NOTICIA
Una acción sin vuelta atrás
El personaje de Mario Casas en Hogar (Álex y David Pastor, 2020) fue el rival indirecto e inconsciente del cauteloso psicópata interpretado por Javier Gutiérrez. El peso fuerte gravitó sobre el actuar del segundo, quien sacrificó todo (familia y hasta identidad) para hurtarle el modo de vida a un chico joven, atractivo y supuestamente asegurado. En esta película se recuerda que la existencia pasa rápido y de donde menos te imaginas pudiera irrumpir el origen de una decadencia a destiempo.
Sobre otro cambio, ahora emotivo, que afecta como se espera el equilibrio físico y psicológico de lo que alguien acostumbra a hacer, va No matarás (2020), escrita por Jordi Vallejo, Clara Viola y David Victori y dirigida también por este último.
El protagonista es Dani (Mario Casas), un joven buenazo que cada día parece hacer lo mismo: cuidar a su padre enfermo, ir a comprarle una caja de cigarro mientras suele escuchar música. Se presume que a veces corre y, para acentuar la apacibilidad del personaje que usa espejuelos, su pelo cae hacia adelante. Sin cargo relevante, Dani trabaja en una agencia de viajes. Es otro asalariado más.
Pero no seamos duros con Casas. Desde el inicio de su aparición en pantalla se nota que ha trabajado mucho la mansedumbre fisionómica. No es el altanero de la serie Instinto (Teresa Fernández-Valdés y Ramón Campos, 2019) o el crédulo de El inocente (Oriol Paulo, 2020). Ahora es un sujeto sano, aunque expuesto a la injusticia por el descontrol de cualquier situación bien salida de tono.
Dani, que tiene a su hermana Laura (Elisabeth Larena) con la que se lleva muy bien, es un inexperto en las relaciones extralaborales. Timorato frente a la desconocida Mila (Milena Smit) evidencia su impericia heteronormativa. No ha tenido muchas mujeres. Ha vivido sin desearlo en la periodicidad de lo mismo. El contacto con Mila es tan difícil para él que cuando ella quiere hacerle un tatuaje bromea señalando una oveja. Es impulsiva y le pregunta mucho. En un instante le cuestiona: “¿Cuántas veces no me vas a decir que no?”. Las respuestas del casi novato son muy cortas e inseguras. El contraste de personalidades es tan perceptible que lo que sucederá más adelante será una verdadera bofetada para el protagonista y la ecuanimidad de cualquier espectador. A partir de la entrada de Mila a la trama, el sosiego de Dani se empaña hasta desaparecer.
Amén de la bien estructurada puesta en escena, en especial la fotografía y el trabajo con los actores, en No matarás se evidencia la afluencia de planos divergentes bien intencionales (primeros planos, cámara en mano, planos secuencias…) que realzan el relato. Este se complejiza enseguida por la cadena de incidentes violentos. El protagonista aspiraba poco a poco a una transformación, pero no con la brusquedad que el destino le impone. Una vez despierto ese ímpetu que lo saca de su zona de confort no le queda de otra que defenderse a como dé lugar.
Hacia los minutos finales, la cámara se queda con un gran primer plano del protagonista. Sí, Mario Casas, es tu mejor interpretación. No necesitas decir nada. Tu mirada es suficiente. Lograste convencer en grande de que tienes gracia para lo que sea.
(Foto tomada de El Independiente)