Cartelera

15 años de la Cartelera Cine y Video

Mié, 11/25/2020

Este mes, nuestro periódico Cartelera Cine y Video cumple 15 años de creado. Aunque son muchas las cosas que pudiera decir, buenas y malas, para resumir la experiencia de vida de esta publicación, de este “libelo”, como le dice Joel del Río para molestar, en lo primero que pienso es en la cantidad de cambios por los que hemos atravesado en estos años, algunos impuestos por las circunstancias, otros elegidos por nosotros mismos con la intención de no estancarnos, de sentir siempre que estábamos haciendo el mejor periódico que podíamos hacer. Los cambios han sido muchos, desde el aumento de sus páginas (empezó con 4 y el mes pasado tuvo 18), pasando por su difusión anfibia (es un periódico concebido para imprimirse, pero con frecuencia nos hemos visto forzados a movernos exclusivamente en el etéreo espacio digital, como nos ocurre ahora mismo) hasta la trasformación de su apariencia original en blanco y negro, que con el estallido de la pandemia se llenó de colores. Una vez incluso tratamos de ponerle un nuevo nombre, más acorde a nuestras características, pero eso nos obligaba a reiniciar la numeración, lo que nos pareció intolerable. Creo que nunca le tuvimos miedo a los cambios (y a su inevitable ajetreo).

En estos 15 años, una gran cantidad de colaboradores han prestigiado nuestras páginas, desde Rufo Caballero, que se enfurecía cuando le cambiábamos una palabra (llegó incluso a estar peleado con nosotros durante una temporada) hasta jóvenes que publicaron sus primeros textos en nuestro periódico y que hoy son muy buenos críticos de cine. Hemos tenido varios directores (nuestra fundadora Marta Díaz, Roberto Smith, Lea Marliet Pintado, Daylina Morales), cuyo entusiasmo y respeto por este periódico han sido más importantes para su subsistencia de lo que cabría imaginar, y varios jefes de redacción (el también fundador Joel del Río, Tupac Pinilla y Carlos Galiano), cuyas decisiones editoriales han sostenido la vitalidad y las proyecciones de la publicación a lo largo de estos años. Hemos recibido el apoyo ininterrumpido de muchas personas, tantos que se haría interminable mencionarlos, desde los colaboradores que han escrito en nuestras páginas (algunos de forma estable desde el inicio, como Frank Padrón, Tony Mazón o el mismo Joel), los trabajadores de la Cinemateca de Cuba, del Departamento de Programación o del Centro de Información del ICAIC hasta personas ajenas a la institución, como el entrañable Félix Zayas, del Departamento de Fotomecánica del Poligráfico Granma, cuya gentileza fue muchas veces decisiva para que pudiéramos imprimir.

El valor de nuestra publicación lo tienen que determinar los lectores, pero si algún impacto tiene se debe al empeño de estas personas, a las ganas que le pusimos desde noviembre de 2005, cuando imprimimos el primer número y se realizó el sueño perseguido durante años por Marta Díaz de que el ICAIC tuviera un periódico mensual (en estos 15 años solo dejó de salir, impreso o en digital, en abril de 2020, cuando la pandemia nos dejó paralizados y estupefactos, como al resto del planeta), y se debe también a esas largas reuniones de cierre donde una coma extraviada, una idea mal expuesta o una redacción torcida nos han sumergido en exuberantes debates con tal de salir lo mejor posible. Y aunque los debates suelen ser pacíficos, en ocasiones se vuelven furibundos, al punto de que hemos llegado a sentirnos molestos entre nosotros mismos, aunque creo que al final siempre nos despedimos con una sensación de bienestar compartida, satisfechos por haber hecho un buen trabajo. Así son nuestros cierres, difíciles y estimulantes, como diría Lezama, y no es para menos, con un equipo de personas tan capaces como Rosario Esteva, editora del periódico desde el segundo número, rigurosa e indócil como buena santiaguera (nadie le cree que nació en La Habana); Martha Araújo, cuyas aclaraciones lingüísticas atizan discusiones agonizantes; o Galiano, cuya agudeza y parsimonia lo convierten en un peligro para los cierres que aspiran a acabar pronto.

Con los años, nuestras perspectivas y aspiraciones también han cambiado. Nuestros primeros números de cuatro páginas apenas podían contener cuatro o cinco textos y unas fichas técnicas escuetas que nos dejaban insatisfechos. Cuando duplicamos la cantidad de páginas, en el número 8, en junio de 2006, pudimos comenzar a publicar más artículos, fichas completas, textos más largos, más imágenes. Desde entonces, tratamos siempre de lograr un equilibrio entre las críticas de las principales exhibiciones del mes y la cobertura de la realidad cinematográfica cubana, con entrevistas a cineastas y reportajes de películas de estreno o en producción, además del acercamiento noticioso al cine extranjero, especialmente en la sección Cinerama Internacional, creada en el número inicial por Joel del Río y que ha durado hasta hoy.

Como se ve en la foto que ilustra este texto, en noviembre de 2005 todavía no nos atrevíamos a llamarle “periódico” a nuestra publicación, aún no teníamos ISSN, y aunque no se vea en esa foto, la mayoría de los textos de aquel número fueron escritos por Joel, uno de ellos con un inverosímil seudónimo de resonancia bíblica. El susto que teníamos de que ese número saliera mal, de que no les gustara a los lectores, era muy grande. El día que lo imprimieron y fuimos a buscarlo al poligráfico, no podíamos creer lo bonito que se veía. Ahora, visto en la distancia, luce discreto, pero fue el resultado de unas cuantas semanas de desvelos, y nos dejó exhaustos.

Nuestra aspiración de hoy es más compleja. Gracias a la flexibilidad de Internet (y a nuestra naturaleza anfibia), ya no pensamos en los textos que caben en nuestras páginas, sino en las páginas que deben añadirse para que quepan los textos que queramos publicar. No nos limitamos a cubrir las programaciones de las salas de cines, sino que ahora también incluimos algunos programas cinematográficos de la televisión, con textos sobre algunas de sus películas. Desde mayo de este año comenzamos a publicar listas de filmes o cineastas relevantes, del pasado y la actualidad, como forma de complementar las críticas directas de las películas. También se han creado nuevas secciones e incluido textos sobre filmes significativos que no estén programados para exhibirse en el mes en cuestión, pero que merecen un espacio por su relevancia y que pueden llegar a los espectadores por cualquiera de las vías que existen hoy para ver cine. Además, creamos canales en las redes sociales, en Facebook, Twitter y Telegram, no solo para multiplicar nuestras vías de promoción, sino para fortalecer el diálogo con nuestros lectores.

Estoy seguro de que Joel, Marta Díaz o Rosario darían versiones de la historia de la Cartelera... distintas de la mía. Deberían darlas. Cuando Galiano me sugirió que contara la historia de la Cartelera... le dije que sí por decirle algo, pero estaba seguro de que no lo haría. Y hace un rato estoy escribe que te escribe, y con ganas de seguir haciéndolo.

(Tomado de Cartelera Cine y Video, no. 180)