Seguridad

Drama y thriller a la italiana

Mié, 08/18/2021

Netflix se expande. Por encima de fronteras regionales se asoma y acompaña todo su potencial a cualquier proyecto audiovisual prometedor. Lo mismo en Corea del Sur que en Italia, la empresa comercial de entretenimiento de California suma espectadores cada mes. Es una avalancha de contenidos en programas infantiles, series y largometrajes.

De Netflix es Seguridad (2021) ―exhibida recientemente en la televisión cubana―, la más reciente película del inglés Peter Chelsom (Señales de amor, El espacio entre nosotros, Héctor y el secreto de la felicidad…). Europa ha sido el escenario escogido para el desarrollo de un relato ambientado en las costas de Italia. El nuevo drama de Chelsom tal vez se presente como terror psicológico por las dosis de suspense que contiene. Se nos vende cual historia dura en la que campea la violencia humana y hasta atmosférica. El director ha renunciado a la Italia exótica de postales para turistas para retratar esa otra que, en invierno, conocen y sufren los habitantes de la Forte deiMarmi, en la Toscana.

Resulta interesante que el ambiente de la novela del escritor estadounidense Stephen Amidon, cuya trama ocurre en Massachusetts, se haya traslado a una Italia contemporánea pero expresamente contrastante. Pero más que la atmósfera de incertidumbre que choca con varios personajes del pequeño pueblo, los guionistas intentaron y lograron la extroversión de un pueblo —o al menos de algunos de sus habitantes— que no son lo que parecen. Y lo consiguen por manifestar la imperfección de personajes interesantes: “Un sofisticado resort de postal donde todo está perfectamente escenificado”, como dice en un momento Roberto Santini (Marco D'Amore) en una voz en off.

Seguridad parte de una historia común y, si bien pareciera dejarse llevar por la corriente del género policíaco, a Chelsom le importa mucho más desestabilizar las emociones de su protagonistas y secundarios. Lo suyo es una pesquisa de la verdad pero desde las interioridades de personalidades que, sin saberlo, también son víctimas de una época tecnológica insidiosa. No en balde otra de las lecturas de la película —no tan mínima por evidente—descansa sobre los aparatos tecnológicos de vigilancia y sus consecuencias positivas y negativas con respecto al registro del diario vivir.

El sistema de vigilancia deja en claro su postura crítica queparte, por supuesto, del guion, que desea reforzar lo anterior por los complementos audiovisuales de la banda sonora y el montaje que pudo resaltar mejor las diferencias de cuanto se expone y se esconde. Postura crítica, entonces,frente a la clase social política, los más pudientes y a la hipocresía tradicional.

Pero lo censurable llega con un radicalismo alarmante, pues no solo los personajes se estereotipan en ideas fijan, las que representan en extremos. La censura incurre en insultar y condenar el fallo de los acomodados en la sociedad ¿por el hecho de ser ricos? Eso es moralina muy presente en varias películas italianas, cuyos personajes suelen culminar su intervención con un aforismo sentencioso.

En este drama acicalado de thriller sobresale el Roberto Santinide Marco D'Amore, a quien acompañan Beatrice Grannò, Tommaso Ragno, Maya Sansa, Fabrizio Bentivoglio, Ludovica Martino y Silvio Muccino. Con ese elenco de consagrados y noveles pudo esperarse más. Pero su problema no es del elenco, sino de cómo se narran los acontecimientos.