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33 años de cine cubano reconocidos por los Premios Goya
El filme histórico-biográfico Buscando a Casal, de Jorge Luis Sánchez, está entre los 16 que compiten por la nominación a mejor película iberoamericana de cara a la edición número 35 de los Premios Goya, cuyos ganadores se anunciarán el 27 de febrero de 2021, en el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga.
Único largometraje de ficción elegido para representar a Cuba en el Festival de Cine de La Habana y seleccionado luego por los críticos de la Isla dentro de lo mejor del cine nacional estrenado en 2019, Buscando a Casal aspira a lograr la coherencia estética a través de una puesta en escena teatralizada, que alardea de su artificio en cuanto a dirección de arte, es decir, escenografía y ambientación.
Y así, entre un raudal de florituras escenográficas y utilería, que oscilan entre la exageración y un simbolismo ostentoso, el filme logra sugerir, con bastante eficacia, la necesidad del poeta de refugiarse en la fantasía, en tanto habita un país donde es “difícil decir lo que se piensa, porque todo es sagrado”.
El Casal de Jorge Luis Sánchez no es solo aquel joven mórbido e inadaptado, sino alguien que reta el conservadurismo represivo del gobierno colonial, amigo de sus amigos y juerguista, adorado por algunas mujeres y siempre urgido por la angustia de hacer coincidir lo ideal y lo real, el individuo y la sociedad, lo bello y lo útil.
Más apegado a la visión de un Casal gregario, aventurero y patriota, por encima de aquel solitario, decadente y escéptico que suelen presentar sus estudiosos, Jorge Luis Sánchez y sus colaboradores (excepcional la dirección de arte de Maykel Martínez y la fotografía de José Manuel Riera) optaron por una estética asentada en el descomedimiento, la fantasía y la rareza que se propone expresar la neurosis hedonista y las máscaras que encubrían el verdadero rostro de un espíritu excepcional, en busca de afecto, fantasía y belleza.
Volviendo a la entrega de los Goya de este año, el 21 de octubre la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España dio a conocer los títulos de los 16 filmes que compiten, primero, por la nominación al Goya a la mejor película iberoamericana, y luego, por la estatuilla. Los 16 filmes preseleccionados se proyectarán entre el 13 de noviembre y el 4 de diciembre en sesiones abiertas a académicos y público general.
Cuba es el segundo país, después de Argentina, en cuanto al número de lauros en la categoría de los Premios Goya consagrada a la mejor película iberoamericana, desde que se instituyeron los Premios en 1986, con cuatro estatuillas que viajaron a La Habana y un total de 19 nominaciones. Chile también ostenta cuatro estatuillas ganadas, pero posee 17 nominaciones.
La categoría que aludimos se nombraba antes “mejor película extranjera de habla hispana” y “mejor película hispanoamericana”, y si bien el cine cubano brilló por su ausencia en la primera edición de los Premios, al año siguiente, en 1987, ya marcó el paso con la nominación de Un hombre de éxito (Humberto Solás).
Ganamos el primer Goya en 1989 con La bella del Alhambra (Enrique Pineda Barnet) y luego se suceden las postulaciones de María Antonia (Sergio Giral, 1990) y Hello Hemingway (Fernando Pérez, 1991), hasta que volvimos a conocer las mieles del triunfo en 1994 con Fresa y chocolate (Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea).
El éxito internacional de Juan Carlos Tabío es refrendado por el Goya con la nominación a mejor película extranjera de habla hispana de El elefante y la bicicleta (1995), y más tarde, Lista de espera (2000). También Arturo Sotto alcanzó honores similares con las nominaciones de Pon tu pensamiento en mí (1995) y Amor vertical (1997).
Después, el cine cubano continuó escalando en los Goya, hasta los nominados o finalistas, con Kleines Tropikana (Daniel Díaz Torres, 1998) hasta 1999, cuando otro cubano alcanzó el máximo galardón: Fernando Pérez por La vida es silbar.
Con la llegada del siglo XXI se suceden los triunfos del cine cubano en España. También fueron finalistas Miel para Oshún (Humberto Solás, 2001), Nada (Juan Carlos Cremata, 2002) y Suite Habana (Fernando Pérez, 2003), que alcanzó doble nominación, pues compitió en el acápite de mejor película extranjera de habla hispana y en el de mejor película documental.
Ganó un muy notable reconocimiento de la Academia, en su momento, Habana Blues, que el español Benito Zambrano rodó en Cuba, y resultó premiada en las categorías de mejor música original (Juan Antonio Leyva, Magda Rosa Galván, José Luis Garrido, Equis Alfonso, Dayan Abad, Descemer Bueno, Enrique Ferrer Orsini y Kelvis Ochoa) y mejor montaje (Fernando Pardo), mientras que llegaron al estatus de candidatos el director Benito Zambrano y los diseñadores de producción Eduardo Santana y Ernesto Chao.
Los jóvenes cineastas se hicieron presente mediante la postulación de La edad de la peseta (Pavel Giroud, 2007) y el triunfo de Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2012). En el intermedio también fue reconocido, mediante nominación, Boleto al paraíso (Gerardo Chijona, 2011).
En 2014 nos incluyeron nuevamente en el cuadro de honor con la muy elogiada Conducta (Ernesto Daranas), que es el último largometraje cubano de ficción nominado en un plazo de seis años si olvidamos que la cubana Yordanka Ariosa fue nominada como mejor actriz revelación en 2016 por El rey de La Habana, y que Yuli, rodada en la Isla por la española Iciar Bollaín, alcanzó en 2019 cuatro nominaciones: mejor actor revelación (Carlos Acosta), guion adaptado (Paul Laverty), música original (Alberto Iglesias) y dirección de fotografía (Alex Catalán).
Ya veremos la suerte que corre Buscando a Casal.