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Guillermo Centeno y su búsqueda del ser humano
Este 21 de julio se cumplieron cinco años que falleció Guillermo Centeno Sabí (La Habana, 1945-2015), uno de los más notables documentalistas cubanos, con una capacidad extraordinaria para abarcar en sus obras esencialmente el espíritu humano en diversos ámbitos de la vida contemporánea.
Centeno tuvo una sensibilidad aguda y una inteligencia preclara además de un talento afianzado en casi 50 años de experiencia artística.
Ya en el año 1961, el cineasta comenzó a trabajar en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos como especialista en el departamento de marionetas, pero rápidamente pasó a asistente de cámara, luego a camarógrafo, director de fotografía y finalmente como guionista y director de sus documentales a partir del año 1984.
Su primer trabajo como asistente de cámara fue en 1971, el largometraje Los días del agua, del cineasta cubano Manuel Octavio Gómez.
Como camarógrafo tiene un repertorio de más de 40 producciones, tanto documentales como películas de ficción y tuvo una rica obra como corresponsal de guerra en Vietnam, Angola, Etiopía y Nicaragua.
Afianzada en sus conocimientos de Historia del Arte, especialidad de la que era licenciado, la mirada inquisitiva de Centeno buscaba con la cámara y con el texto "la esencia del ser humano", tal y como expresara su popular colega Gloria Argüelles (Yoyita), directora del documental homenaje Los caminos de Centeno, estrenado en 2016, a un año de la partida física del realizador y que reúne testimonios entre otros de los directores cinematográficos cubanos Manuel Pérez Paredes, Enrique Pineda Barnet, Fernando Pérez y de la familia de Centeno.
Entre sus trabajos más notorios y premiados se cuentan los documentales Mamá se va a la guerra (1984), y Mientras el río pasa (1986) y en 1993, realiza lo que sería un hito extraordinario en su carrera como cineasta: Sueño tangos, un hermoso largometraje con doble carácter de documental y ficción; esta producción de Centeno es quizás la que más refleja su personalidad y a la vez uno de sus trabajos más admirados y premiados internacionalmente: fue seleccionado por el Buró del Festival Internacional de Programas Audiovisuales de Cannes en 1994; recibió el Premio Walter de Silveira al mejor video, en el Festival de Bahía, Brasil en 1993 y fue escogido por la International Public Television Screening Conference (INPUT), Bristol, UK, en ese propio año.
Luego, en 1995, junto a Marina Ochoa y Manuel Pérez Paredes, dirige el documental Del otro lado del cristal, uno de los testimonios más vehementes y certeros de los que fue la monstruosa Operación Pedro Pan, organizada por la Central de Inteligencia (CIA) y la Iglesia Católica.
Montaña de luz (2005), es un documento imprescindible para atestiguar la labor de los médicos cubanos en las misiones internacionalistas en diversas partes del mundo.
Su último trabajo fue Cartas de amor, en el año 2012, un documental en el que vuelca un poco el romanticismo de su personalidad en un tema tan hermoso como es la labor de una mujer que escribe por encargo cartas de amor y todo el ambiente que se crea alrededor de este hecho.
Centeno tenía un gran sentido del humor y un gran amor a la vida; era un habanero típico, amante de los industriales; se distinguía por ser un hombre educado y caballeroso, comprometido con su trabajo como la razón de ser que era para él.
De ideas originales, y consecuente con todas sus posiciones, sin dudas Centeno dejó en herencia al cine cubano y universal testimonios profundos de hechos extraordinarios desde el punto de vista histórico, y también desde la humildad de los seres humanos.
(Tomado de Portal Cubarte, 21 de julio de 2020)