(Matanzas, 1947)
Su destreza para el dibujo es innata. En 1963 colabora en revistas e historietas cubanas y crea sus primeros personajes. En el diario Juventud Rebelde descubrió la vertiente preferida de su imaginación: el humor negro. En 1970 crea un personaje emblemático: Elpidio Valdés, ingenioso mambí en lucha contra el colonialismo español. En 1974, con la serie de cortos animados Una aventura de Elpidio Valdés (1974), inicia su trabajo en el ICAIC. Cinco años más tarde concibió el primer largometraje de animación en la historia del cine cubano: Elpidio Valdés. Después surge la serie de animados para adultos Filminutos, a la que siguió Quinoscopios, junto al argentino Joaquín Lavado (Quino). Depuró los diseños en Elpidio Valdés contra dólar y cañón (1983), su segundo largometraje, y en ¡Vampiros en La Habana! (1985), un título de culto. Una de sus virtudes es la versatilidad para abordar cualquier tema con distintas gradaciones del humor y un estilo y ritmo inconfundibles, fiel a su principio de que «hacer una historieta es hacer cine y viceversa».