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El verano todavía canta en mí
Maestro, dirigido por Bradley Cooper y producido por Martin Scorsese y Steven Spielberg, es un drama biográfico y de romance musical estrenado durante el 80 Festival Internacional de Cine de Venecia. Además de recibir distintos galardones como el Premio Tributo en los Gotham, el filme tiene nominaciones pendientes en los Oscar a mejor película, guion original, fotografía, sonido, maquillaje y actor y actriz protagónicos.
Durante 129 minutos, Bradley Cooper narra y explora con dramatismo la vida de Leonard Bernstein, partiendo desde los inicios de su carrera a los veinticinco años hasta su eventual éxito. De este modo, consigue revelar las sombras y glorias del primer director de orquesta estadounidense reconocido internacionalmente. La película opta por centrarse en la compleja, tormentosa, pasional y desgarradora relación que mantuvo Bernstein con Felicia Montealegre.
En el papel principal, Bradley asume el desafío de personificar a Leonard, reflejando a un Bernstein seductor, entusiasta, melancólico, atormentado por el miedo a la soledad y la incapacidad de aceptar su orientación sexual. Con su emotiva interpretación, Cooper sumerge al espectador en la psiquis del genio musical. De igual manera, destaca la apasionada actuación de Carey Mulligan, encarnando a la actriz chilena e inseparable compañera de Bernstein, Felicia Montealegre, quien fuera su esposa durante casi treinta años, pese a las múltiples aventuras bisexuales del compositor estadounidense.
La obra representa con fidelidad la historia de amor que ambos sostuvieron y aunque la trama no explora a profundidad los amoríos homosexuales del director musical, consigue transmitir los vínculos que Bernstein mantuvo con las esferas sociales menos conservadoras de la época.
Cooper emplea una ambiciosa combinación de planos y movimientos de cámara que le conceden al montaje cinematográfico un ritmo pausado que cautiva y abstrae, propiciando en el espectador toda una serie de sentimientos, mientras que evidencia cómo Bernstein intentó encontrar un equilibrio entre los grandes amores de su vida: la música y su esposa.
La banda sonora y el maquillaje son los indiscutibles protagonistas del filme. Cooper intercala algunos éxitos musicales como “Make Our Garden Grow”, “On The Town: Loney Town” y “Obertura Candide”, que acompañan la carga emotiva de cada escena y a su vez evocan la era dorada del afamado compositor y pianista. El maquillaje a cargo de Kazu Hiro destaca por su precisión en la excelente personalización de Leonard Bernstein.
Maestro proyecta un amor insondable. La habilidad actoral, fusionada con la calidad del trabajo escenográfico, detallan una conexión que trasciende la atracción física, mientras que paralelamente exponen las complicaciones de sostener una relación con alguien que no se ama ni se acepta a sí mismo.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, nro. 219)