Sur

Argentina, 1983, fin de la dictadura militar. Floreal sale finalmente de la prisión tarde en la noche. Durante cinco años su mujer ha esperado que regrese, pero la madrugada será larga y los reencuentros siempre retardados. La pareja, como el país, ha cambiado; ambos quieren volver a encontrar la esperanza y la libertad. Este largo paseo a través de la vida y la muerte, el deseo y el miedo, el rencor y el amor, es Sur.

Siguiendo la estética plasmada y comunicada (con exitosos resultados de crítica y público dentro y fuera de Argentina) en la “tanguedia” precedente (Tangos…, tres años antes), Pino Solanas persigue ahora radiografiar la parábola trazada por Argentina a través de ese tiempo transcurrido.

Una vez más con la metáfora como arma estilística, Solanas da su visión, mediante esa historia, del retorno de la democracia a su país, aunque esta vez con menor presencia del pastiche y la mezcla estilística, lo cual no significa que no haya espléndidos momentos de música y danza, y oportunidad para el lucimiento del fotógrafo Félix Monti (uno de los más competentes del cine argentino) y el músico Piazola, que no necesita comentarios.

La cinta obtuvo el premio a la mejor dirección nada menos que en Cannes de ese año, así como en otros festivales, como los de La Habana y Noruega.