Homenaje a Oliver

Oliver, nuestro Plin inolvidable

Mar, 09/26/2023

Aunque es inevitable no emocionarse al hablar de nuestro amigo Jorge Oliver, he aquí unas líneas que le rendirán homenaje junto a testimonios de artistas que respetaban y admiraban sus sabias palabras, consejos, su talento. Muchos se inspiraron en su obra para crear.

¡Hay tanto que escribir de este gran ser humano, profesional, historietista, dibujante, caricaturista cubano, Jorge Oliver Medina (1947-2023)! Desde las lecciones de vida que enseñó a muchos, hasta cuanto fue admirado por amigos, artistas, niños, jóvenes y adultos. Sus creaciones fueron como un sello de identidad en la gráfica y el audiovisual cubano. Sus icónicos personajes siempre se recordarán por los pequeños; su conducción en el programa “Cuadro a cuadro”‚ que tantos seguidores atrapó por su manera peculiar y burlesca de recomendar una película y su simpática inserción dentro de ella para comentarla‚ lo hicieron único. Se necesitaría un sinfín de líneas para definir a alguien tan especial.

Sé que es difícil en tan reciente pérdida, que amigos allegados brinden sus memorias y testimonios sin emocionarse. Pero, tomémoslo como una película en la que el protagonista está sentado en una silla alejada de todos, contemplando a muchos amigos reír, llorar, conversar sobre él, recordándolo; y sin embargo, desde esa silla, él estaría como riéndose y sacándonos la lengua a todos. Hagamos que siempre esté entre nosotros por muchos de años más.

Compartimos con nuestros lectores de Cubacine las emotivas vivencias de algunos de los que disfrutaron su valiosa presencia como el dramaturgo Maikel Chávez, los directores de cine Ernesto Padrón y Ernesto Piña, el historietista e ilustrador Luis Arturo Palacios…‚ quienes también lo recuerdan con grandes visiones para emprender proyectos novedosos.

Ante la pérdida de Oliver‚ el escritor, actor y locutor Maikel Chávez expresó: “Admiré su capacidad de levantarse, no importaba las veces que tropezara y que se cayera, al instante estaba sacudiéndose el polvo para estar de pie nuevamente, no se cansaba para nada. Cuando aún no habíamos terminado un proyecto, él ya estaba pensando en tres. Lo que más admiré de él fue su risa jaranera y sincera, sus respuestas acertadas, su pensamiento siempre adelante. Un pensamiento renovado, e incluso su capacidad de escuchar y de reinventarse, eso creo que en gran medida me lo trasmitió, impulsándome a ser mejor persona. Me decía que todos los días había que aprender algo nuevo”.

“Él fue el padre, el amigo, el jefe, el compañero de travesuras, fue esa persona que me guio, que supo darme los consejos más atinados, que supo escoger las palabras por disparatadas que fueran… Comenzamos a trabajar juntos con la serie El reino de la ortografía (2015)‚ dirigida por él y producida en Animados ICAIC.

Desde entonces fui su actor fetiche como él decía. Hice muchos personajes desde que me descubrió para esa serie y a partir de ahí, no dejó de trabajar conmigo. Me regaló un planeta y no es poesía, sino pura realidad porque juntos creamos la colección “Planeta Cachivache” con Ediciones Cubanas de Artex, que son siete libros interactivos para colorear, con pasatiempos….‚ escritos por mí e ilustrados por él para niños. Hicimos también con la Casa Editora Abril los audiolibros de La isla del Coco por el cuarenta aniversario del Capitán Plin donde yo realicé la narración e interpreté todas las voces; hicimos el audiolibro “Chamaquili” donde hice la voz de Chamaquili y‚ por momentos‚ la de su hermano Axel; Corina Mestre hizo la mamá de Chamaquili; producimos otra colección de audiolibros compuestos por los cuentos recogidos en los libros infantiles “Contar y cantar” por Ediciones ICAIC en alianza con Animados ICAIC. Contar y cantar son relatos  inspirados en videoclips cubanos producidos en los Estudios. Hice voces para la serie “Rui la Pestex” dirigida por él; spots para la televisión cubana y campañas específicas…”.
 

“Creo que era un hombre que estaba en constante crecimiento y que se imponía continuos derroteros y metas. Recuerdo que en la casa tenía libros de diferentes materias: economía, novelas o poesía... Nunca perdió la capacidad de preguntar cuando no sabía algo y se ponía una mano en la cintura y preguntaba con la mayor frescura del mundo, de esa eterna juventud o esa eterna infancia que tuvo siempre. Incluso a mí me preguntaba cuando tenía alguna duda, él me dio esa confianza”.

Lo recuerdo siempre riéndose y sacándole la lengua al mundo. Con esa sabiduría enorme que tenía, siempre revoloteando como un zunzún, inyectando vida a todas las personas que tenía a su alrededor y‚ además‚ sabía escoger las palabras por disparatadas que fueran y darte lecciones de vida. Lo recuerdo regañándome en muchas ocasiones y sacándome de lugares donde yo no debía estar porque él me decía que yo tenía que escoger a las personas y los lugares donde estar, que yo no tenía por qué compartir mi talento y mi energía con personas que no se lo merecían. La imagen que mejor tengo de él es esa. Una risa constante y un sacarle la lengua al mundo”.

En tanto el historietista e ilustrador Luis Arturo Palacios lo recuerda como un maestro: “Para mi Jorge Oliver fue un maestro, un referente desde mi juventud. Oliver nos alegraba con sus historietas. Mi encuentro con él fue en la revista Zunzún. No puedo negar que su trabajo nos influyó a todos. Fue uno de esos grandes con el que siempre conversábamos sobre la historieta cubana”.

“Lo que más admiré de él fue su desenfado para tratar a las personas. Trabajaba y hablaba con la misma característica emocional y mismo espíritu a cualquier persona, sin importar su rango, su edad. Fue una persona muy alegre y eso era lo que más admiraba de él”.

“Tuve la oportunidad de trabajar en varias ocasiones con él. Incluso cuando fue jurado en un concurso en el que participé, me dio su opinión con mucha sinceridad”.

“Lo recuerdo con cariño como una de esas personas que desde pequeño uno admiró por su trabajo. La sinceridad con que él me daba consejos fue muy importante para mí. Recuerdo que él siempre respetaba el trabajo de otros. Fue muy buen profesional y ser humano”, concluyó.

Nuestro querido director de cine Ernesto Padrón guarda disímiles anécdotas inolvidables. Ha confesado: “En una ocasión‚ un grupo de directores de órganos de prensa hicimos una visita a una provincia; era un recorrido para apreciar actividades económicas y sociales de diferentes organismos. Al finalizar, de regreso al hotel‚ en el ómnibus, Oliver hizo un resumen de las experiencias del recorrido. Y fueron tales las ocurrencias humorísticas que improvisó, que por un tilín faltó poco para que nos mata a todos de la risa”.

Por mi parte‚ casi puedo imaginar ese divertido humor peculiar que caracterizaba a Oliver. Me hubiera gustado haber vivido esa experiencia. Lo más admirable para mí era su mezcla de talento con humor, valentía y originalidad. Y empleaba esas virtudes para dirigir. Por eso era muy serio y muy divertido trabajar con él.
En el día de la partida física, 18 de septiembre de 2023, Ernesto Padrón escribió: “Hoy se nos fue Jorge Oliver, Oli. Un amigo entrañable. Como un hermano. Creador del personaje “El Capitán Plin” y de toda la tropa de amigos y enemigos de la Isla del Coco; tanto en historietas como en dibujos animados. Oliver fue el director fundador de la revista Zunzún, director de la revista cultural El Caimán Barbudo, y su obra abarcó una enorme variedad y cantidad de escritos, ilustraciones, e incluso los guiones y la conducción del gustado programa de televisión Cuadro a cuadro. Cultivaba las malas palabras profesionalmente, y su empleo lo hacía con tal ocurrencia, que mataba de risa a los conocidos y de muerte a los mediocres”.

“Anécdotas de su paso simpático y alborotado por la vida tengo a montones. Como jefe de diferentes equipos de trabajo fue inteligente, original, fiel, de armas tomar y muy querido”.

“Poseedor del humor más creativo, ágil, irreverente y espontáneo que haya conocido, fue uno de esos seres que son inolvidables, por su condición humana y por su indiscutible talento”.

“Allá donde fue seguramente fundará una revista humorística o un programa de historietas y dibujos animados. Ya me lo imagino”, concluyó Ernesto con cariño.

Pero, Oliver fue un padre para muchos artistas, y así lo recuerda el director de cine Ernesto Piña, quien le llamaba “puro” con cariño. Aunque con dolor, logró contarme algunas de sus vivencias y memorias junto a él. Sé que es triste hablar de alguien querido cuando ya no está. Sin embargo, finalmente pudo compartir algunas de sus vivencias con “el viejo” y recordarlo como fue.

“Jorge Oliver y yo tuvimos siempre una química espectacular, desde el principio, siempre fue un feliciano y a la vez un empecinado y seguidor de lo bien hecho. Lo admiro como ser humano y creador. Su fuerte de verdad era la historieta, la ilustración, el dibujo, por eso de algún modo, lo llamé a trabajar. Él era muy pragmático, concreto, directo. Siempre sabía lo que te estaba diciendo desde el principio. Tenía una cultura bastante amplia de la vida, de todo. Las personas lo admiraban porque cuando él regañaba a alguien era para hacerlo pensar.

Era muy ocurrente a la hora de regañarte. Yo le preguntaba hasta cosas personales y muchas cosas de trabajo y él siempre estaba presente. Recuerdo cuando le mostré el show de “Cokito y Cremita” y  me dio algunos consejos. Luego lo llamé a trabajar en la serie “Tremendos clips”‚ a la que le aportó creatividad en el guion y en los diálogos a los personajes Sol y Fa. Una vez lo invité a la grabación de las voces de esa serie y me dio sus criterios y consejos; como también lo hizo con mi película “La Súper”. Se leyó varias de las versiones del guion, me dio sus opiniones y muchas de las cosas fueron tomadas y anotadas para el guion definitivo. Yo le pedía siempre consejos. Para mi él fue y es una eminencia en el mundo de la gráfica, de la historieta, de la ilustración.

En el mundo del cine incursionó un poco más tarde‚ pero ya ayudaba a Juan Padrón en sus películas, animaciones, en las historias. Tener a todas estas personas tan de cerca, tan dispuestos, tan humanos… y que ya no estén, es una pérdida durísima. Vamos quedando nosotros con sus criterios, anotaciones, jodederas, seriedades…‚ somos los que ahora debemos marcar ciertas pautas y respetos. Él era una persona espectacular, fuera de liga, un genio a su manera, con muy buena onda. Estoy muy feliz de haberlo conocido”, concluyó Piña.

Seguirán muchos recordando tus enseñanzas, tus consejos, tus creaciones. Quedarás en la memoria de niños y adultos que te seguían; quedarás cerca de amigos, artistas… que te admirarán siempre. Nos dejaste tu infinito legado para que nunca vueles lejos. Quédate por siempre “viejo”, “puro”, Oliver.