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Drama, comedia y disertación: la ruina de “Los inadaptados”
En Los inadaptados (Renny Harlin, 2021), cinta presentada este fin de semana en La película del sábado, un grupo de ladrones filántropos recluta a un reconocido criminal con el objetivo de detener el financiamiento de una red terrorista con raíces en un país árabe. Sin embargo, pese a lo que pudiera ser, por la sinopsis, una refrescante propuesta, la realidad es otra: los excesos de diálogo, la falta de acción y la incoherencia argumentativa distinguen un filme que privilegia, por encima de otros recursos, la comicidad.
Esta película bebe de otras, como Ocean's Eleven (Steven Soderbergh, 2001), sobre todo en el dinamismo de sus inicios, en los preparativos ―bastantes rezagados― del robo y en la concreción del mismo. A pesar de ello, la segunda propuesta se adhiere a la comedia desde otros presupuestos que logran fusionarse con la acción constante y la agilidad creativa, y así presentar un producto bien elaborado, que a lo largo de los años ha dado paso a una saga.
En Los inadaptados, su protagonista, Richard Pace (Pierce Brosnan), decide unirse a ese grupo poco convencional a solicitud de su propia hija y, como Danny Ocean (George Clooney) en el mencionado filme, dirige el plan que los conducirá, en vez de a la restringida bóveda de un lujoso casino, a una infranqueable prisión de la que solo él tendría la oportunidad de salir.
La postergación de estos sucesos y el privilegio a extensas escenas, como la del desierto, más adecuadas para un largo de aventuras conspiran contra el ritmo que debe tener una película de este género; por lo que cuando llega el momento ya el espectador se encuentra saturado de la poca emoción que hasta entonces ha caracterizado la propuesta.
Ni el más sorprendente de los finales podría equilibrar una entrega que prefirió, durante muchos momentos, hacer coincidir el dramatismo con la comedia poco justificable y un manual temático de disertaciones.