documentalista. Se adaptó con rapidez al tránsito de la pesada cámara de celuloide a la muy ligera de video, alternativa del ICAIC para recuperar la producción a fines de los años noventa. Atesora numerosos reconocimientos a lo largo de una carrera vinculada desde sus inicios al nuevo cine cubano.

(La Habana, 1932-2018)
Tras estudiar publicidad, comenzó a trabajar en el ICAIC, en abril de 1963, primero como asistente de producción y luego como productor. Entre sus primeros trabajos como productor se encuentran los filmes Desarraigo, de Fausto Canel; Aventuras de Juan Quin Quin, de Julio García Espinosa y Un día de noviembre, de Humberto Solás. Junto a este cineasta trabajó además en Cecilia y Un hombre de éxito. Tuvo a su cargo la producción de importantes películas como Hasta cierto punto, de Tomás Gutiérrez Alea; La bella del Alhambra, de Enrique Pineda Barnet y Papeles secundarios, de Orlando Rojas. Integró el grupo de trabajo fundador de la Escuela Nacional de Cine del Instituto Superior de Arte, hoy Facultad del Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, donde ejerció como profesor. Fue jefe de la Cátedra de Producción de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Recibió la Distinción por la Cultura Nacional y la medalla Raúl Gómez García.

(La Habana, 1943)
Llega al ICAIC en 1961 como asistente de producción y ya al año siguiente se desempeña como asistente de dirección en el largometraje Cuba 58 (1962). Inicia una prolífica filmografía en el cine documental desde 1963 con una enorme diversidad temática. Su primer largometraje de ficción, la comedia Se permuta (1983) estaba basado en un guion devenido obra teatral. Su escenificación corrió por su cuenta, a partir de una idea de Gutiérrez Alea. Desde Se permuta confirma su talento y es de los pocos que logra transitar con idénticos resultados de una categoría a otra. Lo confirmaría en Plaff o Demasiado miedo a la vida (1988), una obra madura con un diferente tono del humor, más incisivo. Mientras concluía El elefante y la bicicleta (1994), su hermoso homenaje al centenario del cine, tuvo que incorporarse al rodaje de Fresa y chocolate, para dirigirla junto a Tomás Gutiérrez Alea. El éxito del binomio propició una nueva película: Guantanamera (1995). Este cineasta ha sido distinguido con la medalla Raúl Gómez García y la Distinción por la Cultura Nacional.

(La Habana, 1939)
Tras un breve periodo en la Sección de Cine de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde, comienza a trabajar en el ICAIC en 1959 como asistente de dirección. En su cortometraje La esperanza (1964) está presente el tema de la lucha contra bandidos en la región montañosa del Escambray, en la que estuvo inmerso el personaje real de Alberto Delgado, consagrado en su primer largometraje, El hombre de Maisinicú (1973). El uso del documental y la estructura dramática parten de las propias vivencias del cineasta vertidas en esta película de amplia resonancia en el público y la crítica. En 1988 fue designado al frente de uno de los tres Grupos de Creación constituidos en el ICAIC con el fin de cuidar el balance de los temas y la diversidad estilística en los filmes producidos. Integra el Comité de Cineastas de América Latina y el consejo directivo de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.

(La Habana, 1926-2014)
Profesor, ensayista, crítico de teatro, cine y literatura, figura imprescindible dentro del cine cubano. Participa en la fundación de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, donde fue editor de su revista bimensual y dirigió su Sección de Cine durante un periodo. Integró el núcleo fundador del ICAIC en 1959. Al año siguiente, trabajó como asistente de dirección de Julio García Espinosa en La vivienda y termina su primer documental, Los tiempos del joven Martí, además de Por qué nació el Ejército Rebelde (1960). Es coguionista del largometraje El joven rebelde (1961), de Julio García Espinosa. Un año más tarde, colabora con Joris Ivens como asistente de dirección en dos de sus documentales filmados en la isla: Carnet de viaje y Cuba, pueblo armado. Aportó al cine documental cubano uno de sus clásicos: Historia de un ballet (1962). Debutó en el cine de ficción con La decisión (1964). En su más complejo filme, Páginas del diario de José Martí (1971), empleó una carga de experimentación, incomprendida en su momento, para recrear algunos pasajes del diario de campaña del Héroe Nacional de Cuba.

(Santa Clara, 1943)
Comenzó sus estudios de actuación en la Academia de Teatro Estudio y su actividad profesional al incorporarse, en 1962, como cantante, actriz y bailarina al elenco del Teatro Musical de La Habana. Ese año debutó en el cine en la coproducción El otro Cristóbal, del francés Armand Gatti y en Para quién baila La Habana, del checo Vladimir Cech. Fue escogida en 1968 para integrar el reparto de Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, y Lucía, de Humberto Solás. Realizó una desgarradora caracterización en La primera carga al machete (1969), de Manuel Octavio Gómez; y Solás le otorgó el personaje protagónico de Un día de noviembre. El cineasta Manuel Herrera le posibilitó explorar sus dotes de comediante en No hay sábado sin sol (1979). Nuevamente, Solás se aventura a concederle otras posibilidades de lucimiento dramático en su personalísima revisión de Cecilia Valdés. Además de su extensa carrera cinematográfica, también ha actuado con regularidad en la televisión y en espacios de teatro.

(Sancti Spíritus, 1942)
Comienza a trabajar en el ICAIC en 1961 como asistente de cámara de animación. Se integra al Noticiero ICAIC Latinoamericano en 1965. En 1974 comienza a filmar documentales y a partir de 1983 trabaja como operador de cámara en títulos como Hasta cierto punto, de Gutiérrez Alea, Los refugiados de la Cueva del Muerto, de Santiago Álvarez, así como en Jíbaro y Otra mujer, dirigidos por Daniel Díaz Torres, entre otros. Deviene director de fotografía con la coproducción Visa USA, del colombiano Lisandro Duque, y Un señor muy viejo con unas alas enormes, rodada en Cuba por el argentino Fernando Birri. Por su impresionante labor en Papeles secundarios (1989) de Orlando Rojas, recibió varios galardones. Desde que en 1994 trabajara junto a Fernando Pérez en Madagascar, inició una fructífera relación con este cineasta. Este importantísimo director de fotografía del cine cubano contemporáneo ha laborado también para realizadores de varias generaciones como Gerardo Chijona, Tomás Piard, Arturo Sotto y Fernando Timossi.

(La Habana, 1939)
Uno de los compositores más notorios del mundo. Escribió la música para el tercer cuento de Historias de la Revolución, y comenzó así una fructífera colaboración con Titón que continuó con Memorias del subdesarrollo, Una pelea cubana contra los demonios y La última cena, entre otros. Brouwer ha expresado que «la primera virtud que debe tener la música para el cine es no estorbar al filme». Recreó con minuciosidad el entorno musical de cada una de las tres épocas en que se desarrollan los relatos de Lucía (1968), a tono con su pretensión de que la música fuera «el otro yo de Lucía, su cultura, el amor mismo, la muerte misma». El tema final del filme corrobora la opinión de prestigiosos críticos musicales que conceptúan esas partituras compuestas por Brouwer como el trabajo de mayor relevancia en los primeros treinta años del cine cubano revolucionario. Los realizadores que han trabajado con él afirman que es «el músico ideal para hacer cine».

(Matanzas, 1947)
Su destreza para el dibujo es innata. En 1963 colabora en revistas e historietas cubanas y crea sus primeros personajes. En el diario Juventud Rebelde descubrió la vertiente preferida de su imaginación: el humor negro. En 1970 crea un personaje emblemático: Elpidio Valdés, ingenioso mambí en lucha contra el colonialismo español. En 1974, con la serie de cortos animados Una aventura de Elpidio Valdés (1974), inicia su trabajo en el ICAIC. Cinco años más tarde concibió el primer largometraje de animación en la historia del cine cubano: Elpidio Valdés. Después surge la serie de animados para adultos Filminutos, a la que siguió Quinoscopios, junto al argentino Joaquín Lavado (Quino). Depuró los diseños en Elpidio Valdés contra dólar y cañón (1983), su segundo largometraje, y en ¡Vampiros en La Habana! (1985), un título de culto. Una de sus virtudes es la versatilidad para abordar cualquier tema con distintas gradaciones del humor y un estilo y ritmo inconfundibles, fiel a su principio de que «hacer una historieta es hacer cine y viceversa».

(La Habana, 1944)
Quiso ser cineasta desde niño. Comenzó a trabajar en el ICAIC como asistente de producción y luego como traductor. Debutó como director en solitario con Cascos blancos, en 1975. Al participar en la realización de numerosas ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano (1978-82), admite su deuda con Santiago Álvarez por su mirada perennemente abierta a la búsqueda. Su obra documental se caracteriza por la pluralidad temática y por su sensible acercamiento a personalidades de la historia o la cultura. Ya en la ficción, con Clandestinos (1987) asombró por la lograda humanización de personajes heroicos, debatidos entre el amor y la muerte. Su atinado criterio selectivo de los actores se percibe en sus restantes filmes, en los que adjudica una importancia capital al depurado guion con estructuras dramáticas sólidas y situaciones y personajes verosímiles. Su filmografía incluye títulos como Madagascar (1994), La vida es silbar (1998), Suite Habana (2003) y otros igualmente reconocidos con innumerables premios nacionales e internacionales.

(Cienfuegos, 1942)
Actriz conocida como «El rostro del cine cubano». Su primer papel importante lo recibió en 1968: el personaje de Elena en Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea. El papel de la obrera textil en Retrato de Teresa (1978) terminó de consagrarla y le proporcionó varios galardones. Toda duda sobre su elección la disipó su caracterización del personaje titular en Cecilia (1981), de Humberto Solás. Una de sus actuaciones más sólidas la desempeñó en la comedia Plaff o Demasiado miedo a la vida (1988) de Juan Carlos Tabío. Recibió en 1993 el Coral de Honor en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y un galardón especial por su carrera cinematográfica en el de Trieste. Fue laureada con la Distinción por la Cultura Nacional en 1989 y escogida por el Festival de Huelva como una de las «actrices para un fin de siglo».

(Cienfuegos, 1938)
Con una intuición innata para aprender el oficio de editor, desde que allá por los años sesenta se sentara por primera vez ante una moviola, por sus manos han desfilado las imágenes de innumerables filmes. Fue el veterano Mario González quien propuso a Tomás Gutiérrez Alea que Memorias del subdesarrollo demandaba otro tipo de edición a la que él prefería y le recomendó a Nelson, quien aceptó el desafío y evidenció su maestría en el montaje al editar en un solo año —1968— dos títulos tan diferentes como Memorias del subdesarrollo y Lucía. Nelson se convirtió en uno de los editores más notorios en el devenir del cine latinoamericano. Los numerosos realizadores que han contado con él en su equipo coinciden en el profesionalismo y rigor de una persona con quien, a veces, sin hablar, logran comunicarse. Próxima al centenar de títulos, la nutrida filmografía que atesora confirma su excepcionalidad en la historia del montaje del cine iberoamericano.

(La Habana, 1933)
Es uno de los fundadores de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo. En 1962 ingresó en el ICAIC como guionista y director de la serie didáctica Enciclopedia Popular. En su obra como realizador destacan, en una primera etapa, Giselle (1964), filmación del ballet homónimo concebida en términos cinematográficos, y David (1967), singular aproximación a un héroe revolucionario. Acometió con sensibilidad y rigor los largometrajes históricos Mella (1975) y Aquella larga noche (1979) vinculados a figuras de la historia cubana. El musical La bella del Alhambra (1989) tuvo gran éxito de público, aclamación de la crítica, y recibió —entre otros galardones— el Premio Goya al mejor filme extranjero de habla hispana. Incursionó en el video desde 1997 a través de varios proyectos con el grupo independiente Arca, Nariz, Alhambre, taller de creación del que es fundador. Posee la Distinción por la Cultura Nacional.

(La Habana, 1941-2008)
Con su primer largometraje, Lucía (1968), concibió un tríptico de facetas femeninas considerado un clásico del cine iberoamericano. Dirigió uno de los tres grupos de creación en que se estructuró la producción del ICAIC en el periodo 1988-1991. Fue capaz de ofrecer su personalísima visión del título costumbrista más prominente de las letras cubanas en su controvertida Cecilia (1981), y de traducir en imágenes el barroquismo carpenteriano de El Siglo de las Luces (1992). Por reivindicar el melodrama como método para penetrar en la realidad, este cineasta, calificado no pocas veces de «Visconti tropical», fue comparado también con Antonioni por coincidir ambos en que las mujeres son más fuertes, más realistas, están más próximas a la naturaleza y son las primeras en adaptarse a los cambios. Realizó la primera película digital cubana, Miel para Oshún, y fundó el Festival Internacional del Cine Pobre.

(La Habana, 1926-2016)
Entusiasmado por las ideas del neorrealismo italiano, estudió en Roma, donde se graduó como realizador. Al retornar a Cuba ingresó en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y fue nombrado presidente de su Sección de Cine. Dirigió El Mégano (1955), antecedente histórico del nuevo cine cubano y uno de los títulos inaugurales del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. Fundador del ICAIC. Laboró como formador de las nuevas generaciones de cineastas y realizó una importante labor teórica en la que sobresale su polémico texto Por un cine imperfecto. Presidió el ICAIC; fue miembro fundador del Comité de Cineastas de América Latina; asumió en 1985 la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y luego, la puesta en marcha de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Fue fiel a su precepto de que «toda obra de arte es un riesgo y, como tal, es siempre un experimento».

(La Habana, 1925-2013)
Como miembro de la Sección de Cine de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo integró el equipo de realización de El Mégano (1955), antecedente histórico del nuevo cine cubano. Fundador y durante treinta años presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, cuya ley de creación redactó. Gestor y presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Fundador y miembro de honor del Comité de Cineastas de América Latina. Miembro del consejo superior de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Recibió la Orden Nacional José Martí, máxima condecoración que otorga el Estado cubano, al conmemorarse 50 años de la fundación del ICAIC.