NOTICIA
"¡Yo estoy encantada con mi trabajo!" Entrevista a María Eulalia Douglas
¿Cuándo hablamos de ICAIC, qué es lo primero que le viene a la mente?
Cine.. y después, cine cubano. Porque hasta la fecha en que el ICAIC se constituye, no se le dio importancia en realidad al cine cubano. Yo no creo que mundialmente tenga esa importancia, pero a mí me parece que para nosotros, los cubanos, debe ser un orgullo tener sobre todo el cine que tenemos ahora, que puede estar al nivel del cine de muchos países. No estoy hablando de paisitos con una obra pequeña, sino del cine de países extranjeros que realizan buen cine. Estoy hablando de países en que el cine tiene importancia.
Hay una época que se llamó de Oro en todo el mundo, realmente la década de los ´60 es la Época de Oro en el mundo entero en todas las manifestaciones artísticas. Pero yo pienso, y muchas personas lo piensan, que también fue la Época de Oro del cine cubano. Cuando inicia el ICAIC en el ´59, coge toda esa década. Ya cuando empiezan los ´70, me parece a mí que empieza como a generalizarse en algo más común, más corriente. Es decir, lo que para mí marca el verdadero valor de las películas que se hicieron en los ´60 es que son películas que no han pasado en el tiempo, tienen una permanencia de valores; aunque no existía un atractivo como es el cine a color porque, excepto alguna excepción, se rodaba en blanco y negro. Por ejemplo, películas que son paradigmáticas como Lucía, Memorias del subdesarrollo, La primera carga al machete, Now! de Santiago Álvarez, incluso la época brillante del Noticiero ICAIC, para mí también fue la de los ´60. Además de que al Noticiero yo le encuentro una importancia muy, muy, muy grande para el país porque está recogiendo la Historia de Cuba de cuando empieza una etapa tan importante para el país como es la Revolución; pero no solo de Cuba, el Noticiero recoge la situación mundial de los años ´60, a parte de lo que pueda tener relación con Cuba. Y fue hecho con mucha creatividad, es decir, no era el Noticiero aburrido de antes, de una noticia tras otra, no, no.. Estaba hecho para mí con una visión un poco, no de ficción, pero sí de que te mantuviera a la expectativa de lo que tú estabas viendo, de la imagen que estabas viendo acompañada de la noticia o del reportaje que te estaba dando. Para mí el Noticiero fue una de las producciones más importantes que tuvo el ICAIC en los años ´60. Es una pena que se haya terminado en el ´90... pero ya había perdido mucho porque el alma, el alma del Noticiero, era Santiago Álvarez.
¿Cómo llega usted al ICAC?
Yo llego al ICAIC por Mario Rodríguez Alemán, periodista, era crítico de cine y fue compañero nuestro, de mi hermano y mío desde la niñez, del bachillerato, vecinos de la misma calle. Mario Rodríguez Alemán es una gente muy preparada y lo nombraron el Director del Centro de Información. Yo entré por el Centro de Información y en diciembre del ´65 fue que pasé a la Cinemateca. Empecé junto con Teresita Toledo, que fue una especialista de mucho nombre que ahora trabaja en Casa de América en España, tiene hasta renombre internacional ya. Y empezamos Teresita y yo a ocuparnos en la Cinemateca de todo el cine de todas las partes del mundo. No dábamos abasto, pero Héctor García Mesa (director de la Cinemateca) no tenía plazas para poner más especialistas. Entonces realmente éramos especialistas de nada (risas) y trabajadoras de todo, pero especialistas de ningún área porque no se puede abarcar, es imposible para dos personas, que además atienden público, atienden programación y tienen muchas otras cosas diversas en que poner su atención.
Entonces cuando Héctor logró en el 73, que le dieran personal, para poner personal especializado y el decidió muy inteligentemente separar el cine por áreas, no solo separó área socialista de capitalista, sino que determinó países. A mi me da el cine cubano y yo que pienso, sinceramente te lo digo porque se lo he dicho a personas de mi cercanía, de mi amistad, yo al darme él el cine cubano pensé que él me estaba como postergando porque yo dije el cine cubano qué importancia tiene en el mundo, eh qué obra tan famosa tiene el cine y me sentí en ese momento, pero según fue transcurriendo el tiempo me di cuenta del valor que tenía investigar y averiguar de un cine que sí existió, que la mayoría del público no sabe que existió y rescatar toda aquella obra de gente que realmente era apasionada del cine porque entonces no había respaldo. Y me quedé tan conforme que yo estoy encantada de ser la especialista de cine cubano, aunque la haya de los americanos, de los soviéticos, de los italianos, de los que sean. ¡Yo estoy encantada con mi trabajo!
¿A qué edad usted comienza en el ICAIC?
Yo nací en 1928 y empecé en el ICAIC en el 62, tenía como 32 años algo así, más o menos yo no soy muy buena con las matemáticas (risas), pero bueno con eso ya puedes sacar la cuenta. Y entonces empecé como te dije en el Centro y después en el 65 fue que bajé a la Cinemateca.
¿Si usted volviera a nacer, qué profesión escogería, volvería al ICAIC o cambiaría?
Fíjate yo fui una persona que no tuve una predilección por ninguna rama de la cultura porque yo terminé mi bachillerato y decidir que carrera iba hacer en la universidad fue un problema y cometí el gravísimo error de no guiarme por mis gustos, por mis facilidades o por mis inclinaciones, sino por seguir al grupo, eso es muy típico del adolescente, seguir al grupo. En primera que cuando yo estudiaba el bachillerato, era bachiller en ciencias y bachiller en letras. El primer error que yo cometí fue irme para el bachiller en ciencias ¿por qué? por la misma razón que te digo, mi grupo con el que yo andaba, con el que salía, con el que iba de fiesta, con el que iba a la playa era en ciencias y yo matriculo ciencias, cuando yo debía haber matriculado letras. En aquel entonces, si tú estudiabas letras tenías que ir a una carrera de letras en la universidad y si era ciencias, ciencias. Cuando yo empecé que empecé con farmacia, yo y la química o la química y yo no hacemos química, no tenemos química y entonces empieza química, sencillamente no la pude soportar, todo el día las fórmulas, los laboratorios, los olores desagradables, yo aquello no lo pude soportar y le dije a mis padres yo no puedo seguir y mi papá me dijo: haz lo que tú quieras, estudia lo que tú quieras, si no quieres te quedas aquí en la casa. Error craso de mi padre, pero bueno, niña única con varones nada más en la casa.
Entonces yo decidí, después de un tiempo que lo pensé, yo dije: yo voy a ir a estudiar secretariado, fíjate por lo que me dio, y vine a la Habana y estudié en la Havana Business Academy que fue donde aprendí verdaderamente el inglés porque el del bachillerato no era inglés, no servía. Entonces empecé a trabajar en una rama que no tiene nada que ver con el arte o con las letras; que es el petróleo, yo trabajé 5 años en la Cuban Gulf Oil Company y trabajé 3 años en la ESSO Standard Oil Company. Cuando esas empresas al triunfo de la Revolución se fueron del país, yo pasé a trabajar a la Universidad de la Habana en el rectorado, pero estando allí, que ya se había fundado el ICAIC, Mario viene a mi casa; ya te digo éramos amigos de la niñez y me dice: Mayuya me dieron tal posición, director del Centro de Información, yo estoy buscando especialistas.
Especialistas realmente en Cuba, ahora en este momento, empezando la Revolución no hay, lo que se puede decir especialista de cine muy poco los críticos, etc. Y los que han realizado algún cine. Pero especialistas no hay pero te puedes formar ¿Tú quieres venir a trabajar al ICAIC conmigo al Centro de Información como especialista? Y yo le dije: si tú me consideras apta para eso, yo lo acepto, además de la comodidad de que vivo a 5 cuadras. Y lo acepté y me gustó el trabajo, aprendí verdaderamente lo que era cine, que para mí era simplemente como para la mayoría, un entretenimiento. Pues aprendí ahí lo que era cine, Mario era muy inteligente y allí se sentía como una especia de devoción por el trabajo en aquella época. No digo allí solo, todo el ICAIC estaba como que volcado en la creación de algo importante, de algo bello, de algo muy nuestro; que no había existido nunca en el país. Y todo eso a mí me, me impulsó y me satisfizo y yo a partir de ahí me sentí muy feliz realmente con mi trabajo y me sigo sintiendo feliz, cuando ya mira los años que llevo, 54 años en el ICAIC llevo ya.
Encontré mi camino sin pensar lo que era y sin haber pensado nunca en él. Encontré mi camino y ya tú ves que he publicado, he hecho investigaciones y yo la verdad que me siento todavía, fíjate la edad que yo tengo, y yo estoy trabajando y mi hijo me dice a veces: mami pero ya basta, no trabajes más, quédate en la casa. Yo no puedo estar en la casa, mirando para el techo, yo no puedo porque si la vida me ha conservado, la suerte que tengo es de mantener clara mi mente y tener suficiente salud, no te digo que no tenga mis achaques de vieja, pero suficiente salud para trabajar y para ir al ICAIC tengo un horario libre, voy el día que necesito o el día que me necesitan al horario que sea, todas esas facilidades las tengo. Trabajo en mi casa, tengo mi computadora, traigo mis papeles hago mis investigaciones, las hago aquí y llevo los trabajos hechos o voy cuando es necesario y a veces para estar allí.
Pero en realidad trabajo con mucha comodidad y yo me siento capaz de hacerlo todavía y yo lo que si quisiera que uno a veces se engaña uno mismo por los deseos que tiene o por sus propios gustos, pero yo si quisiera que el día que alguien viera que ya yo estoy fallando, es decir que no soy lo útil que solía ser o que ya no debo de estar ahí, que me lo diga, mira Mayuya ya guardamos todos tus libros, guardamos todas tus cosas todos tus trabajos y quédate en tu casa. Pero para mí yo estoy pensando porque yo me tengo puesto una meta a los 90 años, tú lo sabes que yo me puse de meta los 90 años para jubilarme, tengo 87 y ahora yo estoy dedicando estos años a pensar ¿qué puedo hacer en mi casa? Porque si yo me meto en esta casa sola todo el día, la gente en el trabajo y yo mirando para el techo, ¡me va a entra una depresión horrible! O me voy a volver loca, o yo no sé qué va a pasar, pero yo tengo que buscar algo que hacer en la casa y no banal porque a mí no me gusta cocinar, ni estar limpiando la casa, ni estar sacándole brillo a los adornos; ese no es mi mundo, ni mi vida. Mantengo todo lo mejor que puedo y todo el mundo sabe que todas las mujeres tenemos que trabajar en la casa queramos o no queramos, pero aparte de eso yo tengo que buscar algo que a mí me mantenga activa intelectualmente aquí en mi casa el día que yo me jubile, que me tendré que jubilar porque no me queda más remedio, los años son los años, digo si estoy viva todavía para entonces.
¿Qué piensa usted del futuro del cine en general?
Bueno el cine en general está cambiando notablemente y me parece que la técnica está influyendo mucho en eso también. Entonces hay cosas muy interesantes que han surgido, me alegra mucho la facilidad que nos han dado los nuevos inventos como son: los DVD, los CD, todo eso que tú puedes tener en tu casa. Si tienes la suerte que tu economía te permita una buena pantalla grande, lo más amplia posible es una maravilla, si la tienes más pequeña, bueno, pero para mí que es algo muy, muy útil y muy bueno que la persona que esté en su casa pueda disfrutar del cine. Con lo que sí no estoy de acuerdo y no me parece que valga la pena es la programación de cine que dan aquí por la televisión, vamos a decir que es el ICRT porque es el que lo marca.
Pero yo tengo la suerte que otros no la tienen de que yo traigo películas del ICAIC ¿tú me entiendes? Yo traigo películas del ICAIC y entonces veo aquí cosas que ya yo no estoy apta para irme lejos a un cine, yo voy al Chaplin, que me queda aquí a unas cuadras, voy al 23 y 12, llego hasta el Riviera pero de ahí para allá, ya yo no puedo, no tengo edad ni fuerzas para ir por ver una película, ir caminando, no puedo y no voy a gastarme 20 pesos, 10 de ida y 10 de vuelta para ver una película que además entro gratis al cine. Entonces sí tengo la suerte, la suerte grandísima esa y otra es que mi hijo tiene un amigo que su negocio principal es los DVD, los CD, venderlos, copiar las películas, etc. y por esa vía veo mucho también. No es solo lo que puedo traer de préstamos del ICAIC que viene con absoluta seguridad porque yo lo voy a cuidar, no lo voy a estropear, y mi hijo también trae también muchas películas. Entonces para mí el cine es parte de mi vida, ocupa parte, una parte importante de mi vida y de mi tiempo.
Siendo especialista de cine cubano, ¿cómo considera que el cine cubano se está desenvolviendo actualmente?
Qué pregunta más difícil. Mira, es muy curioso que cuando aquí no había escuelas de cine, hubo tantas obras importantes y surgieron tantos cineastas importantes. Importantes te quiero decir en el sentido de que sus obras pueden trascender, y sin embrago yo ahora encuentro que hay como una especie, no sé si llamarlo monotonía o falta de diversificación o que no hay suficiente inspiración o no, vaya como si se hubiese escogido la carrera de cine como que “tengo que estudiar algo ¡ay me gusta el cine! Voy a estudiar cine”, pero no es esa vocación que yo siento que tenían los pioneros. Los pioneros te estoy diciendo a partir de la Revolución porque ante lo que había en Cuba era la imitación de un cine foráneo, sobretodo del cine mexicano y del cine argentino.
El melodrama, el lacrimógeno, la comedia burda. No un cine como el que estamos haciendo en el ICAIC y en otros lugares que también están haciendo cine importante, pero, para mí es como un poco a veces mecanicista no, estudiaron cine o realización o lo que sea y bueno vamos a trabajar esto, se me ocurrió una idea déjame ¿pero dónde está el talento? Para mí el talento que había en los 60, no existe ya. Los hay buenos, no te voy a decir que no hay obras buenas ahora. Ahora hay algunas obras que se destacan y buenas y gente que promete, pero no es la cantera, digamos que en los 60 se sentía como una cantera y eso se fue perdiendo, se fue perdiendo, se fue perdiendo.
Después de tantos años en la Cinemateca, ¿qué cualidades usted cree que deba tener una Cinemateca?
Bueno una Cinemateca lo principal que debe es conservar cine, para mí el departamento de conservación de archivos, es lo principal en el alma en el corazón. Porque con que trabaja una Cinemateca, sino tiene guardada digamos la historia del cine, para eso es la Cinemateca, la Cinemateca es un museo. Un museo que te muestra sus obras no permanentemente, te las programa pero te las repite y por lo menos cuando Héctor García Mesa estaba de director, él tenía un sistema; que a mí me parece muy bueno, que eso se perdió por completo, más nunca se ha retomado. Que era como, quizás era por la época también, vamos a decir, pero era como de formación del público porque él tenía un, no todos los días de la semana porque no iba a ser tan loco de lunes, martes, miércoles, jueves y viernes poner el mismo programa, o sea que la Cinemateca tiene programa de algo que varía. Pero él tenía, digamos, 1 o 2 días a la semana en que estaba dedicado a la Historia del Cine.
La Cinemateca tu sabes que permite la entrada a los 16 años, entonces yo recuerdo; incluso el interés por aquellos programas, las colas de jóvenes enfrente del Chaplin porque entonces estábamos en el Chaplin, ahora estamos en 23 y 12. Las colas que doblaban la cuadra frente al Chaplin para ver aquellas programaciones que hacía Héctor. Todos los años, él una vez al año ponía la programación desde que empezaron los Lumiere hasta la actualidad, recorría las distintas corrientes, los distintos países, los distintos tipos de cine y esa es una programación que servía en verdad, ahora hay escuelas de cine, pero yo no sé si podrán brindarles esa información visual que es tan importante para el cine, yo no sé si podrán brindárselas porque hay que tener realmente un archivo de una capacidad enorme. Pero esa, esa decisión tan inteligente que tomó Héctor es de formar público porque realmente aquí el público no estaba formado, acostumbrado a ver cómo te digo: los melodramas argentinos, mexicanos, que se yo que, era muy poca la gente selecta. Por ejemplo la gente de Nuestro Tiempo, que tenían sus funciones especiales, digamos entre comillas su Cinemateca especial y de ahí la mayoría de las personas de Nuestro Tiempo, preparadas en el buen cine vinieron a integrar la fundación del ICAIC. Los fundadores del ICAIC proceden principalmente, no digo que todos ellos, pero principalmente proceden de Nuestro Tiempo.
¿Qué cualidades cree que debe de tener un especialista de la Cinemateca?
Primero que nada gustarle el cine y segunda interesarse por el cine de todas partes, por todos los estilos, tener un amplio conocimiento de todo el cine, que cuando tú estés delante de una obra tú puedas tener tu propio criterio y que ese criterio puede disentir del del otro, que a lo mejor sabe más que tú o que ve más cosas que tu, o menos, pero que tu estés capacitada para el cine de cualquier lugar y cualquier tipo de cine que te pongan poderlo juzgar y poder ser imparcial con aquella obra. Y eso nada más que te lo da el conocimiento y el ver mucho cine, hay que ver mucho, mucho cine para poder llegar a ese grado de selección.
¿Cuál es el mejor momento que usted ha tenido en la Cinemateca o el mejor momento que ha tenido dentro de sus publicaciones, lo qué más ha disfrutado usted?
Mira a mí me dio mucha satisfacción hacer este libro: La tienda negra. Me dio mucha satisfacción te digo porque yo investigando y haciéndolo aprendí, además de eso conocí muchas personas interesantes, personas de la etapa anterior, personas de la etapa actual y realmente todo el mundo fue muy amable y muy cooperativo, además yo sentía que se abrían. Entonces yo pude recoger esta obra, que me tardó 20 años hacerla, yo empecé este libro; La tienda negra en el año 73 y lo entregue así terminado en el 93. Vino a publicarse en el 97 porque como son las cosas aquí, que se le da importancia a unas cosas y a otras no. Entonces lo guardaron sencillamente y pasaban los años, hasta que Reynaldo González fue el director de la Cinemateca, después de enfermarse Héctor y morir el pobre Héctor, y con un donativo porque ni siquiera, no creas tu que fue que lo aceptaron aquí a publicarlo y lo pusieron en el listado de publicaciones del ICAIC, no no. Reynaldo dijo: esto es un libro que lo considero muy importante y muy informativo, esto tiene que salir. Él mismo consiguió para otras cosas como son los equipos de laboratorio, equipos del archivo él consiguió un donativo muy grande de España, de los españoles para esas partes que te digo del archivo fílmico y de la parte técnica, tecnológica. Y me dijo: Mayuya he tomado una decisión ese libro tiene que salir, vamos a pagarlo, ahora que tenemos un donativo, yo parte de ese donativo lo voy a coger para pagar la publicación del libro, gracias a eso este libro existe, si no yo creo que todavía estaría durmiendo el sueño de los justos o de los injustos.
Lo que no pudo sacarse es el libro con fotografías porque también tengo una colección muy grande de fotos y la había recogido precisamente para ilustrar el libro porque es mucho más agradable y más efectivo, más atractivo también, pero no había dinero, el dinero si que no alcanzaba para ponerlo con fotos y él dijo: no, no aunque sea así el libro tiene que salir y lo pagó, si no esto se hubiera perdido, estaría en mis papeles.
Posiblemente si me voy del ICAIC me los hubiera llevado porque no voy a dejar que la obra mía de tantos años después la saque otro, pero bueno por suerte aunque sea así tuve la satisfacción y tengo la satisfacción de que salió, de que este es un libro conocido fuera del país, internacionalmente. Que a mí me escriben especialistas de los países que ven este libro, que me consultan y eso te da una vida muy grande a lo que tú haces, no solo por la satisfacción de ver aceptada tú obra sino de que es útil, de que es útil porque si los especialistas lo consultan, se guían por él, me escriben y además quieren ampliarlo. Sencillamente están dándome las gracias por la información que han tenido, eso es una satisfacción muy grande para un autor y además una recompensa de que no trabajé en balde.
¿Qué personas usted cree que hayan sido claves en su formación?
Mario Rodríguez Alemán fue el que empezó y después Héctor García Mesa. Yo a Héctor García Mesa le debo, para que decirte, casi que mi amor por el cine, mi acuciosidad en la investigación, mi gusto por estar buscando en todas partes. Él me acompañaba a entrevistar personas porque él estaba también tan interesado, que no le bastaba con que yo fuera y después le escribiera o le contara. Él hacia su tiempo, sacaba su tiempo de la dirección e íbamos los dos, nosotros hemos ida hasta Mulgoba; entonces la Cinemateca tenía carro, que ahora no lo tiene, ahora es el de Lola que lo presta, pero nosotros teníamos carro, entonces nos íbamos hasta Mulgoba he ido yo, a la Habana Vieja, a Miramar a todas partes y Héctor siempre que tenía una oportunidad se apuntaba en el viajecito ese, a oír a la gente porque realmente era muy interesante, era muy interesante y todo el mundo fue muy cooperativo. Además, gente que trabajó, hizo una obra que nadie se ocupo nunca de ella, que nadie le dio valor, que nadie la publico, verse después de viejo después de tanto tiempo que venían gente alguien a hacer algo con lo suyo, a darle publicidad, a que se conociera, a darle valor. En realidad recibimos una ayuda incondicional de todas las personas que fuimos a ver, yo se lo agradezco a todos, a todos.
¿Entre todos los premios que usted ha recibido, cuál ha sido el más significativo?
Me han dado tantos premios, que iba a buscar la lista y no la encontré, ni la biografía mía la encuentro por ahí. El Premio por la Cultura Nacional, es un premio muy importante. Yo fui de las primeras que lo cogió porque eso se instituyó en el 90 y pico y yo lo cogí en el 97, el del año 97 y ese premio en aquel momento no tenía, digamos, importante era, pero no tenía, no estaba valorizado, digamos, como está ahora. Ahora tener el Premio por la Cultura Nacional te lo publican en Granma, en Juventud Rebelde, lo dicen por los noticieros y en aquel momento yo fui el Premio por la Cultura Nacional, no porque no hubiese otras personas que lo merecieran y a mí me llenó de orgullo, pero eso no tuvo esa publicidad que se le da ahora porque no se le daba ese valor. Y al otro premio que yo lo doy mucho valor es al premio que tengo de Investigación Cultural por la Universidad de la Habana, la Medalla Valdés Rodríguez, que me dio la Universidad de la Habana. Y tengo premios del extranjero también, pero ahora ni me acuerdo cuales son, ni de donde son, pero te puedo decir que tengo 20 y pico 30 premios.
¿Usted se ha sentido realizada durante todo el tiempo de su carrera?
Yo sí. Puede ser que haya tenido momentos o etapas de disgusto, o de disensión con lo que se estaba haciendo, con lo que se me pedía. Pero yo creo que en todo trabajo se pasa por etapas buenas, todo no puede ser una maravilla, lo que tú quieres. Por todos, por todos los trabajos tú tienes que hacer parte que te gusta y parte que no te gusta, parte que te interesa y parte que no te interesa. Lo único que tú debes de tener la conciencia y la claridad mental de que lo debes de hacer con la misma calidad si es lo que te gusta, si es lo que no te gusta. Me parece que para estar satisfecho de uno mismo es necesario tener esa tranquilidad espiritual, de que diste lo mejor que tu podías dar, si no te quedó mejor es porque tú no puedes más o te cogió en un momento difícil que también los hay en la vida que influyen, quieras o no influyen en la persona, en su comportamiento.
Nota: entrevista realizada el 4 de marzo de 2016