Daniel Diez

El sonido, parte importante de la memoria

Jue, 04/15/2021

Daniel Diez Castrillo ha acumulado en sus 75 años de vida ―los cuales cumple este 15 de abril― suficientes méritos artísticos como para darse el gusto de “reposar en un lecho de rosas”. Sin embargo, continúa activo, especialmente como profesor codo a codo con los estudiantes de pregrado en la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), la de Comunicación de la Universidad de La Habana y/o asesorando talleres en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños.

Su llegada al mundo de las imágenes y los sonidos (su especialidad) ocurrió a finales de los años sesenta del pasado siglo, cuando era un jovenzuelo, estudiante del Instituto Tecnológico de Comunicaciones Osvaldo Herrera. Él ha contado que formó parte de un grupo seleccionado para trabajar en el ICAIC por sus notas y lo llevaron allí con el objetivo de recibir un curso de sonido durante un año.

Al finalizar, quedó como técnico de laboratorio, hasta que un buen día hizo falta un sonidista en el Noticiero ICAIC Latinoamericano y dio el paso al frente. Paso que lo incluyó en la nómina del equipo dirigido por Santiago Álvarez durante 15 años y más de 500 ediciones, en las cuales participó haciendo grabaciones en exteriores, en estudio y después las mezclas.

Sus primeros tiempos en este oficio los recuerda como de transición en las tecnologías de sonido dentro del Instituto y las posibilidades que brindó el equipo Nagra, con el que pudo mejorarse la calidad del audio y los ambientes, al punto de ser tan importante desde lo artístico como la fotografía, porque podía intervenir, igual que esta, en la captación y representación de la realidad.

Como le confesara a Mayra Álvarez Díaz para su libro El Noticiero ICAIC y sus voces, hubo muchas personas que trabajaron para esa producción seriada semanal, imprescindible en las carteleras cinematográficas cubanas; pero trabajar permanentemente, era otra cosa, pues había que adaptarse a la dinámica de ese equipo de trabajo y a las constantes búsquedas estéticas de Santiago, quien consiguió convertir el hecho noticioso en arte.

Es a través de su labor como sonidista que comprende el significado estético de ese componente imprescindible de cualquier obra denominada ―no por gusto― audiovisual:

Creo que por muchos años existió un error. Hay quien olvida que el cine es 50% imagen y 50% sonido. Esto es, en mi opinión, porque el sonidista también es un creador. No es grabar el sonido y ya, es convertirlo en expresión artística, que diga cosas, que sea capaz de modificar algo… cuando un camarógrafo y un sonidista se entienden y hacen un teamwork, es cuando el director puede lograr lo que quiere y es ahí donde se produce la magia.1

En 1981 pasó a trabajar en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Allí se desempeñó como jefe de información de la Revista de la Mañana, director de programas, documentalista, entre otros cargos y oficios.

En aquel nuevo espacio creativo nació su obra más importante: la Televisión Serrana, aunque, como él mismo ha manifestado, la idea le comenzó a dar vueltas desde sus años de sonidista en el ICAIC cuando visitó la zona de Buey Arriba, Granma, debido a un documental que estaba realizando sobre el Che con Sergio Giral:

Allí, conocí a Chana, la señora que había cuidado al Guerrillero Heroico cuando fue herido en uno de los combates. Aquella experiencia quedó en la memoria. Me di cuenta de que lo único que sabíamos de los habitantes de la Sierra Maestra a través de los medios de comunicación era si habían cumplido o no el plan de producción del año. No sabíamos quiénes eran y cómo realmente vivían los hombres y mujeres de aquella zona.2

El proyecto inicial lo presentó en 1986 como una televisión en la montaña y fue aprobado en 1993, en pleno periodo especial, y ubicado en San Pablo deYao, provincia Granma.

El proyecto contó con el apoyo del ICRT, pero en él participaron también la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Unesco, así como fondos catalizados a través del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) y otras colaboraciones, que permitieron la compra del equipamiento básico y la construcción de la sede.

Lo que inicialmente era solo un grupo de jóvenes conminados a ejercer el multioficio, pues tenían que hacer de camarógrafos, sonidistas, editores, etc., seleccionados ―según el criterio de Daniel Diez― “por su sensibilidad y su condición de buenas personas, pues cada uno de ellos no solo debía de ser capaz de ir a vivir a la montaña…, sino también de entender los valores de los seres humanos de aquella zona”3,muy pronto se convirtió en una gran ventana a una zona de Cuba antes apenas explorada por los creadores de imágenes, donde, además, le dio voz y cuerpo a otros cubanos y cubanas, con sus hábitos, costumbres y modos de vida diferentes de los citadinos. Y, en muy poco tiempo, los propios habitantes de aquellas regiones tomaron el control de su propia representación audiovisual.

Con la sabiduría acumulada de los años al lado de Santiago Álvarez, quien le dio una dimensión diferente al documental, este género se transformó ―desde que comenzó a bajar desde San Pablo de Yao― en arte. El valor novedoso de sus historias, la riqueza antropológica convirtió a Televisión Serrana en centro de atención nacional y mundial y en espacio docente, no solo para las personas que viven en esos lugares, sino para estudiantes de las escuelas de audiovisual nacionales y la EICTV, entre otros centros.

Hoy, con casi 30 años, Televisión Serrana es considerada por la Unesco como un referente en materia de producción audiovisual comunitaria en Latinoamérica y de uso de los medios de comunicación para empoderar a las personas.

Sus obras no han sido simples muestras exóticas de aquellos parajes, sino que se han impuesto, por su calidad artística, en festivales nacionales y extranjeros.

Daniel Diez estuvo al frente del proyecto hasta 2002 en que retornó al ICRT como vicepresidente para la creación artística, labor que ejerció hasta 2006. Por su labor dentro del medio recibió el Premio Nacional de Televisión en 2015, galardón que se unió a otros tantos, como la Distinción Por la Cultura Nacional, la Félix Elmuza y la Orden Juan Marinello.

Hoy es común verlo sentado con sus estudiantes enseñando, y cuando se le pregunta, nuevamente, sobre el valor del sonido en el audiovisual, algo que aprendió muy bien en su etapa del Noticiero ICAIC Latinoamericano, lo rememora como algo imprescindible, como parte de la memoria histórica cubana. Y aunque esto lo expresó refiriéndose a aquella etapa, no me cabe duda de que afirmaría lo mismo del maravilloso registro sonoro aportado por la vida de las montañas, donde todavía pervive la Televisión Serrana.

Referencias bibliográficas:

1 Álvarez, M. (2012). El Noticiero ICAIC y sus voces. La Habana: Ediciones La Memoria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, p. 255.

2 Guerra M. (28 de febrero de 2020). Daniel Diez: “La televisión necesita del arte”.Portal de la Televisión Cubana. Recuperado de https://www.tvcubana.icrt.cu/destacados/4728-daniel-diez-la-television-necesita-del-arte

Ibídem

(Foto tomada del Portal TVC)