El libro del editor

Un libro necesario para todos

Jue, 06/13/2019

Publicado por Ediciones ICAIC en 2018, El libro del editor, de Elizabeth Díaz González, no solo resulta provechoso a los profesionales de ese campo, pues, leemos en la nota de contraportada, “va más allá del ámbito de los editores, correctores, redactores, diseñadores, traductores, periodistas y de cualquier persona relacionada con la publicación de textos”, y se convierte en material útil para todos.

¿En dónde reside esta utilidad? En primer lugar, más allá del ámbito editorial y la concreción de este en libros o publicaciones de diversos perfiles, resulta un texto necesario para todo aquel interesado en conocer el idioma español y las posibilidades de su escritura. Es un material de consulta para “estudiantes y profesores de diferentes niveles y para aquellos interesados en hablar y escribir con corrección. Asimismo, da una visión abarcadora del fascinante mundo del libro en sus interioridades y procesos, desde su embrión hasta que llega a nuestras manos con el inconfundible olor a papel y tinta, o en la brillantez de una pantalla de computadora”.  

El libro incluye un amplio capítulo dedicado a las últimas normas ortográficas de la Real Academia Española (2010) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), a la cual pertenece Cuba; además de algunas de las nuevas concepciones de la gramática contemporánea y aspectos de redacción. Sus capítulos se acercan a cuestiones como el diseño del libro, sus componentes y partes, los procesos de edición con el original, la tipología de las ediciones, la corrección de pruebas en las planas, aspectos propios de la redacción, la editorial, la imprenta, el mundo digital…

Como apéndices, El libro del editor incluye cuestiones necesarias como las normas para la transcripción del ruso al español, las bibliográficas de Vancouver y las del Instituto Cubano del Libro, las palabras con régimen de preposiciones y algunas locuciones preposicionales, una lista de abreviaturas, otra de países, sus capitales y los gentilicios, y el vocabulario de términos editoriales.

Ambrosio Fornet, Premio Nacional de Literatura en 2009, editor de larga data y autor, entre otros, del valioso El libro en Cuba, escribió en el prólogo de este texto: “El destinatario dispone al fin de una valiosa herramienta de trabajo que le permitirá transitar sin sobresaltos por el texto y cumplir cabalmente, como un verdadero profesional, la tarea que se le ha encomendado”.

Elizabeth Díaz González (Güines, Mayabeque) es editora, periodista, profesora universitaria y escritora de una amplia experiencia en el mundo editorial. Ha dirigido la Editorial Arte y Literatura y Ediciones Especiales del Instituto Cubano del Libro, así como la revista Revolución y Cultura y Opción, publicación de literatura mundial. “Ha estado vinculada ―comenta Fornet en el prólogo― a la edición como miembro de un equipo, como profesora universitaria, como asesora de proyectos afines, como investigadora, como integrante de cursos de especialistas, como jurado de concursos nacionales… Nos complace que ahora un público amplio ―no limitado a los profesionales del gremio― pueda beneficiarse de esa vasta experiencia y de ese esfuerzo admirable”.

En la introducción del libro, la autora comenta: “Ha sido mi interés ofrecer mi experiencia de años en la labor editorial y en la docencia de esta especialidad en un compendio ―al que es de esperar sigan otros mejores― de los más importantes aspectos de la edición contemporánea, para dar las nociones y las herramientas mínimas que permitan introducirse en las labores de una profesión en auge ascendente en la producción de libros, con nuevas editoriales inclusive, e igualmente de revistas y periódicos de todo tipo…”. Y añade más adelante en la propia introducción: “Quisiera poder contribuir con este modesto trabajo, que considero incompleto, a un mejor conocimiento de la profesión de editor y al mismo tiempo incentivar a otros para que escriban sobre ella. Me queda la insatisfacción de no haber podido tratar aquí muchos temas y ángulos como, por ejemplo, la historia del libro, la promoción, la comercialización, la economía, los agentes literarios…, para los que se precisa escribir otro libro, y de no poder abundar más en algunos de los presentados, como es el caso del mundo digital, escasamente expuesto en esas páginas”.

¿En dónde puede mermar su utilidad inmediata? En el paso del tiempo y el consiguiente cambio o modificaciones en las normas ortográficas y de edición, propias de la mutabilidad del idioma mismo. No escribimos y editamos ahora ―en época de una creciente avalancha tecnológica que ha modificado, incluso, la forma en que leemos― como lo hicimos hace diez, veinte o cincuenta años.

Mientras, El libro del editor es un buen compañero para tenerlo cerca y consultarlo ante cada duda que nos asalte frente a la página escrita. No importa que no seamos propiamente editores, su propia utilidad traspasa, como hemos visto anteriormente, todo tipo de fronteras o restricciones profesionales. Háblese sin manchas, escríbase también sin ellas, podríamos añadir al apotegma martiano. En eso nos ayudará, sin duda alguna, este texto.