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Chicas malas, pero con brazaletes médicos
La abeja reina es el miembro más importante de la colmena, y no solo porque es única en la colonia, sino porque es vital para mantener su población. Figúrese que una reina puede poner entre 1 500 y 2 000 huevos ¡al día! De hecho, la puesta es su principal actividad, pero no la única.
Igualmente, nuestros mayores no poseen una sola función y merecen vivir nuevas experiencias sin importar su edad, tal como lo defiende Abejas reinas (2021), propuesta cinematográfica de Arte 7 del pasado domingo.
Y es que siempre habrá un lugar en el mundo para filmes que podríamos considerar antiguos, pero tan agradables como Queen bees (su título original), el cual fue ambientado en una comunidad de jubilados donde se forjan amistades cercanas, a veces forzadas, en ocasiones de inmediato; y el romance otoñal puede florecer.
Muestra de lo anterior la relación que nace entre Helen y Dan, interpretados por Ellen Burstyn y James Caan, veteranas estrellas de la actuación que encabezan un elenco inusualmente fuerte de rostros familiares en esta película indie que complace a buena parte de los espectadores, sobre todo a casi cualquier persona de la tercera edad.
Helen, y para consternación de Laura (Elizabeth Mitchell), su hija un poco obsesionada por el control, está decidida a seguir viviendo en la casa donde ella compartió tantos buenos momentos con su esposo fallecido hace tres años. Pero después de que, por accidente, provoca un incendio en su cocina, Helen se ve obligada a mudarse a un asilo mientras se reparan los daños ocasionados.
Así, la protagonista se instala no muy convencida en Pine Grove Senior Community junto a las dueñas no oficiales del gallinero: Margot (Ann-Margret), muy casada; Sally (Loretta Devine), de espíritu libre; y su cabecilla y la severa matriarca Janet (Jane Curtin). Entonces, estas “abejas reinas —como le dice Helen a su nieto en un fragmento de la película en cuestión— son como chicas malas, pero con brazaletes de alerta médica”.
Además, el rol interpretado por la Burstyn se toma cada vez más tiempo para conocer a Dan (Caan), otra incorporación reciente al hogar de ancianos y cuyas propuestas románticas llegan a calentarla… en todos los sentidos. Ambos resultan tan encantadores juntos, sin esfuerzo apenas, que inclusive te hacen desear su aparición en una secuela de mucho tiempo en pantalla.
Precisamente, gracias a esa potente química entre sus actores (tanto los principales como los de apoyo) este filme adquiere un particular encanto que nos hace olvidar que se trata de una comedia de situación algo anticuada y superficial.
Abejas reinas toca, sin sumergirse demasiado, el tema de la vejez, la convivencia entre adultos mayores, las consecuencias físicas y mentales ineludibles al paso del tiempo y la permanente amenaza de la muerte.
Para ello, su director, Michael Lembeck, y el guionista Donald Martin son lo suficientemente inteligentes como para evitar las minas que suponen filmar una película como esta, en la cual sus personajes quieren disfrutar al máximo la vida que les tocó hasta que les llegue esa buena noche.