Portada del libro Cincuenta años del cine cubano (1959-2008)

Cincuenta años de cine cubano (1959-2008)

Mié, 12/11/2019

Buscar y encontrar, valorar y considerar, descartar y acoger…, las parejas de infinitivos se extienden en este sentido cuando de compilaciones se trata. Reunir en un solo elemento de obra algo que ya está fragmentado más que fragmentario; darle acaso un nuevo sentido y reubicar el contenido en una nueva época para nacientes lectores, he ahí la esencia de las compilaciones. Compilar debería ya entenderse como obra de autor en tanto él escoge cuanto va a figurar en un volumen o más. Ese echar a mano de toda compilación que se respete implica crítica y hasta arte de descarte. De ahí los riesgos y arrojos de autores y las satisfacciones e inconformidades de lectores.

Cincuenta años del cine cubano (1959-2008) es la más reciente compilación de Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, y Mario Naito, presidente de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC). El texto ha salido bajo el sello editorial de Letras Cubanas y, como es sabido, se esperaba desde hace tiempo. Si las fechas de salida de los libros estuvieran más cercanas a las de su entrega, las prescripciones de algunos de sus contenidos no se vieran a destiempo. Tiene que llegar el día en que los poligráficos reposen solo porque las editoriales han cumplido con sus planes. En la espera del nacimiento de nuevos volúmenes, no queda más opción que la de tomar cartas en lo concerniente a lo que va surgiendo. Conste que lo digo inconforme, pero sin menospreciar lo que tenemos.

Cuando uno examina quiénes están en las páginas de Cincuenta años del cine cubano…, agradece esta suerte de inclusión heterogénea en contenidos y estilos. Se entiende enseguida el porqué de cuanto aparece porque, admitámoslo, la libertad parece estar a sus anchas en un libro, cuyos textos fueron encargados. Sin embargo, la presencia de críticos e historiadores cinematográficos de distintas generaciones nos da esa impresión de haber sido llamados para que el rigor no traicionara al gusto o viceversa. Porque, como me he preguntado por estos días: ¿cuál puede ser el conflicto habitual de un crítico? Alternar entre lo que quiere escribir en verdad y lo que le encargan, sin que traicione su ética y la obra, al realizador y a quien lo lee. Lo otro es engañar una subjetividad en favor de alcanzar supuestamente mayor objetividad.

Mientras más se empeña el crítico en ser objetivo, más descubre su (dis)gusto en relación con la obra que analiza. El hecho de argumentar de seguida sus razonamientos, revela, sin duda alguna, no solo cuán subjetivo puede ser, sino sobre todo, sus simpatías y desagrados ante lo que juzga. No obstante tratar de ejercer un juicio de valor lo más imparcial posible, no tiene que ser para quien critica una utopía. Debería constituir este acto una apremiante tentación1.

Listas y fichas técnicas; voces reconocidas y otras emergentes; notas, comentarios y reseñas críticas componen un volumen donde se valoran 23 obras de ficción, 29 documentales y 13 de animación. Repárese en la cifra y no nos extrañemos que los documentales dejen a la zaga las películas. La cifra de documentales en el audiovisual a partir de 1959 siempre ha sido mayor que la de la ficción.

Más allá de lo que implica hacer un largometraje, preguntémonos por qué las propuestas documentalistas cubanas crecieron y, sin embargo, aún se tiene a menos por buena parte del espectador cubano. En rigor, me parece que nos hemos quedado por lo bajo promocionando nuestros documentales. No basta con la programación de la Cinemateca y menos con un programa televisivo que a veces decide reponer el mismo documental que ya se ha exhibido.

En Cincuenta años del cine cubano (1959-2008) no se espere un análisis gigantesco de la cinematografía del patio. Ello responde a una espontaneidad que de alguna manera analistas e historiadores, por separado, cumplen cuando abordan un director que le gusta o tienen en cuenta determinada obra por un aniversario. No obstante la iniciativa o el compromiso, la compilación de Mario Naito y Luciano Castillo es una muestra representativa no solo de lo que es el cine cubano, sino de cuanto se ha pensado sobre su devenir.

1“No pienso alzarme y menos tener arranques de conceptista”, en Ni frustrados ni resentidos. Entrevistas a críticos cubanos de cine (inédito).