Mosul

¿Las sorpresas de la rebeldía?

Mié, 05/19/2021

Si bien se basa en eventos reales que pudiera el espectador conocer o imaginar, Mosul (Matthew Michael Carnahan, 2019) es de esos largometrajes que necesitan de unos cuantos textos en pantalla para explicar lo que hubiera ocupado un extenso y tedioso margen inserto en su guion. ¿Quiénes integran Daesh? ¿Por qué a los hombres del equipo SWAT de Nínive no se les puede perdonar la vida de ser tomados prisioneros? Esto y más queda explicado en los textos didascálicos mientras la cámara recorre la ciudad de Mosul en su total destrucción por la guerra. La ópera prima de Carnahan se inspiró en el artículo de Luke Mogelson “La batalla desesperada para destruir ISIS” que fuera publicado por The New Yorker.

Aunque ocurre en Irak, la trama de Mosul ―filme exhibido recientemente en Solo la verdad― se asemeja tanto en visualidad y hasta en personajes a esos relatos posapocalípticos y distópicos que la ficción ya nos ha presentado. Aquí —una vez más— no importa la muerte de alguien, sino cómo muere. En este sentido, la muerte se nos presenta como la cotidianidad y eldestino más próximo al grupo SWAT, que solo muy pocas veces se advierte en otro personaje ajeno a los “justicieros” que los miran con esperanza.

Por ellos la muerte se impone y comienza a condicionar una transformación muy veloz y a lo videojuego en el chico nuevo, Kawa (Adam Bessa), a quien no le queda de otra que destacarse para sobrevivir dentro de SWAT. Es preocupante cómo su sensibilidad amengua hasta devenir una máquina de matar. Es cuando el mayor Jasem (Suhail Dababbach) descarta la posibilidad de que el joven pueda ser un traidor y comienza a preocuparse por un cambio en el que el otro pierde su humanidad. Ahora recuerdo que Matthew Michael Carnahan fue el guionista de Guerra mundial Z. De ahí que su película me recuerde algo de la estética visual de la del suizo Marc Forster.

Aunque Mosul quiere generalizar a un grupo heroico que se defiende por más de una razón contra el Estado Islámico desde un solo carro Humvee, el director pretende insuflarle a su historia bélica el drama de dos hombres (Kawa y Jasem) que, de muy diferentes, pareciera que llegan a un acuerdo si de enfrentarse a los obstáculos se trata y de sobrevivir, por supuesto. Respecto a ello, las miradas no apoyanla comprensión de unas psicologías que no llegan a ser nunca complejas. Lo que está ausente en los momentos oportunos de la trama no puede pedírsele que aparezca hacia el final por arte de magia o traído por los pelos. De lo que sí se encarga con detenimiento Carnahan es del logro de los efectos especiales en las escenas de combate a distancia e incluso cuerpo a cuerpo. No puede dejarse de mencionar las colaboraciones destacables del músico Henry Jackman y, en especial, la del fotógrafo Mauro Fiore.

Una sola jornada de un día es suficiente para que el espectador reconozca nuevamente por qué se mata y quién merece morir a fin de alcanzarse en las ruinas de Mosul una paz tan improbable como ilusoria.