NOTICIA
Un rebelde con causa en “De cierta manera”
De cierta manera conformó una programación especial por los 60 años de las Palabras a los intelectuales, pronunciadas por Fidel Castro el viernes 30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional José Martí. Con tal fin, las emisiones de este mes recorrerán panorámicamente el cine cubano dentro del contexto cultural de esos 12 meses de definiciones y acontecimientos que constituyeron el Año de la Educación.
Dicha planificación la integran un conjunto de largometrajes de ficción, documentales, tres ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, dos cortos de animación y los dos primeros números de la serie didáctica Enciclopedia Popular, fundada por el ICAIC como aporte a la cruzada por la alfabetización.
Por tanto, para su primera emisión de junio correspondiente a este jueves 3 el equipo representado por el crítico e investigador Luciano Castillo seleccionó el documental Tierra olvidada, realizado por Óscar Torres; el corto de animación AEIOU, de Jesús de Armas; la séptima edición del Noticiero ICAIC Latinoamericano y, por último, el largometraje de ficción El joven rebelde, dirigido por Julio García Espinosa.
Respecto a este último, por estos días del año 1961 el cineasta (García Espinosa) estaba en la fase de posproducción de El joven rebelde, el cuarto largometraje producido por el ICAIC, cuya filmación concluyó el 18 de mayo.
Con un argumento escrito por Cesare Zavattini, patriarca del neorrealismo italiano, este filme narra la historia de un joven campesino que se incorpora al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. Allí, su impetuosidad y espíritu agitador le traen enfrentamientos con sus superiores, quienes, aunque consideran su arrojo, prefieren no enviarlo a algunas misiones por temor a un acto irresponsable.
En el guion intervinieron, además del novel director Julio, José Massip, José Hernández y Héctor García Mesa, director-fundador de la Cinemateca de Cuba, mientras que el propio Zavattini se encargó de los diálogos.
Con música de Leo Brouwer, El joven rebelde contó con un reparto integrado por actores no profesionales en su mayoría, encabezado por Blas Mora, y en el cual figuraron Wember Bros, José Yedra, Luis Oropesa, Inocencio Téllez, Rolando Menéndez, Reinaldo Miravalles y Amanda López.
Dicha cinta fue incluida entre los filmes más destacados de 1961 en la selección de la crítica especializada nacional y obtuvo el Premio al Joven Creador en el 13 Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, en Checoslovaquia, celebrado en junio de 1962.
También por esta fecha un joven de apenas 20 años, quien ya despuntaba por su talento en los escenarios habaneros, era seleccionado por el inexperto realizador Jorge Fraga para actuar en su cortometraje Año Nuevo. Su nombre era Adolfo Llauradó y De cierta manera quiso encuadrarlo en un “Primer plano” como homenaje a la memoria de este gran intérprete.
Bartolomé Adolfo Llauradó Salmerón nació en Santiago de Cuba el 29 de agosto de 1941. Desde los ocho años comenzó su vida artística en varias emisoras radiales de su ciudad natal y luego como cantante en un grupo musical infantil. En 1955 se trasladó a la capital, donde alterna sus actuaciones en la radio y la televisión, hasta que en 1958 debuta en el teatro bajo la dirección de Adolfo de Luis en la puesta en escena de Los pájaros de luna, de Marcel Aymé. Ese fue el inicio de una notoria trayectoria en los escenarios del Conjunto Dramático Nacional, el grupo Teatro Estudio y el Teatro Popular Latinoamericano.
Los primeros contactos de Llauradó con el cine fueron con pequeños personajes, inclusive extras. Y así estuvo hasta que Humberto Solás lo escogiera, en 1966, para encarnar al joven combatiente rebelde de su mediometraje Manuela, junto a la debutante y eterna guajira Adela Legrá.
Solás vuelve a reunirlo con Adela en el tercer segmento, ubicado en la primera mitad de la década de los años sesenta, del clásico Lucía. Allí se convierte en Tomás, el joven camionero que al casarse con Lucía hace lo imposible por impedirle trabajar e incluso alfabetizarse, como consecuencias de los celos enfermizos y su arraigado machismo.
La filmografía de Adolfo Llauradó, superior a las 25 películas, la integran otros títulos significativos. Fue dirigido por Manuel Octavio Gómez en Los días del agua, por Manuel Pérez en El hombre de Maisinicú y por Sergio Giral en Rancheador. Asimismo, se destacó en Retrato de Teresa, Habanera y Polvo rojo.
A lo largo de su carrera reunió numerosos reconocimientos teatrales y distinciones, entre ellas, la Distinción Por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier.
Adolfo actuó por última vez frente a una cámara de cine a las órdenes de su amigo Pastor Vega y, de nuevo, al lado de Daisy Granados en 1999 en Las profecías de Amanda.