Hemingway

El hombre contra sus circunstancias adversas

Mar, 01/05/2021

A partir del suicidio del escritor Ernest Hemingway (1899-1961), el documental Hemingway (1962) de Fausto Canel indaga en los orígenes del hombre aficionado a la caza y al mar para aproximar el espectador al literato. Estamos ante el hombre de mundo que concebiría una escritura a medio camino entre las exigencias o conquistas estético-formales y el remedo de lo vivencial.

En el filme se establece una clara cercanía con quien decidiera vivir por la escritura y de ella en suelo cubano. De ahí que la cámara, asistida por la vozde Carlos Fernández, ayude a recorrer la finca Vigía. Es un recorrido harto descriptivo de sus interiores. “Aquí creó hombres que ponen en función todas sus fuerzas para dominar violentamente al mundo. Aquí dijo que un hombre puede ser destruido muchas veces, pero nunca vencido”.

Cuando la cámara toma esta y otras residencias —o las presenta desde lejos mediante fotos fijas—, el narrador recuerda e insiste no solo en quién habitó esos espacios, sino cómo los vivió para el lugar extendido y apenas tasable que es la literatura.

Sobre imágenes seleccionadas de la Cuba prerrevolucionariase comparte una suerte de valoración sobre la obra del mejor cuentista que novelista, aunque la narración se empeñe en recordarnos que Hemingway escribiera o mejor, comenzara a escribir El viejo y el mar, su mejor obra, dicen algunos, en el Hotel Ambos Mundos. No obstante, se rememora la vida que pretendió y de hecho llevó para que, por suerte, deviniera un sujeto de pensamiento sobre y para el mundo.

Hemingway bebió, comió, cazó y deseó mucho. Amó vivir tanto en sus persecuciones y muertes de animales como en los jugueteos momentáneos en distintos lechos. Esto último no se dice ni siquiera,se sugiere porque el documental no es hagiográfico, aunque sí bastante benévolo. Lo importante es que el hombre aventurero, sin dejar de serlo, se impuso un rigor casi diario sobre cómo escribir —lo hacía de pie—. Lo que no supuso que lo hiciera mejor que sentado o que lograra más calidad de páginas que Faulkner. Mas Hemingway hizo lo suyo y el mundo lo reconoce.

Fausto Canel intenta que el espectador se interese en el ser humano antes que en el artífice de relatos reconocidos. Para ello tiende a la cifra de acontecimientos de determinadas etapas: los primeros años de vida de su protagonista, los años de la Primera Guerra Mundial, la década del 30 en Europa, sobre todo España. En su intento de condensar un tiempo a través de fotografías, imágenes de archivos en general y fragmentos de películas clásicas, el documental de 20 minutos se aleja a ratos de su centro. El director busca la atmósfera previa a la escritura de los libros y ella, con frecuencia, sombrea al hombre de letras. El escritor y lapersona se funden con los pasajes elegidos, incluso aquellos que registran su imagen o voz.

Este es uno de los primeros acercamientos al Hemingway del Caribe, al simpatizante de izquierda y al aplatanado que cambióen Cuba e incluso antes: “Finalmente los tiempos lo penetraron y él dijo: ‘Un hombre solo no vale nada’ y se fue a luchar en la guerra española”.Cuando pareciera seguir un orden sucesivo, el audiovisual fluctúa otra vez entre pasado y presente.Es significativo que Cuba no se quedara detrás en ofrecer su retrato del escritor mundial.

(Foto tomada del sitio Fausto Canel)