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Lizette Vila: "Teníamos esa formación de creación colectiva"
Conversar con Lizette Vila (1949) resulta evocar las muchas obras y proyectos que ha desarrollado a lo largo de su trayectoria profesional. Una parte de esa trayectoria está relacionada con su etapa como presidenta de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC.
En el año que la organización de los escritores y artistas de Cuba celebra su 60 aniversario propiciamos este diálogo con una mujer que le agradece a la vida ese tránsito por la UNEAC, donde laboró con figuras imprescindibles de la historia de nuestro cine, del medio televisivo y el quehacer radial.
Lizette, me gustaría hacer un poco de historia y que me cuentes tu experiencia en la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC...
Yo entro como presidenta de la Sección de Musicalización y Sonido, después paso a ser vicepresidenta, después vicepresidenta primera con Abelardo Vidal y después presidenta de la Asociación de Cine, Radio y Televisión; pero yo diría que mi formación desde esa percepción, lo que significaba la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de un lugar de pensamiento, plural, un espacio de “reverdecer” el cine, la radio y la televisión, que como bien decía Julio García Espinosa: “la radio y la televisión eran el octavo y la novena de las artes”.
Había un pensamiento que siempre estaba en una evolución de distinguir, que ya el cine lo tenía como las artes, pero la radio y la televisión estaban muy disminuidas dentro de la propia UNEAC, y es José Massip que empieza a unir eso, incluso a los centros que hacían cine, no solamente era el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la supremacía no era solo del ICAIC, estaban los Estudios Cinematográficos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), donde trabajaban un grupo importante de cineastas con destacada profesionalidad, estaban los Estudios de Cine y Televisión de las Fuerzas Armadas que se llamaban SITVFAR y estaba también Cinematografía Educativa, eran cuatro centros y el ICAIC funcionaba como eje principal. Pepe (Massip) logró equilibrar y distinguir también a esos cineastas y a esas cineastas. Por ahí empieza la democratización del audiovisual y también de crear potencialmente una Asociación que era de respetar. Y también los miembros de la sección de Cine junto a los que estaban por Radio y Televisión, comenzaron a tener una sintonía de respeto, de consideraciones artísticas y teóricas…
Después inicias como presidenta de la Asociación...
Comenzamos Víctor Gutari, Jorge Pechaux, y empezamos a nutrirnos de, yo te diría que, de profesionales del cine, incluso eran hombres y mujeres jóvenes, jóvenes pensando en toda esa generación de sabiduría y ya consagrada que tenía el ICAIC. Empezamos a vincular, a hacer allí una urdimbre de pensadores y pensadoras de la radio y la televisión. Pero qué pasó también, que se fueron uniendo de las ciencias sociales, de las ciencias económicas…, se armó una conjunción transdisciplinaria, que era quien también nutría y daba una serie de recursos desde el pensamiento a las obras que se iban a realizar. Era un laboratorio constante y toda esa posibilidad de confrontar, de ampliar conocimientos y discursos y controversias y disensos, eso le dio una fuerza y una vitalidad mayor. Más la relación que la Asociación logró con los públicos, que las obras que empezaban esos creadores y creadoras para dónde iban. Para esos públicos. Y entonces también vinculamos a los diferentes públicos.
Durante todo ese tiempo te vinculas al Premio Caracol, ¿cómo surge esa idea?
Pepe Massip cuando comienza el Caracol no era solamente el premio, era que ese premio se sostenía desde un pensamiento, y es cuando empieza el evento Caracol. Y ese evento se fue nutriendo, fue cogiendo todo el volumen desde ese pensamiento crítico y cuando comienza Abelardo Vidal como presidente de la Asociación ya también empieza a perfilar todo esto del contenido, porque no era solamente un premio para reunir a un jurado para entregar un premio, para evaluar…, tenía toda una estructura que consolidaba, que sustentaba todas esas obras premiadas, porque no era premiar por premiar.
Nosotros realizábamos el Caracol en octubre para que tuviera toda esa consonancia en la divulgación y la promoción con el 20 de octubre, día de la Cultura Nacional y siempre el ICAIC tenía una película de estreno para insertar dentro del Caracol, por ejemplo La bella del Alhambra (Enrique Pineda Barnet, 1989) se estrenó en el Caracol, María Antonia (Sergio Giral, 1990) se estrenó en el evento, En el aire (Pastor Vega, 1988) esas obras se estrenaban ahí y era lo que abría el Caracol. Todo eso iba sosteniéndose paralelamente con la exhibición en los cines de La Habana y posteriormente de todo el país.
Sobre el evento téorico que se realiza en el contexto del Caracol ¿cómo se organizaban los temas?
Fueron muchas personas que lo satanizaron, muchas personas que le tenían un miedo terrible, cada vez que llegaba el Caracol era una expectativa temerosa, no era lo que nosotros deseábamos. Después de tantos años, te habló ahora desde la distancia, pues ya hace 19 años que no estoy en la UNEAC, digo: Qué hermosos fueron esos encuentros, donde todos esos contrapuntos teóricos, de pensamiento crítico, que fue muy mal tomado; muy mal tomado, por una parte, una parte que eran funcionarios o funcionarias que yo creo que le tenían temor porque les temblaba el puesto.
Yo creo que algunas cosas que pasaron y los encuentros de la Asociación, de la presidencia de la UNEAC que tuvimos que hacer para que el Caracol pudiera seguir, a estas alturas creo que son inconcebibles. Qué pasó también con el evento Caracol. Que unió a todas las asociaciones, se lo dije a Fidel en algunos encuentros con él, que la manera de crear del cine, la radio y la televisión son colectivos, y eso también hace una cohesión, de colectivo, de pensar colectivamente una obra y eso la Asociación lo volcaba, lo expresaba. No había un evento teórico creado por una persona, y ahí si tengo que decirte que Paquita Armas fue el eje cardinal de la esencia de esos discursos de pensamiento crítico. Porque fuimos con temas que eran necesarios y urgentes, los temas que los creadores y las creadoras de los tres medios necesitaban que se hablara y que también los espacios de decisión estuvieran presentes, que siempre estuvieron allí. Porque participan los presidentes del ICRT, que nosotros convocamos a partir de Ismael González, Enrique Román, Ernesto López, Danilo Sirio…, y todos sus vicepresidentes, en el caso de Josefa Bracero fue puntual para que la radio que si sigue siendo la Cenicienta en términos de creación y en términos de muchas validaciones, un medio que es tan tremendo y es historia de la cultura cubana. Josefa como vicepresidenta del ICRT y Julio García Espinosa en el ICAIC, fueron muy importantes para todo el evento Caracol.
¿También se logró cierta comunión entre el Caracol y el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano?
El Caracol saltó al Festival de Cine, primero a una petición de nosotros logramos que el festival de Cine, Televisión y Video dentro del entorno del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (FINCL) y eso yo creo que se concibió mal. Logramos también de esos eventos teóricos surgiera la propuesta de un Consejo Consultivo que era muy importante, o sea que no nos quedábamos desangrándonos en esos espacios. Porque cuando llegábamos al Caracol estaban los antecedentes de todo ese tiempo de maduración para llegar allí y llegar al evento con un escenario de discusión, que no eran fortuitas o espontáneas. De ahí, algunos años después y a propuesta de Fidel con la Asociación se hacen los Consejos consultivos.
El Consejo consultivo era un grupo que lo lideraba Abel Prieto, Enrique Núñez Rodríguez, José Loyola, participaba Miguel Barnet, el presidente de la televisión, también Julio García Espinosa…, todo lo que brotaba de ese tiempo de trabajo que se hacía durante el Caracol se seguía después, se seguía la trayectoria de esos debates y se invitaban a personalidades, donde se exponían ideas con el Comité Central presente, el Estado y era muy interesante porque teníamos y llevábamos demandas, pero desde un tono mediador, respetuoso, y no eran discusiones sin matices o sin propuestas de soluciones. Yo creo que eso fue de los logros más importantes del evento Caracol, sus consecuencias, su entrega y los jurados eran, porque si había un sentido democrático, porque todo el Ejecutivo propiciaba un sentido democrático y cívico de la democracia, porque en algunos momentos yo creo que hubo dudas de nuestro comportamiento revolucionario, porque nos etiquetaron, nos dogmatizaron y lo único que dábamos Rubén, eran las vidas. En ese ejecutivo estaba Juan Padrón, Georgina Herrera, Eduardo Macías…, que eran creadores muy respetados en cada medio. Y los jurados eran artistas muy respetados y seleccionados democráticamente, todo se hacía de forma colectiva, porque teníamos esa formación de creación colectiva.
(Foto del autor)