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Ernesto Granado: “Esta serie documental ha sido una escuela para mí”
Para mostrar al espectador las relaciones directas e indirectas del cine con las artes plásticas, el realizador Ernesto Granado se vinculó al proyecto dedicado a este apartado dentro de la serie documental Memorias del cine cubano, producida de manera conjunta entre el ICAIC y Mar y Cielo Producciones, un colectivo de creación formado por Humberto Jiménez, Patricia Ramos y Evelio León; que cuenta con la colaboración de DB Estudio y Wajiros Films.
Para conocer detalles acerca de esta interesante experiencia, Cubacine conversó con Granado sobre este proyecto audiovisual. El director de fotografía, miembro de la UNEAC y de la Asociación Cubana del Audiovisual, resaltó las atmósferas de las obras de arte y sus reflejos en diversas manifestaciones.
Érase una vez…
Ernesto Luis Granado Rigueiro nació el 30 de junio de 1952 en Antilla, provincia de Holguín, un pueblo con una vida cultural bastante activa. Y es que este lugar tenía dos periódicos y un cine donde se exhibían clásicos del cine universal, un verdadero acontecimiento para aquel sitio en aquella época. Esto —unido a su vocación personal y su empeño— le hizo soñar con trabajar en la industria cinematográfica desde niño. De hecho, Ernesto asegura que el arte debe venir desde temprano.
“Cuando llegué a la secundaria formamos un círculo de interés donde hicimos una peliculita incluso, la cual con el paso del tiempo se deterioró. Fui creciendo y al triunfar la Revolución, vine a pasar el Servicio Militar aquí en La Habana y, en 1975, comencé en los Estudios Cubanacán del ICAIC como auxiliar de escenografía. Y para 1976, en calidad de soldado, formé parte de las tropas cubanas que fueron a combatir en la guerra de Angola dejando mis aspiraciones a un lado”.
Pero al regresar a Cuba, en 1978, se incorpora al Instituto e integra el equipo técnico de la cinta Los sobrevivientes bajo la dirección de Tomás Gutiérrez Alea “Titón”. Ese mismo año, al culminar un curso de fotografía, empieza a trabajar en el Noticiero ICAIC Latinoamericano y en varios documentales como asistente de cámara.
Deudas eternas
Granado Rigueiro le debe mucho a Lolo Carrillo, un hombre que solucionaba cualquier cosa al rodar un filme. Y es que, en el cine, uno va con un guion y todo lo demás pero surgen imprevistos que la realidad te impone. “El cine es también resolver problemas y antes todo era muchísimo más complejo”, apuntó.
“En cada espacio trataba de hacer lo mejor posible. Aprendí con y junto a Mario García Joya, Raúl Pérez Ureta y otros muchísimos jóvenes que nos formamos gracias al ICAIC”, agregó.
Pero, en aquel entonces, esta institución era muy estricto, muy hermética a la hora de permitir la entrada o el ascenso de los de fuera, estaba cerrada al exterior. Hubo quien criticó eso, pero existía una disciplina, un orden y unos valores éticos y morales determinados con todo y sus defectos. Y Ernesto, al igual que los otros se fueron nutriendo de todo esto.
“El ICAIC, además, exigía subir escalones, formarse bien en cada especialidad. Era una escuela e iba formando a su gente. Había cierto equilibrio entre quienes trabajamos allí”, explicó.
Lo importante era no desistir y mantenerse dentro del medio trabajando en lo que fuera con tal de aprender y llegar a hacer lo que uno realmente anhelaba, en el caso de Granado “saltar” de asistente de cámara a director de fotografía y, posteriormente, dirigir.
Siguiendo esta línea, Basura, un corto de Lorenzo Regalado fue su primer audiovisual y La noche de los inocentes, con Arturo Sotto, su primer largometraje de ficción. Para después seguir haciendo películas con Titón, Jorge Perugorría “Pichy”, así como documentales como el que filmó sobre su querido pueblito natal.
“Hay que conocer la parte teórica y práctica del cine, que es arte e industria a la vez. Adquirir una cultura de la experiencia”, concluyó.
Quien tiene memoria, sabe más
Partiendo del hecho de que Granado no es un experto en Artes plásticas, pero si posee muchos conocimientos y relaciones desde el punto de vista fotográfico, este hombre aceptó el reto de aventurarse a dirigir el capítulo dedicado a esta manifestación dentro de la serie documental Memorias del cine cubano.
“A partir de un guion de Eduardo Eimil, quien ha hecho teatro y sabe manejar actores, pensamos en un audiovisual que mediante entrevistas, en las cuales los entrevistados se sintieran cómodos y expresaran con sus palabras y gestos”, explicó.
Tal proyecto general ha sido importantísimo para el ICAIC, pero, sobre todo, para los realizadores, los cuales como resultado de una estrategia mutua, están construyendo una interrelación muy válida que les ha dado empleo a muchísimos profesionales capaces en estos tiempos tan difíciles para todos, además de motivación y esperanza.
“A mí mismo, por ejemplo, que estaba en casa refugiado leyendo, escribiendo y creando con amigos, pero de una manera pacífica, me reavivó la chispa creativa.
Además, una serie como esta nos viene súper bien a todos, especialmente a las nuevas generaciones que se encuentran muy dispersas, a veces sin asociaciones que las agrupen profesionalmente hablando”, expresó.
Ofrece ejemplos, asimismo, las cuestiones que se hablan en cada episodio determinadas. No se queda en lo teórico. Aterriza al público a obras concretos con un lenguaje potable, directo y agradable.
Se trata, en resumen, de un proyecto muy interesante que ayuda en la búsqueda de una mejor manera de transmitir los conocimientos sobre las artes y su estrecha relación, más o menos explícita, con el cine.
Junto al asistente de dirección Rafael Rosales, al productor Luis Abel Miyares, la maquillista Magaly Pompa y el resto de nuestro staff se trabaja en equipo para lograr un producto digno, clásico, sencillo, sin mucha experimentación, pero que promete regalar mucha sabiduría. No estaremos ante trabajo de autor sino uno para mostrar al espectador los valores culturales de nuestra nación.
Todos ellos vendrán a demostrarnos que la atmósfera que transmite un cuadro es más importante, a veces, que el cuadro mismo, que los conocimientos habitan al interior de cada uno de nosotros y que solo debemos saber utilizarlos para filmar y en definitiva crear.
“Para ello, recurrimos al brillante crítico de arte Hamlet Fernández, quien será el conductor de la serie e irá introduciendo los distintos tópicos y a destacados entrevistados tales como el cineasta Fernando Pérez, el fotógrafo Raúl Rodríguez, el director de arte Onelio Larralde y el pintor Arturo Montoto, quien nos entrega otra visión del fenómeno, desde otra postura”, comentó.
(Pie: durante el rodaje de Fátima junto al actor y realizador Jorge Perugorría. Foto: cortesía del entrevistado)