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El son en el cine cubano
El cine cubano, siempre tuvo presente el género musical llamado son, una música rica, viva y universal. En la película El romance del palmar, dirigida por Ramón Peón —tenaz luchador por el cine en su época—, supo recrear, en sus imágenes, la plasticidad del paisaje cubano. La secuencia en la cual Rita Montaner interpreta el son-pregón El manisero, de Moisés Simons (1890-1945), es antológica, casi un momento mágico. El tiempo la ha hecho perdurable.
No podemos olvidar que ese son–pregón El manisero, hace ya un poco más de 90 años, fue el primer gran boom de la música cubana en el mundo. Desde Nueva York se lanza esta grabación hecha en los estudios en Nueva Jersey, para convertirse en casi un himno de la sabrosura de la música cubana.
La actividad fílmica de 1942 comenzó con el corto Ritmos de Cuba, que también dirigiera Ernesto Caparrós. En este intervino la orquesta Casino de la Playa, bajo la dirección de Guillermo Portela, uno de los fundadores de esta agrupación tipo jazz band surgida en 1937. Orlando Guerra (Cascarita), cantó Un brujo en Guanabacoa, de Hermenegildo Cárdenas; tema que tiempo después Abelardo Barroso llevara a un sabroso son con la orquesta Sensación de Rolando Valdés.
Benny Moré aporta el son al cine, lo vemos bailando junto a la bailarina cubana Ninón Sevilla en la película mexicana Carita de cielo. En Cuba; en documentales dedicados a su figura seleccionan varios sones; también en la película Hoy como ayer de Rapy Diego y finalmente la película de Jorge Luis Sánchez: El Benny.
En diversas películas mexicanas estuvieron presentes los sones de la dinastía Grenet. De Eliseo menciono: Lamento cubano, La mora, Facundo, El tamalero, Negro bembón, Tu no sabe inglé, Sóngoro cosongo (texto de Nicolás Guillén); y de Emilio, existen las musicalizaciones de Motivos de son, cantados por Rita Montaner. Secuestro de la mujer de Antonio, Maraca y bongó, Mi chiquita, Quirino con su tré.
Nosotros, la música
En 1964 la cultura artística cubana y particularmente la vida musical vivía una explosión en todas sus manifestaciones. Rogelio París tuvo el tino de crear un documental que es un clásico de la música cubana. Nosotros, la música recoge y refleja las personalidades y géneros musicales más significativos y trascendentales de la música popular cubana de forma absolutamente espontánea, auténtica y no manipuladora, con un audaz lenguaje formal que le permite renacer casi sesenta años después de su realización, como un brillante, espectacular y contemporáneo documento histórico.
En el documental contamos con la participación de Chapottin y sus Estrellas, difusores del son influido del genio de Arsenio Rodríguez.
Este documental expone rasgos esenciales de la identidad del cubano en el contexto de la gran música popular cubana que, hoy más que nunca está a la vanguardia en el ámbito internacional.
Luis Felipe Bernaza realizó en 1976, el documental ¿De dónde son los cantantes?, dedicado al Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, poeta del son.
Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC
El Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, produjo muchos sones; el Movimiento de la Nueva Trova comenzó en la línea social, política; pero en la música todo cambia. Silvio lo explica de esta manera: “Lo que originó a la Nueva Trova no fue la música bailable, aunque eso estuvo y está también en nosotros. La Nueva Trova se origina de la Trova que, en general, tampoco es bailable. Eso no ha impedido que mucha música de toda La Trova se haya bailado o se pueda bailar. Buena parte de nuestra música se ha podido bailar o se puede bailar, claro, con el acompañamiento adecuado. Antes, quizás por la urgencia de decir cosas, no nos deteníamos demasiado en esto. Lo mismo pasaba con el que escuchaba, se creó espontáneamente, el mito de que la Nueva Trova no era para bailar. La evolución ha ido rompiendo con esto. Conste que, desde sus inicios, gran parte de la producción del Grupo de Experimentación, se podía bailar. Incluso se hicieron cosas, aunque más bien especulativas, con lo bailable. Pero casi nada de esta producción fue difundido”.
Silvio, para la obra La nueva escuela, quiso hacer un son a su manera, siguiendo la moda de los tiempos. “Por ejemplo —explica Silvio—, cuando Los Beatles compusieron When I’m Sixty Four, hicieron como una parodia de la música de los años 30. Y cuando Rogelio París me pidió hacer una canción sobre “la nueva escuela”, entonces a mí se me ocurrió hacer esa canción tratando de imitar las estructuras de la música cubana de los años 30. Es decir, utilicé esa analogía. O sea, no estaba imitando a los Beatles. Estaba haciendo, dentro de mi cultura, lo mismo que hicieron ellos dentro de la suya, ¿entiendes? Eso es una influencia también, de visión. Entonces yo hice El son de la nueva escuela, que no tiene nada que ver con When I’m Sixty Four, pero es una actitud similar”.
Personalmente Silvio dejó en documentales algunos sones con las agrupaciones Los Van Van y Adalberto y su Son: Cántalo, pero báilalo, Imaginada. Fueron composiciones sorpresivas de Silvio.
Del son a la salsa
Rigoberto López, valioso documentalista dirige un material de enorme importancia en la salsa latina-cubana, donde está presente como conductor Isaac Delgado. El documental hace un recorrido por el inicial son cubano hasta llegar a lo que llaman salsa latina y finalmente a Los van Van de Juan Formell.
No podemos olvidar que la salsa es el fruto del son cubano que toman prestado en Nueva York los músicos latinos y algunos de Cuba. Es un “paliativo contra la nostalgia” como escribiría la periodista Mayra A. Martínez en Revolución y Cultura.
El son está en la banda sonora de muchos documentales y películas del cine cubano; pero eso será material para otros artículos en el portal web del cine cubano.