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Daniel Díaz Torres en la memoria del cine cubano
Hace siete años, Daniel Díaz Torres ya no se encuentra entre nosotros, uno de los grandes cineastas que ha sabido recrear el fenómeno Cuba desde la gran pantalla y un poco más allá, porque los problemas de una Isla en medio del Caribe también pueden darse en cualquier parte del mundo.
Director de reconocidos filmes como Lisanka, La película de Ana o Hacerse el sueco, además de un total de 90 emisiones del Noticiero ICAIC Latinoamericano entre 1975 y 1981, Díaz Torres desató gran polémica a inicios de los años 90 del siglo XX, con su largometraje Alicia en el pueblo de las maravillas, con guion de Eduardo del Llano. Con cerca de 99 minutos de duración, la cinta gira entre el absurdo y la fantasía, el humor negro, el doble sentido y la sátira.
La actriz Paula Alí, nos cuenta en entrevista exclusiva con Cubacine, cómo recuerda el estreno de ese filme: “Fui hasta Marianao para verlo. Realmente me sorprendió, porque no vi que tuviera ninguna cosa en particular. Me pareció una buena película, quizás un poco atrevida. Daniel era un tipo muy revolucionario. Pienso que los verdaderos revolucionarios son los que plantean los criterios para mejorar la sociedad, no el contemplativo que todo le parece bien y maravilloso”.
Un actor del reparto de Alicia en el pueblo de las maravillas fue Jorge Martínez. Luego de un primer contacto con Daniel por mediación de la artista Thais Valdés, quien lo propuso para integrar del elenco del filme, comienzan trabajos de mesa en el ICAIC y así lo recuerda Martínez: “A partir de ahí empezamos a elaborar el personaje como él lo concebía y como Eduardo lo había preparado. Supe siempre que iba a ser una excelente comedia por el gran trabajo. Estaba como niño con juguete nuevo porque tuve la oportunidad de trabajar con Thais, Reynaldo Miravalles. Fue un aprendizaje tremendo”.
Jorge Martínez define a Díaz Torres como una de las personas más inteligentes y con más conocimientos del cine que ha conocido, “con una manera de decir, hacer y enseñarte las cosas como pocos, de las experiencias que tengo. Era una persona con un vasto conocimiento cultural e intelectual, te explicaba las cosas para que las entendieras. Para mí, él fue una escuela, lo que soy hoy también se lo debo a Daniel Díaz Torres”.
En 1997, este director le ofrece a Blanca Rosa Blanco la oportunidad de participar en el filme Kleines Tropicana, cuyo argumento recrea la aparición de un turista alemán un céntrico barrio habanero. Es ahí cuando un policía de provincia toma el caso para poder quedarse en La Habana. Se trata de una historia policiaca de espionaje recreada en un pequeño cabaret de los años 40 del pasado siglo.
“Kleines Tropicana fue mi primera vez en el cine, asegura Blanca Rosa, y llegó con una suerte de complejidades atractivas. Xiomara la Taína (el personaje que interpreta) era la madre del protagonista y se contaba en retrospectiva porque lo que significaba el recuerdo, la añoranza y la verdad de aquella mujer que la habían convertido en un ʽmito del puebloʼ. Siempre vestía de rojo, por todo lo que Daniel quería decir con esta mujer, por la imagen más que por las palabras”.
Acerca de su rol en aquella ocasión añade la actriz: “Actuar desde acciones y silencios lo hizo más atractivo aún. Trabajar con Daniel era ir atravesando junto al él significados a cada momento y eso nos unió para seguir en otros proyectos, conocía su dinámica con el actor y él tenía todo muy claro, un dominio de la puesta en escena y un discurso muy personal”.
“Xiomara era una rumbera de los años 40, así que me entrenaron para bailar. Lo que nadie me dijo es que lo haría en un tablón a cuatro metros de altura de escenografía, ¡parecía que me iba a caer con rumba y todo en aquel Cabaret! Pero fue especial en todos los sentidos”, afirma la también directora del largometraje El Regreso, su ópera prima.
Como el tiempo vuelven a trabajar juntos, esta vez en Lisanka, donde la actriz tuvo uno de sus primeros desnudos en el cine. Acerca de la experiencia comenta: “Se suele dar mucha importancia a ese tema. Y no soy precisamente una actriz que siente que hacer desnudos te convierte en la última Coca-Cola del desierto. Daniel sabía que yo había hecho desnudos totales en teatro y luego para la serie Yagrumas, de Roberto Salas. Al no ofrecer obstáculos, le doy seguridad al director, quien más que nadie sabe lo que quiere hacer en su película. Daniel es cauteloso y con todo el respeto del mundo tenía más que justificado ese momento y lo hicimos y fue muy gracioso, una secuencia nada más. Nada te pertenece, mucho menos el cuerpo”.
A medida en que pasaban los años, Díaz Torres fue creciendo como cineasta. De aquel asistente de directores en las películas Los días del agua, El hombre de Maisinicú, De cierta manera y Río Negro, talentoso desde siempre, pueden verse largometrajes con un argumento contundente, un intelectual que sabe lo que quiere y la forma más elocuente de enfocarlo en el séptimo arte.