Cine Cubano 8

Carnada para antología

Mié, 05/06/2020

¿Para quiénes hacemos esta Revista? ¿Cuántos la leen? ¿Incidimos en el discurso del cine cubano? Estas y otras preguntas nos hacemos todos los días cuando, entregado un número a la imprenta, nos lanzamos al diseño del próximo, a sabiendas de los problemas de distribución interna que afectan y limitan su circulación, cosas que esperamos algún día se solucionen. 

La respuesta más estimulante a todas esas interrogantes la recibimos en una presentación que hicimos de Cine Cubano ante estudiantes de la FAMCA (Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual). En medio de la discusión sobre los temas que pudieran resultarles de interés, así como de las dificultades para acceder a la Revista, dos alumnas nos comentaron que el primer contacto con Cine Cubano lo habían tenido gracias a sus familias.

En ambos casos se debía al anuncio público de sus deseos de estudiar cine. Una de ellas relató que después de expresar vivamente lo inalterable de su vocación, la abuela se había ido en silencio hasta el librero para regresar a los pocos segundos con un viejo número de la Revista que resistió los embates del tiempo. “Si vas a estudiar cine tienes que empezar por esto”, le dijo sentenciosa mientras dejaba en sus manos un polvoriento ejemplar de Cine Cubano como si fuese un manual de catecismo. 

Esa humilde satisfacción nos animó a publicar esta antología como homenaje a todos los que han trabajado en la Revista a lo largo de cincuenta y seis años. Un reconocimiento al continuo esfuerzo por brindar al lector una información que instruya y apasione, al tiempo que aprovechamos la ocasión para hacer uso de esa voluntad educadora que nos acompaña. 

Muchos temas, artículos y pronunciamientos han quedado en los anales de nuestra publicación; compilar una antología de Cine Cubano es como editar una larga película sobre nuestra propia historia, en la que un sinnúmero de secuencias tienen un valor documental de enorme significación. El criterio de selección se apega más a la búsqueda de algunos tesoros que mantienen su diálogo con las problemáticas del presente, sean sobre cine o sobre arte en sentido general. Así que si usted está leyendo esta introducción, coméntele a la abuela y pídale que haga un hueco en el librero, quién sabe si dentro de algunos años a sus nietos les dé por estudiar esta maravillosa y desquiciante carrera que es el cine.

(Tomado de la revista Cine Cubano, nro. 200, año 2016)