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IMPRESCINDIBLE MIRTA IBARRA: SIN MIEDO A LA VIDA

Vie, 03/28/2025

Mirta Ibarra acaba de recibir el Premio Nacional de Cine. Hace solo unos días, concluyó el rodaje de Neurótica anónima, dirigida por Jorge Perugorría y con guion de la actriz. El filme es también un homenaje a Juan Carlos Tabío, y por ello lleva el subtítulo de “Sin miedo a la vida”. Recordar que Plaff, una de las grandes películas de Tabío, se llamaba realmente Demasiado miedo a la vida, Plaff.

Basada en la obra teatral homónima escrita e interpretada por Mirta Ibarra, Neurótica anónima está repleta de citas y alusiones a otras películas y no solo a las de Tabío, porque la protagonista, Iluminada, que también interpreta la celebrada actriz, se imagina a sí misma como actriz principal de las películas que le gustan, y así vive la neurosis de evadir la realidad a través del cine.

Ciertos paralelos son evidentes entre la historia de Iluminada y la de Mirta Ibarra, ambas nacieron en el campo y posteriormente viajaron a la capital a estudiar alguna carrera relacionada con el arte. Aparte de las ficciones introducidas por la actriz y guionista en la historia, debe recordarse que Mirta Ibarra nació en San José de las Lajas, se graduó de la Escuela Nacional de Arte, y más tarde se licenció en Literatura Latinoamericana por la Universidad de La Habana. Comenzó su actividad profesional en 1967 en diversos grupos de teatro, medio en el que acumuló también una importante carrera, al igual que en el cine y la televisión..

Después estuvo viviendo algunos años en París. A su regreso a Cuba, Mirta reinicia su carrera teatral y trabaja a las órdenes de Tito Junco y de Eugenio Hernández Espinosa, quien escribió para ella OyaAyawa, que le permitió ganar el premio de actuación en el Festival del Monólogo. Así, comenzó a protagonizar obras como Tema para Verónica, y Weekend en Bahía, ambas muy aplaudidaspor el público y la crítica. El 28 de febrero cumple 75 años Mirta Ibarra, una de las actrices cubanas más destacadas en medios tan disímiles como elteatro, la televisión y, sobre todo, el cine.

Respecto a las pantallas grandes, Mirta Ibarra interpreta un pequeñísimo papel en La última cena, dirigida por quien se convirtió en su pareja, el cineasta Tomás Gutiérrez Alea. Volvieron a trabajar juntos en varias ocasiones, incluido su primer protagónico, Hasta cierto punto (1983), que le valió el premio Coral a la mejor actuación femenina, por el personaje de obrera portuaria, espontánea e inconforme, de la cual se enamora el prejuicioso cineasta que va a rodar al puerto una película sobre el machismo.

Después de Hasta cierto punto, Mirta continuó haciendo buenos personajes en Otra mujer (Daniel Díaz Torres, 1986), una película memorable por varios razones, sobre todo por una escena en que la protagonista, abrumada, le pregunta al exigente funcionario que intenta manipularla para que resuelva los problemas de la comunidad: “¿Qué más quieren de mí?, ¿qué más les voy a dar?”.

Luego, se estrenaron Plácido (Sergio Giral, 1986) y Cartas del parque (Tomás Gutiérrez Alea, 1988); en esta última interpreta a un personaje garcíamarquiano, una prostituta, amiga y consejera del protagonista (Víctor Laplace). Pero el próximo hito en su carrera lo marcó Mujer transparente (Mayra Vilasís, 1990) una película de varias historias entre las cuales se encuentra la de Julia ―interpretada por Mirta―,quien descubre el adulterio de su marido y, entonces,reconsidera su relación matrimonial e inicia un romance con un estudiante que interpretaba Jorge Martínez, al comienzo de su carrera.   

Desde los años 80, su trabajo se extendió hasta la televisión y destacó en telenovelas como Pasos hacia la montaña (Juan Vilar, 1981); El hombre que vino con la lluvia (Miguel Sanabria, 1988), al lado de Luis Alberto Ramírez, y Shiralad: el regreso de los dioses, en 1993. Las tres marcaron, por diferentes razones, un antes y un después en el dramatizado televisivo.
La segunda consagración de la actriz llegó a principios de los años 90 con el personaje de la promiscua, delicada y suicida Nancy en Adorables mentiras (Gerardo Chijona, 1991), en una de las más grandes actuaciones femeninas del cine cubano. Es una mujer tierna y vulgar, solidaria y concentrada en sí misma.

Senel Paz tomó prestado el personaje de Nancy para la posterior y exitosísima Fresa y chocolate (1993), un papel que le valió su segundo premio Coral, pero en la categoría de actriz secundaria. En Fresa y chocolate Mirta interpreta, con una naturalidad a toda prueba, a Nancy, la vecina de Diego, y luego amante de David. Su papel representa, entre otras cosas, la doble moral entronizada. Ella vende a contrabando, pero tiene el cargo de vigilancia en el Comité y le pide a Diego que suba el volumen del radio cuando al muchacho le da por criticar, en voz alta, el estado de cosas.

El mismo tándem, integrado por Gutiérrez Alea y Tabío, vuelve a dirigirla en Guantanamera. Su personaje representa a las mujeres atadas a un matrimonio inerte y, por supuesto, su sensualidad despierta cuando se encuentra con el camionero que interpreta Jorge Perugorría.
Además, Mirta aparece en el cortometraje El triángulo (Rebeca Chávez, 1992), el filme experimental El plano (Julio García Espinosa, 1993), en la producción venezolana Golpes a mi puerta (Alejandro Saderman, 1993) y en la colombiana Ilona llega con la lluvia (Sergio Cabrera, 1996).

Además de convertirse en una actriz internacional mediante coproducciones con Venezuela o Colombia, a finales de los años noventa participó en varias películas españolas, o coproducciones hispano-cubanas: Mararia (Antonio Betancourt, 1998) y Cuarteto de La Habana (Fernando Colomo, 1998). Esta última es una comedia clásica de enredos en la cual la actriz interpreta a la supuesta madre de un español (Ernesto Alterio) y, en un determinado momento de la trama, incluso canta, que es uno de los talentos que siempre quiso desarrollar.

Le dio continuación a su periplo por el cine español cuando interpretó papeles importantes en Sobreviviré (Antonio Albacete y David Menkes, 1999) y Sagitario (Vicente Molina Foix, 2000). Además, aparece en el corto Gente que llora S.A. (2001), realizado en la EICTV por Hatem Khraiche.
Durante el intervalo 2000-2001 realizó una gira por España con la obra Obsesión habanera, de la que es autora y protagonista, como también lo es de la antes mencionada Neurótica anónima. En 2002 intervino en un papel importante en la telenovela española La verdad de Laura, de amplia divulgación internacional.

Juan Carlos Tabío devino uno de sus directores favoritos cuando añadió a sus colaboraciones, en 2003, Aunque estés lejos, en la cual sale victoriosa de un doble papel: la narradora y la protagonista de la tragedia; y, en 2008, hace la excelente comedia El cuerno de la abundancia, en la que interpreta uno de sus mejores papeles cómicos: una mujer mayor, ambiciosa y reaccionaria, que intenta cobrar una mitológica herencia. La actriz da lecciones de cómo hacer reír al público desde la más completa seriedad.

En 2008, Ibarra debutó como realizadora con el documentalTitón: de La Habana a Guantanamera, biografía de su fallecido esposo, el cineasta Tomás Gutiérrez Alea, y ese mismo año se publicó el epistolario Titón. Volver sobre mis pasos, que contiene invaluables testimonios, en primera persona, sobre la historia del ICAIC.
Más recientemente, Mirta asume un pequeño y destacado papel secundario, un papel completamente negativo, en la coproducción La partida (2013), dirigida por Antonio Hens, y luego protagoniza Bailando con Margot (Arturo Santana, 2016) y su personaje marca y define la elegancia retro de la película.

El premio Lucía de Honor, concedido en el XIV Festival Internacional de Cine de Gibara, le fue entregado en tanto ella forma parte de los más importantes creadores del séptimo arte en la Isla y es uno de los rostros emblemáticos del cine cubano. En 2017, el documental Mirta, de Lourdes Prieto, relata su vida, la niñez, cómo se hizo actriz y su pasión por Tomás Gutiérrez Alea. El Premio Nacional de Cine es el natural colofón a una destacadísima labor de más de cuatro décadas.