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Un día de cumpleaños inolvidable
La inauguración del ciclo CIta con el cine colombiano, este viernes 2 de febrero en la sala 23 y 12, sede de las funciones de la Cinemateca de Cuba fue con la presentación especial de la copia restaurada del clásico Confesión a Laura (1991), coproducción entre Colombia, Cuba y España, realizada por el desaparecido cineasta Jaime Osorio.
Coproducida entre Méliès producciones, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC) y Televisión Española, Confesión a Laura (1991) fue la ópera prima del colombiano Jaime Osorio Gómez, quien es conocido en el medio artístico de su país como ‶El Mono‶ Osorio.
La trama se enmarca durante el Bogotazo, serie de protestas del pueblo colombiano contra el gobierno conversador a raíz del asesinato del líder político del partido liberal Jorge Eliécer Gaitán. El hecho ocurrió el 9 de abril de 1948 y está considerado uno de los acontecimientos políticos y ya culturales más importantes de Colombia.
Si en la ciudad de Bogotá habrá un espacio clave para evocar este suceso hay que pensar entonces en la Biblioteca Nacional. Era un punto de control capital para tratar de controlar la situación por parte de las fuerzas represivas del ejército. Laura (Vicky Hernández), quien vive cerca se vuelve, junto a su esposo, será testigo cercano y hasta partícipe de alguna forma cercana de cuanto acontece. El día de su cumpleaños cuarenta y cinco será inolvidable.
Como dato curioso, Confesión a Laura tuvo que rodarse en La Habana y, no obstante, logró una estupenda recreación epocal a tal punto que está considerada una de las grandes películas de la cinematografía no solo colombiana sino latinoamericana. Premiada en certámenes de Huelva, Cartagena y en La Habana, donde recibió el Premio Especial del Jurado del XIII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, destacó a esa actriz de muchos registros que es Vicky Hernández.
Confesión a Laura logra ser cine histórico e intimista cuando estos dos elementos con frecuencia suelen estar divorciados. El trabajo con los actores es decisivo aquí para retratar como un fenómeno externo como el Bogotazo afectó no ya un estado de ánimo, sino la visión total del país y la vida.
Jaime Osorio se lució con esa primera obra, considerada hoy un clásico de Colombia.