Animaluz

Academia Animaluz en tiempos de Covid-19

Vie, 04/23/2021

Los momentos actuales han obligado a muchos a replantearse soluciones para seguir adelante con nuevos proyectos. Si se tienen al alcance las tecnologías, en este mundo informatizado, qué mejor que asumir el reto de desafiar esta triste pandemia, mediante los conocimientos.

Los cursos y talleres de la Academia Animaluz, de Animados ICAIC, estuvieron funcionando hasta la llegada de la pandemia Covid-19. Fueron momentos en que muchos niños se quedaron a la espera bajo la incertidumbre de cuándo se retomarían los talleres en los que ya habían matriculado en marzo del 2020. Fue entonces que el Departamento de Comunicación de este centro, en conjunto con la dirección de la entidad y los profesores, se dieron a la tarea de indagar acerca de los niños y padres que contaban con acceso a redes sociales y así conformar el equipo de alumnos para seguir realizando esos talleres, pero, esta vez, de manera virtual.

Vía WhatsApp, entrevistamos a Ivette Ávila, una de las profesoras que impartió el taller de “Juguetes Ópticos”.

Ivette, quisiera que me comentaras la génesis de Animaluz...

La Academia Animaluz ha nacido en el seno de Animados ICAIC con el fin de aglutinar los talleres de animación que hemos venido realizando. Abogamos por tener una propuesta constante de talleres; de modo que, si un padre tiene un niño o un adolescente con inclinación hacia la animación, puede acercarse a la institución e indagar sobre dichos talleres. A veces las convocatorias no tienen el alcance que uno espera y el hecho de decir que todo el año está abierta la Academia con talleres ha sido algo espectacular, teniendo en cuenta que en Cuba no enseñan animación. En los niveles de enseñanza artística es muy débil y en la Educación Superior no hay una carrera de Animación. Animaluz es como la cantera para el futuro, aunque siempre lo digo… nuestros talleres no son sólo con una intención de formación vocacional, también desarrollan un potencial de alegría, de vida en los niños, porque el proceso de creación es divertido, porque trabajamos en equipo. Hay que aprender a trabajar en grupo, a escuchar al otro…Nuestros talleres, además, están formando espectadores críticos que pueden cuestionar el contenido o la forma de las obras que consume.

Todo lo que existe se puede animar, por suerte la creación es infinita.

¿Qué ha significado para ti la experiencia de impartir las clases por esta vía no convencional?

La experiencia de impartir las clases de la Academia por la red social WhatsApp ha sido todo un desafío. Al principio me pareció que era casi imposible, después fui descubriendo modos y la posibilidad de llegar a un público que, de forma presencial, no podía acceder a nuestros cursos. El hecho de que un niño en Santa Clara, Pinar del Río, Gibara… pueda seguir los talleres, me parece algo espectacular que va también con el sentido de los objetivos que nos habíamos trazado para este año: crecer en el alcance de los grupos etarios, niños y adolescentes de todo el país. Aunque también nos queda pendiente otro de los objetivos que sería crear formadores para amplificar nuestra experiencia.

¿Cómo te sentiste haciendo estas clases? ¿Fue complejo?

Yo considero que sí fue complejo porque uno está acostumbrado a interactuar, a recibir una respuesta inmediata. Mirándoles la cara a los niños, uno puede tantear con la expresión corporal sus impresiones, cómo va ese proceso de instrucción, de conocimiento. Y, por otra parte, hay cosas que son prácticas, que son muy fáciles cuando uno les dice a todos —¡acérquense acá! — y les muestra en una mesa algo práctico. Pero hacerlo de forma online es complicado. Entre las pautas que me propuse era evitar que los niños tuvieran que gastar el internet y acceder a los materiales para recibir la clase. De ahí que, en vez de hacerme un video filmándome, explicando algo; decidí hacerlo con imágenes fijas. Esta clase también es interactiva, porque ellos hacen preguntas, envían lo que hacen. Esto nunca lo había hecho. Es un reto grandísimo, pero yo creo que abarata los costos del acceso a la clase y me parece que funcionó.

Nunca había enseñado online. Solo había hecho un taller con un video muy largo, acerca de la animación al inicio de la cuarentena para la Muestra Internacional de Cine y Educación de Valencia (MICE).

¿Consideras que es una vía loable para que los estudiantes de la Academia y proyectos de Cámara Chica del país, sigan aprendiendo sobre las bases de la animación, en tiempos de pandemia?

Por supuesto, considero que es una propuesta —incluso— más democrática, más innovadora, que mientras la vayamos explorando nos va a hacer mejorar la práctica. Me parece espectacular que niños de todo el país puedan acceder a ella sin importar el fatalismo geográfico, ni la región en que vivan. Le da una proyección a nuestra Academia y nos ayuda a cumplir los objetivos que queremos, que es la formación de la animación en todo el país. Considero que aun, cuando estemos todos vacunados y nuestros cursos de Animaluz vuelvan a ser presenciales; debemos mantener esta modalidad porque nos va a permitir e incluso hacer cursos semipresenciales y online. De ahí, puede surgir la cantera para que luego, esos muchachos puedan recibir el curso presencial intensivo, aquí en La Habana.

¿Cómo ha sido la acogida de los alumnos?

La acogida de los alumnos ha sido maravillosa. Ellos están emocionados, quieren más, quieren más, quieren más… Realmente ha sido muy duro para los niños y adolescentes estos momentos de recogimiento, de no poder socializar que es tan importante para ellos, de acceder al conocimiento de una forma más limitada. Pero bueno, abre otras puertas, como esta experiencia que hemos tenido. Y yo creo que ellos y la familia lo agradecen mucho. Ellos demandan de más propuestas como estas, que yo creo, incluso, son pocas. Tenemos que aumentar nuestra capacidad de generar más cursos y acceder a un público mayor.

Los trabajos enviados por ellos me han parecido espectaculares. Me ha impresionado cómo con lo que encuentran a la mano en casa pueden generar ideas nuevas, a partir de lo aprendido en los talleres. Pensamos en un futuro, una vez que volvamos a la normalidad, exponer de manera presencial esta experiencia. 

¿Qué otros talleres se seguirán impartiendo por esta vía?

Por esta vía WhatsApp comenzó un curso nuevo “El ABC de la animación. Parte I”, que tendrá cuatro encuentros. Sea cual sea la propuesta, es un curso vital para la integración de los niños, de la técnica que vayan a usar, ya sea artesanal, en plastilina, en papel recortado, en dibujo o digital. Luego haremos una segunda parte que sería “El ABC de la animación. Parte II”, donde habrá una profundización en las leyes universales de la animación. Realmente es complicado entender que la animación es una ilusión de movimiento y se aprende haciendo. Cuando este primer curso, los alumnos pongan en práctica lo aprendido, estarán listos para realizar nuevos proyectos, que les permitirá ir profundizando y comprendiendo cómo generar a partir de imágenes fijas esta ilusión de movimiento, que es la animación.

Luego queremos impartir un curso de Fotografía. Hay mucha avidez por este curso y quizás más adelante podemos incluir alguno de animación de objetos en papel recortado. Estamos trabajando en unas cápsulas de conjunto con Animados ICAIC y el British Council de Cuba (Consulado Británico). Unas cápsulas temáticas que yo creo que pueden ser punto de partida para el intercambio, incluso, se pudieran impartir cursos a partir de estas. Esto sería muy importante.