NOTICIA
Un Oliver Twist del siglo XXI
Con el paso del tiempo, Oliver Twist se rejuvenece. La novela que Charles Dickens entregara entre febrero de 1837 y abril de 1839 para la revista Bentley's Miscellany vuelve a adaptarse en la pantalla grande. Mas, aunque Twist (Martin Owen, 2021) —exhibida este martes en Letra fílmica—pudiera valorarse aparte del referente literario y de las numerosas películas que se han realizado, al menos se impone recordar las que considero más importantes hasta la fecha.
Para empezar, el británico radicado en Estados Unidos James Stuart Blackton, el llamado padre de la animación estadounidense, dirigió una versión muda de Oliver Twist en 1909. No pasaron cuatro años para que otro director se inspirara en el relato y propusiera su adaptación. Me refiero a Oliver Twist (1912), de Thomas Bentley. Vendrían luego la alemana de Lupu Pick en 1920, la de Frank Lloyd de 1922 con el niño estrella Jackie Coogan, la de William J. Cowen de 1933… y así la lista se extiende. Pero hay al menos tres más que no pueden dejar de mencionarse: la de David Lean de 1948, protagonizada por John Howard Davies; la adaptación musical de Carol Reed, Oliver! (1968), con el entonces niño Mark Lester; y la de Roman Polanski de 2005 con Barney Clark. Se conocen, además, tres versiones más para la televisión, dos miniseries y un musical famoso. Dickens, sin dudarlo, hubiera cobrado mucho por derecho de autor.
En la más reciente versión, Owen pretende desde el propio título modernizar el clásico literario: lo llama solo Twist, para que no se le parezca al Oliver! del maestro Reed. El argumento o, mejor, los personajes del relato vuelven a figurar en una trama de enredos, supervivencias y supuestas ingeniosidades en la contemporaneidad. Lo menos que se le puede pedir al cineasta es que recalque el ambiente de marginalidad, la delincuencia y el trabajo a temprana edad, la hipocresía moral y el aprendizaje a ritmo acelerado del protagonista. Lo que no podía faltarle es la picardía exaltada del personaje central. Pero, ¿es suficiente con esto para defender su película?
La exigencia de un nuevo Oliver Twist debería centrarse en lograr un balance de humor en la crudeza, de exponer o sugerir más lo terrible que violenta muy pronto la inocencia… Pero a la dirección y a los ¿nueve guionistas?, en efecto, no conté mal —ni que fuera una serie o una telenovela—, les interesa más lo hiperbólico de sus personajes en función de un gran robo, ¡el robo del siglo! Ahora Fagin es un conocedor de arte y le importan los museos y demás sitios culturales. El intento de progresar de Oliver, de encajar y hasta dialogar con su sociedad pasan a un segundo plano, donde impera el efectismo de unos chicos ladrones por obligación.
Con Rafferty Law como el Oliver grafitero y especialista en saltos acrobáticos (atractivo ejecutante de parkour) y Michael Cane en el papel de Fagin, la película cuenta con un elenco a considerar (Lena Headley, Sophie Simnett, Rita Ora, Franz Drameh…), pero no es suficiente para salvarla como adaptación que ambiciona ser fiel y original a la vez. ¿Qué no se lo permite? La estructura y luego ese parecido a tantas tramas de robos. Un solo capítulo de la serie Lupin (George Kay y François Uzan) está mejor que cuarenta y cinco minutos de Twist.