NOTICIA
Comedia familiar con fantasma incluido
Como parte del Festival de Cine de Verano, el ICAIC presenta un ciclo peculiar dedicado a los fantasmas en la pantalla grande. Llamado “Espíritu burlón”, el ciclo incluye varios filmes que, como su nombre lo indica, siguen esta temática, pero con pinceladas cómicas que enriquecen sus tramas más allá de los habituales sustos y tensiones.
Los fantasmas han sido tema recurrente en el cine desde sus inicios. Desde las películas mudas hasta las producciones más modernas, han sido fuente de inspiración para los cineastas de todo el mundo. Además,
han sido representados de muchas formas diferentes. Algunas veces son retratados como seres malvados que buscan venganza, mientras que otras son mostrados como espíritus pacíficos que buscan ayuda para resolver algún problema pendiente.
A partir de dichas nociones, Tenemos un fantasma (We Have a Ghost, 2023), filme que formará parte del ciclo, desarrolla su argumento. Su director Christopher Landon lleva a cabo una historia similar a la del cuento “Ernest”, de Geoff Manaugh, el cual gira en torno a la familia, la amistad y la aceptación sin importar las diferencias, temas que están inmersos en el metraje en una combinación genérica entre el terror y la comedia.
Kevin (Jahi Di’Allo Winston) llega con su familia a la típica casa embrujada que sirve de escenario para este tipo de tramas. Allí conoce a Ernest, un espectro que no recuerda nada de su vida pasada, lo que le impide ganarse el sueño eterno. Ambos entablan una sólida amistad y se proponen resolver ese obstáculo para que el fantasma descanse al fin en paz.
A la vez que esta aventura transcurre, Frank (Anthony Mackie), el padre de Kevin, se aprovecha de la existencia de Ernest para hacerse famoso y obtener algunas ganancias por las redes sociales. Esto despierta rápidamente el interés de una organización secreta que investiga la existencia de los espíritus y comienza a darle caza,
lo cual pone a prueba a la familia completa.
Tenemos un fantasma sustenta su trama a partir de las relaciones entre sus personajes. Ernest labra con su amistad una imagen paterna que Kevin no halla en su propio padre, quien siempre parece centrado en otras actividades más importantes.
De igual forma, el fantasma se convierte en un ancla espiritual que conecta a todos en la casa, logrando, además, la reconciliación entre padre e hijo. Aunque la trama del filme carece de originalidad y está plagada de clichés cinematográficos, se desenvuelve de manera divertida, entrelazando correctamente parlamentos,
situaciones e imágenes, con un adecuado desarrollo de personajes y buenas actuaciones de reparto, elemento más destacado de la cinta junto al uso de los efectos visuales en las escenas fantasmagóricas.
David Harbour tiene el papel más desafiante al encarnar a Ernest. La postura del fantasma está interpretada desde el silencio absoluto. A partir de su mudez, el actor se encarga de expresar las emociones y el estado de vulnerabilidad en que se encuentra el fantasma en casi todo momento, además de protagonizar las escenas más graciosas, por causa, principalmente, de la ignorancia que posee sobre el mundo que le rodea debido al enclaustramiento en que vivía.
Tenemos un fantasma es un filme que entretiene, gracias a su ritmo rápido, enfocado en la comedia con algún que otro susto genuino, mientras le confiere prioridad a la familia y la tolerancia.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, nro. 212)