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“La verdad nunca es una sola”
Más allá del bien y el mal, el guionista y director de Agnus dei, Danilo París, conversó con este servidor acerca de un cortometraje de ficción con múltiples lecturas y, sobre todo, verdades.
Danilo, joven graduado de la FAMCA en la especialidad de Dirección, no es religioso ―más bien se considera agnóstico―. No obstante, si existe algo en lo que cree es en el equipo que le ayudó a rodar Agnus dei, filme que representa un salto en su corta pero prometedora carrera como realizador (El cóndor, Autómatas y La sed humana).
¿Cómo surgió la idea de rodar Agnus dei?
Inicialmente, Agnus dei iba a ser mi proyecto de tesis. Yo venía trabajando en un guion que, por problemas de presupuesto, no podía filmar y decidí cambiar de proyecto para narrar una historia que no resultara tan costosa, con pocos personajes y pocas locaciones.
Me inspiré en Agnes de Dios, una obra de teatro de John Pielmeier que recién había leído, recomendada por mi amigo Eduardo Eimil, quien luego terminó siendo mi asesor. Y cuando tuve el libreto listo acudí a Patricia Santa Coloma, mi compañera de batalla, y juntos logramos darle forma a este audiovisual.
Con la llegada de la pandemia el proyecto se detuvo, por lo que terminó desligándose por completo de mi tesis y del ámbito académico, para pasar enteramente a ser un cortometraje de Cubavisión y RTV Comercial, con la coproducción de Producciones Almendares.
¿Por qué ese título que proviene de una obra de teatro y en latín significa: “Cordero de Dios”?
Agnus dei se inspira en Agnes de Dios, como había comentado antes. El nombre, Cordero de Dios, hace alusión a uno de los signos más simbólicos del cristianismo, el cordero, que suele representar la obediencia y el sacrificio de Dios en la cruz.
Por otra parte, el macho cabrío, tradicional representación de Satán, también es utilizado en la obra. Entonces, la simbólica lucha entre el cordero y el macho cabrío intenta cobrar en la obra otros matices más allá del bien y el mal. Se trata del debate entre la fe y la razón, la búsqueda de la verdad en detrimento de la ignorancia.
Tengo entendido que asumiste también el guion del proyecto. ¿Cuáles elementos conservaste de la pieza teatral que te inspiró y cuáles modificaste?
El cambio fundamental radica en el protagonista. Pasó de ser una doctora de 60 años a un joven psiquiatra con grandes problemas de adicción. Esto me permitió crear una atracción entre Ana y Marcos, los protagónicos, y tocar así otros asuntos como la represión sexual.
Sin embargo, la historia principal mantiene un argumento muy similar, igual gira en torno al crimen cometido y la búsqueda de la verdad por parte del doctor.
Conceptos como maternidad, sangre y erotismo resultan medulares en el audiovisual, así como la lucha entre la fe y larazón. Abunda en ellos.
Resulta una ficción muy compleja. Hay tantas temáticas en la obra teatral que me era difícil abordarlas todas con la misma profundidad en el corto, porque no me alcanzaba el tiempo.
El abuso sexual perpetrado por la madre de Ana hacia ella, por ejemplo, es algo que apenas se toca en esta narración. Para mí era importante, eso sí, enfrentarme a la obra original sin perjuicios.
No soy religioso, me considero ateo, pero no quería atacar la fe cristiana en lo absoluto. Mi idea era, precisamente, reflexionar sobre la verdad que se esconde detrás de cada ideología, y la tolerancia y el respeto que debemos mostrar hacia ellas, pues lo cierto es que la verdad nunca es una sola.
La fe y la razón no tienen por qué ser antagónicas. Esa es una de las mayores enseñanzas que nos puede dejar esta historia.
¿Qué tal tu experiencia dirigiendo actores más y menos experimentados?
En mi corta carrera he tenido la oportunidad de dirigir a grandes actores como Mario Guerra, Jorge E. Caballero o a mi amigo Dennys Ramos. De ellos he aprendido mucho.
Ahora, en Agnus dei pude trabajar junto a un reparto con el cual me hacía muchísima ilusión colaborar. Por ejemplo, Ray Cruz, Amelia Fernández y Yazmín Gómez son tres excelentes actores, cada uno con sus peculiaridades, que aportaron muchísimo a la obra y a mí como realizador. Además, tuve la dicha de tener un baluarte como Eimil a la hora de diseñar los roles.
Todos juntos hicimos un gran trabajo en los ensayos, y cuando llegamos al set los actores tenían bastante claro todo, sus motivaciones en cada escena, las sensaciones que debían transmitir, etc. Fue una labor colectiva, que nos enriqueció a todos.
¿Cómo fue el trabajo de producción, fotografía, edición y el resto de especialidades dentro del cortometraje?
El rodaje fue sumamente armonioso, apasionado y divertido, y creo que, en gran medida, esto se debió al equipo que Patricia y yo logramos reunir.
Tuve la suerte de trabajar con un gran profesional como David Cruz, quien fungió como director de fotografía de Agnus dei. Juntos, soñamos la película plano a plano, y ciertamente, el resultado se acercó bastante a lo ideado por nosotros, durante largas horas, frente a una pizarra, plumón en mano, garabateando.
Asimismo, la dirección de arte fue muy esmerada, y debo agradecerle a Ariel Corrales por la misma. En fin, que podría hablar sin parar acerca del staff que me acompañó, ya que me siento afortunado de haber trabajado con todos y cada uno.
De hecho, me duele tener que mencionar por “arribita” nombres como el de Eric González, nuestro editor, o Daniel Alemán, el encargado de los efectos visuales y la corrección de color. Y por supuesto, Emma Robaina, mi asistente de dirección, a la cual le agradezco tanto.
Se me quedan muchos fuera y lamento no disponer de más tiempo para agradecerles a todos, como se merecen.
¿Dónde se rodó el audiovisual?
Transformamos la Escuela de Ballet en el hospital psiquiátrico donde se halla recluida Ana. Escogimos tal sitio porque su arquitectura es bellísima, y nos ofrecía muchas posibilidades fotográficas. Allí también rodamos las escenas de la oficina de Marcos. En cambio, las del convento, la capilla y la sacristía fueron filmadas en el Morro.
¿El financiamiento corrió a cargo de…?
Agnus deies una coproducción del canal Cubavisión y RTV Comercial, los cuales nos brindaron la posibilidad de llevar a la pantalla esta historia. A su vez, Producciones Almendares aportó equipos importantísimos como cámaras, lentes, discos duros, entre otros.
También tuvimos la colaboración de varios negocios privados y centros estatales, que nos ayudaron, y en algunos casos asumieron ciertos gastos.
¿Cuáles son tus expectativas con Agnus dei? ¿Esperas que sea bien recibido por el público cubano, sobre todo por los más jóvenes, quienes me atrevería a afirmar que son cada vez menos religiosos?
Yo quedé más que satisfecho con el proceso y el resultado de Agnus dei. En ese sentido, cumplí mis expectativas. No obstante, soy consciente de que no es un relato sencillo, debido a que el mismo toca además varios temas delicados. Quisiera que los espectadores disfruten de esta historia cargada de intriga, pero principalmente, que recapaciten y se cuestionen muchas cosas.
No sé si los más jóvenes afronten estas cuestiones con hondura, o si son más o menos religiosos, pero sí considero que la mayoría de las personas que conozco afirman que “creen a su forma”, y esto me parece un ejercicio superfluo de la fe, el cual evidencia, además, la falta de un pensamiento crítico sobre este dilema.
(Foto: cortesía del entrevistado)