Nyad

La odisea de Diana Nyad

Lun, 01/15/2024

Las cualidades extraordinarias de los héroes fantásticos y las figuras divinas objetos del asombro y la devoción, tanto como sus rasgos y flaquezas más pedestres, no son sino reflejos de la naturaleza humana, de sus posibles límites, temores y anhelos. Quizás es esa la motivación íntima del magnetismo que producen las historias sobre individuos en algún sentido excepcionales, cuya existencia ha sido probada o es, al menos, probable. A través de ellos, desafíos mayúsculos, elevados sacrificios e impensables victorias se traducen a una escala de realización humana.

Las obras de ese tipo de figuras no solo enaltecen a los protagonistas y sus hazañas. Suelen provocar, por lo general con deliberada intención, también un efecto espejo que alienta y muestra como alcanzable para cada persona, en teoría, el logro de grandes empresas. Nyad (2023), el primer largometraje de ficción dirigido por Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, cumple ambas funciones, afines a tantos filmes biográficos y deportivos: la narración cinematográfica exalta cómo Diana Nyad consiguió en 2013, a los 65 años, sin jaula protectora contra tiburones y tras cinco intentos, cruzar a nado los 177 kilómetros entre Cuba y Cayo Hueso y, a través de su ejemplo, proyectar un mensaje de perseverancia, amistad y optimismo.

La película no resulta innovadora ni en cuanto al género en que se inscribe ni por el manejo de los apartados técnicos, lo cual no significa que se trate de una pieza sin pretensiones de cierta complejidad en cuanto al retrato que se pretende hacer de la protagonista. El grueso del filme se cuenta de manera lineal, con Annette Bening en el rol de Diana y Jodie Foster como Bonnie, su amiga y entrenadora. Las secunda Rhys Ifans, quien interpreta a John, el experto en navegación. El vínculo entre ellos ejemplifica las fortalezas y los desencuentros del trabajo en equipo que, a lo largo de toda la cinta y como confirma la propia Nyad, es imprescindible para alcanzar el objetivo. De hecho, la película acentúa que cada intento infructuoso lo fue, en buena proporción, porque el equipo no se encontraba del todo preparado para las eventualidades o porque no funcionó armónicamente.

Bening demuestra su altura interpretativa y esfuerzo al simular las condiciones y el rendimiento de una nadadora profesional. Su complexión física, menos atlética que la de Nyad, así como la estilización natural que es común en sus actuaciones, no restan convencimiento sobre la determinación de su personaje y, sin embargo, hacen más palpables en él la endeblez del cuerpo, la susceptibilidad al dolor, la posibilidad del fracaso.

Antes de llegar al cine, los récords, las frustraciones de Diana y algunos aspectos de su vida personal ya habían sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación y el ámbito deportivo, así como por entrevistas, conferencias, trabajos publicitarios y el libro autobiográfico que la atleta publicó. Los directores de la película, con experiencia y reconocimientos como documentalistas —recibieron en 2018 el Oscar al mejor documental por Free Solo— tuvieron en cuenta esos antecedentes e intentaron hacerlos aflorar como parte orgánica del relato central que comienza cuando la nadadora, luego de su cumpleaños sesenta, se decide a completar aquel reto que no logró cuando tenía 28 años y que la indujo al retiro.

No son una limitación de los realizadores, sino un acierto, las inserciones del registro documental. La inclusión de antiguas grabaciones es coherente con el afán de testimoniar hechos verídicos y singulares, y se produce de manera oportuna y mesurada. La ficción y los elementos documentales no entran en contradicción, se acompañan funcionalmente.

Los materiales de archivo aparecen para aportar antecedentes e intervenciones periodísticas, para ilustrar los ambientes y las personas que rodearon a Nyad, y para mostrarla fugazmente, pues, mientras la ficción transcurre, el protagonismo corresponde a la interpretación de los actores. Solo durante los créditos el espectador se encuentra de manera frontal con la Diana real y su equipo.

Otra estrategia para acercarse a Nyad y poner al descubierto las razones de su personalidad y su deseo de realización se concreta gracias a flashbacks que, de manera gradual, reflejan sus inicios en la natación, los traumas de una familia disfuncional y el abuso sexual del que fue víctima.

La representación de los cuatro intentos de Diana por completar su trayectoria soñada ayuda a comprender el proceso y puede adentrarnos en la experiencia, aunque ese objetivo peligra en parte por la larga duración del filme. Abreviar la suerte de prólogo que antecede su viaje a Cuba en 2011, así como los intermedios entre cada nueva prueba, podría haber contribuido al recorte del metraje.

El discurso motivacional de la película se explicita y redunda en los versos de la poeta Mary Oliver que la protagonista repite: “… ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?”. Para responderse a sí misma, Diana reiteradas veces cuenta en el filme que Nyad significa “ninfa marina”, asegura que su destino era el de una gran nadadora y consigue materializarlo. Pero lo que podría servirnos no es su respuesta, sino haber vislumbrado con ella cuánto tarda y cuesta hallar el sentido de nuestra “única, salvaje y preciosa vida”.

(Tomado de Cartelera Cine y Video, nro. 218)