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Enrique Pineda Barnet, el primer maestro
Hace pocas horas cesó de latir un corazón que nos estremeció no pocas veces: el del cineasta Enrique Pineda Barnet. Irrumpió caracterizado como un negrito del teatro bufo cubano en el escenario del teatro Riviera en La Habana de 1938 con solo cinco años y una década después marca su debut profesional como actor de radio en RHC Cadena Azul, escribe su primer programa radial e incursiona como periodista. Aunque su vocación originaria es la música, su primer libro 7 cuentos para antes de un suicidio, escrito en 1953, inicia una carrera literaria, difundida en diversas publicaciones culturales, que abarca los géneros de poesía, narrativa, así como algunas obras dramáticas o experimentales. Es uno de los fundadores de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo. Recibe el Premio Nacional de Literatura “Alfonso Hernández Catá” correspondiente a 1953 por su cuento Y más allá la brisa… y protagoniza la puesta en escena de la obra Lila la Mariposa, de Rolando Ferrer, con la compañía Las Máscaras.
Entre 1958 y 1959 se gradúa de cursos de dramaturgia, actuación y dirección impartidos en Teatro Estudio. Egresado de la Escuela Profesional de Publicidad, adscrita a la Universidad de La Habana, donde cursa además estudios de Filosofía y Letras, hasta 1960 trabaja como redactor y director de programas de radio y TV en una firma publicitaria.
Orgulloso de ser el primer maestro voluntario en marchar a la Sierra Maestra, ingresa en el ICAIC como guionista en 1962 de la serie didáctica Enciclopedia Popular, para la cual realiza notas sobre dos notorios estrenos teatrales: Aire frío, de Virgilio Piñera y Fuenteovejuna, de Lope de Vega. Obtiene mención de teatro en el concurso Casa de las Américas 1964 por El juicio de la Quimbumbia. Ejerce como crítico cinematográfico en las revistas Cine Cubano y Cuba Internacional. Emprende la antológica filmación del primer largometraje en torno a la bailarina Alicia Alonso: Giselle, concebida en términos cinematográficos, que rehúsa rodar en colores.
Tras colaborar en 1963 como coguionista con el dramaturgo argentino Osvaldo Dragún y el cineasta uruguayo Ugo Ulive en el filme Crónica cubana, es nombrado asesor y coautor con el poeta soviético Evgueni Evtushenko del guion de la mítica coproducción soviético-cubana Soy Cuba (1964). El "filme maldito" de Mijaíl Kalatózov en su polémico estreno es hoy toda una genuina "película de culto".
El canadiense Norman McLaren elogia Cosmorama (1964), uno de sus primeros documentales. David, singular aproximación a un héroe revolucionario, descuella en su obra como realizador. Este interesante largometraje documental, realizado en 1967, es un estudio del carácter y la personalidad de Frank País, jefe de la lucha clandestina en el llano. Pineda Barnet desempeña en 1968 las funciones de asesor del italiano Franco Solinas en el guion del filme Queimada, que realizara Gillo Pontecorvo. Ese mismo año escribe y dirige con destino a la televisión el largometraje Che, estrenado en Eurovisión.
Otros títulos a su haber son el documental Versos sencillos, recreación en 1972 de los textos de Martí interpretados por Pablo Milanés y el trovador Luis Gómez. Tres años después filma la superproducción histórica Mella, en la que sigue con audacia y distanciamiento brechtiano la trayectoria del líder estudiantil Julio Antonio Mella. Su pasión por la historia le conduce a acercarse en Aquella larga noche (1979), a las combatientes revolucionarias Lidia Doce y Clodomira Acosta, avitualladoras y mensajeras de la guerrilla en la Sierra Maestra, hasta su captura, tortura y muerte.
Tiempo de amar (1983), su versión de la novela Brumario, de Miguel Cossío Woodward, sigue la relación de una pareja obligada a separarse durante la crisis de los misiles, en octubre de 1962. Según el cineasta, se propuso "jugar al cruce de procedimientos documentales y de ficción, de identificación stanislavskiana". Enfocar al hombre a partir de sus contradicciones es una constante que Pineda Barnet reconoce en su trayectoria.
El musical La bella del Alhambra (1989), inspirado en la novela testimonial Canción de Rachel, de Miguel Barnet, de estruendoso éxito de público y aclamación por la crítica representa en el contexto del cine cubano revolucionario el saldo tardío, pero válido, de una deuda con un género de arraigo popular que los espectadores nacionales (y de otras latitudes) esperaron durante varios decenios. La bella del Alhambra constituyó un récord de espectadores en la Isla en su estreno y de ventas al extranjero y recibe, entre otros galardones, el premio Goya al mejor filme extranjero de habla hispana.
Enrique Pineda Barnet, incapaz de permanecer inactivo, incursiona en el video desde 1997 a través de varios proyectos con el grupo independiente "Arca, Nariz, Alhambre", taller de creación del que es fundador y con el cual realiza varios cortos. Además de dos documentales, dirige en Puerto Rico el largometraje Angelito mío (1998).
Nunca abandonó la docencia e impartió regularmente conferencias en disímiles instituciones, entre ellas la Escuela Internacional de Cine y Televisión. Pineda Barnet ostenta desde 1986 la categoría docente de Profesor Titular del Instituto Superior de Arte de La Habana, donde fundara la Facultad de Artes Danzarias.
Su película La anunciación, reconocida con el Gran Premio del Festival de Cine Pobre de Humberto Solás, y filmada en técnica digital en una sola locación, tiene por lema: "Ámense, por encima de todas las diferencias, pues no hay mayor amparo que nosotros mismos". Aplausos es el título de una de las últimas obras en su filmografía. Ovacionemos a este creador incansable, quien enfrentó las adversidades con talento y firmeza, y no dudó en acercarse críticamente a temas tabúes, laureado con el Premio Nacional de Cine 2006 y Coral de Honor en el Festival de La Habana una década más tarde, en el que aún resuena cualquier número del riquísimo repertorio musical escogido para La bella del Alhambra, esa declaración de amor a la cubanía.
(Foto tomada de Granma)