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Restaura ICAIC filmografía de Nicolás Guillén Landrián
Con el propósito final de que se conozca mejor, se promueva y se reconozca a todos los niveles la obra del documentalista Nicolás Guillén Landrián, autor de clásicos como Ociel del Toa o Coffea Arábiga, el ICAIC acomete la restauración integral de toda su filmografía, un proceso comandado por el cineasta Ernesto Daranas, confeso admirador de esa obra.
En contra del mito de que la restauración es un proceso carísimo y que solo depende de la colaboración extranjera, el ICAIC explora esta fórmula de restauración con recursos mayormente propios para rescatar obras erosionadas a lo largo de varias décadas, en un archivo que casi nunca contó con los recursos necesarios para la conservación óptima del patrimonio audiovisual.
La primera etapa del proceso de restauración consiste en la limpieza y restauración física del material fílmico, operaciones que se realizan directamente sobre el rollo de 16 o 35 mm. La segunda tiene que ver con el escaneo en 4K, cuadro a cuadro, del rollo de celuloide, lo que permite obtener una copia digital con toda la información de imagen y sonido contenida en él. La tercera se encamina a la restauración digital de la imagen y el sonido, cuya complejidad depende del nivel de deterioro del material escaneado.
A lo largo de estos tres primeros procesos se crea un clon digital lo más parecido posible a la obra original en celuloide, tal y como sus creadores la concibieron. A partir de ahí se procede a una cuarta etapa consistente en archivar, ya en soporte digital, el resultado de cada uno de los pasos anteriores. Así se garantiza que, en el futuro, cuando aparezcan tecnologías mejores, se pueda regresar sobre el material original escaneado y mejorar aún más el resultado.
La pandemia ha interrumpido el proceso de búsqueda de los filmes de Landrián, pero ya se trabaja con una parte importante de su obra. Daranas y sus colaboradores se proponen también buscar materiales de archivo (fotos, documentos, recortes de prensa, manuscritos, etc.) que ayuden a comprender el proceso creativo seguido por el realizador, así como su trayectoria dentro y fuera del ICAIC.
El equipo encargado de la restauración cuenta con el apoyo inestimable de la viuda del cineasta, Gretel Alonso, y de Livio Delgado, fotógrafo de varios de sus más importantes documentales. Ambos colaboran en la reconstrucción histórica y técnica, y en cuanto se pueda retomar el trabajo se intentará sumar a otras personas que fueron próximas a Landrián.
Según reconoció Daranas en entrevista con este reportero, los Archivos Fílmicos del ICAIC cuentan con especialistas con la capacidad y el deseo de hacer una parte importante de ese trabajo, como Cecilia Alpízar, José Piña, Mario Fraga y José Antonio Cangas. El resto puede lograrse con otros expertos que trabajan de manera independiente y están preparados para rescatar todo ese material que se estaba perdiendo.
A los especialistas de los Archivos se suman profesionales con amplia experiencia en sus respectivos oficios: el editor Pedro Suárez como supervisor general de los procesos de restauración, el fotógrafo Ángel Alderete, José Miguel Quevedo en la restauración digital, Osmany Olivare en el sonido y Esther Masero y Ariagna Abreu en la producción.
Finalmente, Daranas reconoce que el necesario acercamiento a la obra documental de Nicolás Guillén Landrián, y llegar a apreciarla tal y como él concibió, tiene que ver con un imprescindible rescate cultural que el autor de Conducta catalogó de “impactante”.
Así de apasionante resultará también, sin dudas, el reencuentro del público con los documentales restaurados de uno de los mejores cineastas cubanos de todos los tiempos.