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Múltiples miradas al audiovisual joven cubano
El espacio teórico Moviendo ideas continuó sus jornadas como parte de la 18 Muestra Joven ICAIC con “Relatos en disputa. Choque entre epopeyas nacionales y personales”, con Carla Valdés y Darío García, este último profesor de la Facultad de Arte y Letras de la Universidad de La Habana.
Para Luis Alejandro Yero, director de Los viejos heraldos (EICTV, 2018) “cada obra conlleva a múltiples miradas”, al punto de que cree que “la pantalla es como un espejo…” Para él su documental muestra el “enfrentamiento de las personas (en este caso, los casi nonagenarios carboneros baracoenses Tatá y Esperanza) a la sociedad que lo rodea”. Por eso insiste en “darle rostro a esa ficción que otorga el poder a la Historia con mayúscula. En ese mirar más allá del tiempo permitido: la Patria, el Héroe, el Deber, la Revolución…, terminan siendo palabras vaciadas de sentido en el relato oficial. Por eso me interesa cómo los individuos lidiamos con las ficciones que nos rodean. Cuando enfrentas la historia con esos rostros encuentras las fallas, los quiebres… por eso es necesario subvertir la mirada”, añade el también director de El cementerio se alumbra (2018).
Para Darío García este documental ejemplifica, además, “el cierre de un período e inicio de otro, con un discurso de continuidad. Este matrimonio, para quien el proceso político es parte de su vida sin necesidad de decir nada, por pura cotidianidad. La gran realidad nacional está concertada en la pantalla frente a un marco doméstico. No cambia nada; se quedan dormidos delante del televisor”.
Los viejos heraldos posee un “discurso bastante observacional” y que, por obvias referencias nos recuerda a algunos de los personajes de El mégano (Julio García Espinosa, 1955) casi medio siglo después, aunque su director asegura que su intención no era “hacer denuncia ni hacerlos símbolos de nada”. El documental obtuvo el Coral de cortometraje documental en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano, en 2018, además de participar en el International Documentary Filmfestival Ámsterdam 2018, el Tessaloniki Documentary Film Festival 2019, el Martinica Film Festival 2019, el Busan International Short Film Festival 2019 y el Festival de Málaga, España, 2019.
Por su parte, para Miguel Alejandro Machado, productor del documental Dalila y su hermano (Rogelio Orizondo, Ego Producciones, 2019) asegura que el también dramaturgo Orizondo lo filmó como parte de un proceso creativo donde se acerca a temas como la historia y el subconsciente. “En esencia nos pone sobre la mesa ingenuidad y fantasía. Como crecernos… Nos hace parecer ingenuos. Hasta qué punto aceptamos la ingenuidad y perdemos la fantasía”, asegura.
Por su parte, el fotógrafo Raúl Prado Rodríguez dirige su primer corto de ficción con Alberto (Cooperativa Producciones, 2018) y nos habla del retorno al país y secretos que vuelven la luz con el regreso.
Para Darío García, Alberto es de alguna manera “la tragedia clásica puesta en contexto nacional, aunque el cierre me abre a una esperanza de otro tipo. Es también una reflexión sobre la culpa. ¿Dónde estaría la posibilidad de que el sujeto pueda escapar de esa culpa? En ese sentido, creo que es un corto sobre la libertad. Entre la espada y la pared es necesario pensar en una posibilidad que abra sentido, para saldar cuentas con un pasado histórico desde las desarticulaciones familiares”.
El espacio Moviendo ideas continuó en el Centro Cultura Fresa y chocolate con el título “Sísifo en el trópico. Diálogos intergeneracionales en la realidad cubana” y para ello contó con la moderación de Magela Garcés y el reconocido realizador Manuel Pérez Paredes, Premio Nacional de Cine.
Así se proyectaron los cortos Atardecer en el trópico (Marta María Borrás, Cooperativa Producciones, 2019) y Flying Pigeon (Daniel Santoyo Hernández, 2018). Del primero, su directora asegura que se trata de “una historia sobre mí, sobre mi padre, yo le llamo auto-ficción. Hay constantes que me interesan mucho: mi generación, pero también la de mi padre. ¿Dónde está el hombre nuevo? ¿Qué terminaron siendo mis padres…? Me toca escoger a mí y lo que quiero es libertad, libertad de elección”, asegura la autora de París, puertas abiertas (2014) y Un instante (2016).
En Atardecer en el trópico, Manuel Pérez Paredes destaca “la sobriedad y el minimalismo con que se desarrolla la relación hija-padre en un corto que nos lleva a mirar más hacia dentro”. Mientras Magela subraya en la misma obra la existencia de “las relaciones de poder y las experiencias compartidas”.
Daniel Santoyo partió en el guion de Flying Pigeon “de una historia inicial bastante personal”, pero donde quería mostrar, además, que estos personajes (interpretados por Mario Guerra, Milton García y Manuel Romero) “también podían estar humanizados y tener un diálogo de familia”.
Para Pérez Paredes sobresale en Flying Pigeon el “acabado profesional, la fotografía, el uso de la música… Tiene, además, personajes muy convincentes, por la credibilidad que los propios diálogos aportan a la historia. Posee, asimismo, un amplio nivel de sugerencia, con más elaboración visual y expresiva. En ambas hay una voluntad de expresarse cinematográficamente. Vi cine”.