NOTICIA
Mejores condiciones para el amor
En el año 2016, la actriz y directora Pernilla August, estrenó el drama romántico El juego serio. Con el tema universal del amor, la cineasta sueca trató y consiguió no incurrir en los lugares comunes del cine más comercial de Hollywood, e incluso se alejó de clichés de cierto cine francés.
El amor con mayúscula y los impedimentos para que fluctúe libremente en cuerpo y alma es cuanto interesa resaltar en una película de época, con una puesta en escena preciosista y grandilocuente, pero sin llegar a saturar al espectador incluso menos exigente.
Basada en la novela homónima de 1912 de Hjalmar Söderberg —autor reconocidísimo más allá de su país y que el gran director danés Carl Theodor Dreyer consideró al adaptar en 1964 Gertrud—, esta vez el amor cercano a un tiempo que distante vuelve a llevar la delante en cuestión de gusto estético porque sus protagonistas son jóvenes y hermosos. Bien es sabido que esta es una fórmula eficaz para abordar y bordar un sentimiento que parece provenir solo de esta etapa de la vida. La juventud está sobrevalorada en el cine. Solo muy pocos directores han sabido arriesgarse con seriedad y elegancia a la hora de abordar el amor con protagonistas crepusculares.
August no ha hecho otra cosa que reconfigurar la imagen de dos enamorados a partir del relato de Söderberg. No se ha basado en la literatura, sino que emprendió una adaptación.
Un corrector de un periódico popular llamado Arvid (Sverrir Gudnason) ve a la hija de un pintor paisajista: Lydia (Karin Franz), cuya existencia bucólica no hace sino acelerar el temprano enamoramiento. Por suerte, ella le corresponde de inmediato. Conversan, se besan, pero sienten que no es posible aún porque a ambos —sobre todo a él— no tienen economía para sustentar ese amor. De alguna manera juegan a ser pragmáticos (y se diría realistas) unos instantes, cuando en honor a la verdad, saben que el amor cuando se junta con lo pasional, con toda su cursilería y ceguera, no cree en planificaciones. Pero se planifican para amarse después.
Así, pasa el tiempo, y se reencuentran a los diez años para, aunque hayan tomado decisiones importantes, retomar lo que empezó como un juego de incipiente juventud. Considerando siempre el referente literario, lo que Pernilla August hace, desde el punto de vista cinematográfico, se lo deja en cuestiones de gusto al espectador.
El juego serio formó parte de una Semana de Cine Sueco, realizada recientemente en el cine La Rampa.