La verdadera historia de la banda de Kelly

Una historia desde la lujuria y la violencia

Vie, 10/16/2020

Al margen de la ley siempre estuvo el bandido australiano Ned Kelly quien, tras la muerte de su padre en su juventud, prometió vengarse de la policía y la autoridad británica. A partir de ese momento emprendió un viaje que lo llevó a convertirse en una leyenda, al morir con apenas 25 años de edad.

En parte, esto es lo que relata La verdadera historia de la banda de Kelly, un western australiano que ha sido elegido para su proyección, este viernes 16 de octubre, en La séptima puerta.

La cinta fue dirigida en el 2019 por Justin Kurzel e interpretada por George Mackay, actor que recientemente protagonizó la premiada cinta británica 1917 (Sam Mendes, 2019). En esta ocasión ha llegado a obtener también los elogios de la crítica, que aseveran su total entrega en la representación del famoso forajido.

Con la película, Kurzel se acerca a una tradición de filmes que han llevado a la gran pantalla la figura de Ned, pero a la vez se aleja de las mismas por la particular visión que le imprime. Desde su perspectiva cinematográfica, sin desatender la tradición de la historia, rompe con la visión simplista del mito al estilo de Robin Hood, para dar vida a un relato más dinámico, menos lineal y más complicado artísticamente.

Personajes que se defienden de una sociedad que los excluye, espacios que simbolizan estados mentales y semejan caracterizaciones, hombres y mujeres que son representados a partir de sus limitaciones físicas y psicológicas; son algunos de los elementos que conforman el relato fílmico.

El largo se apoya de la novela homónima de Peter Carey para entregarnos una versión, según algunos, de la real esencia que pudo haber caracterizado a su protagonista. A la vez, una subtrama queer se apodera de una narración, donde lo sexual ocupa un espacio importante y es acompañado del travestismo.  

Una visión distinta de la biografía de un forajido punk, donde lo visual y sonoro cobra relevancia. Un filme donde la intensidad dramática se logra a partir del desarrollo de dos grandes temas: la lujuria y la violencia.