NOTICIA
Revista Cine Cubano, la más longeva de América Latina
Con la creación del ICAIC, el 24 de marzo de 1959, mediante la primera ley en el ámbito cultural de la naciente Revolución, se concretaba un viejo sueño colectivo. Esta institución sin precedentes en la isla, nacida con una voluntad manifiesta de ruptura, no podía prescindir de un medio de difusión de ideas. En una época de complejas circunstancias, a mediados de junio de 1960, a solo un año y unos meses de la fundación del ICAIC, aparece el número de apertura de la revista Cine Cubano, con una tirada de veinte mil ejemplares. Ocupa la portada una fotografía de “Rebeldes”, segundo cuento de Historias de la Revolución, primer largometraje de Tomás Gutiérrez Alea aún sin estrenar en esa fecha.
“Crear a partir de un punto cero” es, según Alfredo Guevara en el texto editorial de ese número inaugural, el propósito rector de “la primera medida revolucionaria tomada en el campo del arte”. El fundador del ICAIC define las premisas del nuevo cine cubano: cine de calidad, artístico, nacional, inconformista, barato, comercial y técnicamente terminado. Inmersa en este hervidero fundacional, las páginas de la revista acogieron a los noveles creadores que se formaban sobre la marcha y otros procedentes del Cine Club Visión y de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo. La publicación sumó a firmas reconocidas como el crítico René Jordán, de la revista Bohemia; el joven Fausto Canel, colaborador de Cine Guía; Héctor García Mesa, director-fundador en un futuro inmediato de la Cinemateca de Cuba; y el tunecino-español José Miguel García Ascot, pionero en accionar una claqueta en un rodaje del ICAIC.
Han transcurrido sesenta años desde entonces, en los que Cine Cubano —que no obstante variar su tirada, atravesar etapas de irregular periodicidad, dejar de editarse en dos períodos (mediados de 1974 a 1977, y de 1994 a 1997)— representa la publicación especializada en cine más longeva de América Latina. Su vocación integradora de todas las artes y que prevaleciera el nuevo cine latinoamericano, movimiento que irrumpía con fuerza, condujo a la revista, por momentos, a números monotemáticos y, en otros, a ignorar el propio cine para jerarquizar otras manifestaciones, como las artes plásticas. Llama la atención que en sus primeras ediciones, Cine Cubano incluye el año y el número, pero después prescinde de este importante dato. El primer número triple (23-25) incluye la ley de creación del ICAIC y textos acerca de los distintos departamentos de la institución: la Cinemateca de Cuba, Dibujos Animados, el Noticiero ICAIC Latinoamericano… los premios obtenidos hasta 1964 y un conjunto de entrevistas al personal artístico. Las ediciones 42-44 (1967) y 140 (1998) se publicaron en español y francés.
A lo largo de su historia, a la cual aportaron sus fotografías los valiosos stillmen del ICAIC, modifica su estructura por secciones que termina por redefinirse a partir del número 150 (octubre-noviembre 2000). Consagrar el mayor espacio posible al cine de todos los tiempos generado en la isla fue el propósito cardinal en los cambios introducidos, sin excluir reportajes sobre filmaciones, mayor cantidad de entrevistas a cineastas y fragmentos de guiones. Desde el número 134 cuenta con una tirada de dos mil ejemplares. Es obligatorio destacar que gracias al efectivo impulso de Pablo Pacheco, nombrado su director en 2006 y hasta su desaparición física, Cine Cubano finalmente regularizó su perdida periodicidad trimestral y su salida puntual.
Poder acceder a la colección de la revista Cine Cubano en la Biblioteca Nacional José Martí, la Cinemateca de Cuba o muy pronto en formato digital, es para los estudiosos del cine de la isla y del ámbito latinoamericano disponer de una brújula o de un conjunto de señales orientadoras en una historia laberíntica, para acercarse a sus rumbos en el contexto del cine internacional y, al mismo tiempo, revelar la envergadura y riqueza de esta ineludible y ya sexagenaria publicación del continente.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, nro. 175)