Santa

Cine argentino (I): Santa, de Víctor Postiglione

Jue, 12/10/2020

En un pueblo rural de la provincia de Buenos Aires, el adolescente Robinson (Manuel “RepliK” Vainstein) es el único que logra rebelarse ante el drama familiar. Su hermana Santa ha sido secuestrada como parte de una red de tráfico de mujeres obligadas a prostituirse en un famoso burdel de la región. La impasibilidad de la abuela y el sufrido silencio de la madre obedecen a la imposibilidad de acudir a la justicia en un pueblo domeñado por la impunidad del crimen organizado.

Robinson decide escapar de casa y emprender la búsqueda del paradero de su hermana con la ayuda del primoJosé(Jonathan da Rosa). En su trayectoria contarán con el auxilio de Ornella (Daiana Hernández), una joven que pregona con orgullo su profesión de meretriz aunque termine siendo víctima también del secuestro de prostitutas.

Entre caminatas sin contratiempos medulares y escasa adrenalina, el abuso policial y la tentativa de engaño de un pedófilo, Robinson consigue finalmente llegar al burdel para convertirse en el asesino del mismo hombre que pretendió estuprarlo minutos antes. De Santa solo quedará, pues, la incertidumbre, la imposibilidad de recuperarla para llevarla de vuelta a casa.

Víctor Postiglione, realizador de Santa (2020), filme que se exhibe como parte de la sección “Panorama Latinoamericano” de esta 42 edición del Festival de Cine de La Habana, ha perdido la oportunidad de conectar al espectador con una historia siempre atendible debido a lo medular de su temática y al interés que siempre despierta. En toda ella se respira el hálito del principiante que no consigue enhebrar con decoro una narrativa demasiado plana, sin las paradas necesarias para agotar el conflicto con la brillantez de una inmersión psicológica.

Deficiente: los motivos que vertebran la dinámica argumental, ausentes de toda intensidad dramática. El guion, escrito por el mismo Postiglione, repara en escenas triviales, en las que estos motivos operan ausentes de toda creatividad narrativa. Así, intenta en vano salpimentar una atmósfera de terror y suspense en torno a un ambiente de criminalidad que no hace el más mínimo esfuerzo por sacudir la adrenalina y sorprender al espectador. A ratos, desde la perspectiva onírica del personaje principal, el guion se bifurca en la ensoñación y la fantasía que alimenta el desiderátum de la búsqueda, con lo cual se pretende adelantar al espectador que, en efecto, su desenlace devendrá una trayectoria fallida.

Regular: la dirección de actores. Del elenco joven, a cargo mayoritariamente de todas las escenas, muy poco puede destacarse; y del actor protagonista a veces no resultan convincentes las transiciones gestuales relativas a sus estados de ánimo. A RepliK le va muy bien como rapero, pero su nueva faceta de actor todavía tendrá mucho camino por delante. Falla también la dirección de fotografía de Pablo de Sanzoque intenta inútilmente oxigenar el cuadro de dinamismo con la cámara en mano. A veces se tiene la impresión de que al cameraman le tiembla demasiado el pulso con el equipo al hombro, en particular en esa escena en la que los personajes principales entran a una vivienda donde encuentran a un hombre muerto. Los desbalances del cuadro hacen pensar que sí, que al pobre estuvo a punto de caérsele el aparato de las manos.

Te digo mi nota: una descalificación que solo hace posible salvar a esta película por su aporte, acaso nimio, a las narrativas que abordan problemáticas sobre la violencia contra las mujeres y su tráfico con fines de explotación sexual, contra el cual las leyes argentinas revelan, según nos dice esta película, sus carcinomas morales.

A Víctor Postiglione, un director bastante joven, le había ido mejor con su ópera prima Tiempo muerto (2016). Siete vidas será su tercer largometraje que tal vez consiga estrenar a finales de 2021.

A él quien esto escribe le desea toda la suerte del mundo, la mejor de todas, siempre y cuando tenga en cuenta que de un guion deficiente no es posible lograr una buena película.

(Foto tomada del sitio web del director 

Víctor Postiglione)