NOTICIA
Guerra culta: pensamientos para la Cuba del presente y el futuro (Parte II)
(A propósito de la presentación del libro Guerra culta. Reflexiones y desafíos sesenta años después de Palabras a los intelectuales, de Ediciones ICAIC. 2 de julio de 2021 en la Cinemateca de Cuba)
La psicóloga Karima Oliva, una de las voces jóvenes que ha llegado recientemente al entramado cultural cubano, mezcla sus experiencias de vida, trabajo y estudio en países latinoamericanos con consideraciones y análisis que nunca se alejan de los contextos globales. Uno lee sus párrafos y también la imagina hablando con su voz pausada y los gestos, con el tono agradable y también seguro de quien se declara marxista desde el primer párrafo.
En su artículo “Sociedad cubana: pensamiento social y guerra cultural” nos invita a no abandonar la esperanza de seguir avanzando en la construcción de una alternativa de sociedad socialista y soberana, más justa, más inclusiva, más equitativa y democrática. Recuerda a Martí, su visión de la prensa y dimensión de ética en un momento en que existe una fuerte disputa mediática, especialmente en el mundo hipermedial, convertido a veces en selva.
Para Nacy Morejón, poeta profunda, el “Cine de barrio” ―título de su trabajo― es fuente de recuerdos y seguramente también de versos. A veces con sutileza y en otras de manera directa, ella nos recuerda que las industrias culturales, medios de comunicación, redes sociales y todo el conglomerado de producción de contenido cultural al servicio del capital en el mundo contemporáneo trabajan incansablemente para presentar el status quo capitalista como lo normal, como el único posible.
Nos alerta que la hegemonía no es ganada de una vez y para siempre, el proceso político cubano se enfrenta, en el momento actual, a un escenario de reconfiguración y disputa de su hegemonía. Reconfiguración porque los tiempos son otros y las formas de construir consenso deben evolucionar, al igual que las instituciones que lo sustentan y avalan en buena medida.
Va al Che, a su proyecto guevariano de ir formando nuevas conciencias y la necesidad de apelar a la tradición marxista con un enfoque creativo constante. “Debemos evitar a toda costa que los árboles de la crisis económica nos impidan ver el bosque del socialismo. No podemos descuidar el esfuerzo constante por la formación cultural del pueblo. La educación es más que enseñar a leer y escribir (…) Hoy más que nunca la defensa de la hegemonía socialista en Cuba es también la defensa de una alternativa al injusto orden neoliberal. Dando la batalla por Cuba, la estamos dando también por el futuro”, dice la Premio Nacional de Poesía.
El joven escritor e investigador José Ernesto Nováez profundiza en términos como hegemonía y contrahegemonía, atemperados a las particularidades de la Cuba contemporánea. Bebe de fuentes como Antonio Gramsci y Karl Marx, sin desprenderse del papel central del arte y otras formas culturales en cualquier proceso de disputa ideológica. Resalta que la hegemonía simbólica de la Revolución cubana tuvo y tiene en esta relación con el sector artístico y cultural uno de sus pilares fundamentales.
En “La novela contra Cuba y su alma rebelde” analizamos algunos de los sucesos recientes en el cuerpo cultural de la nación, la vigencia de Palabras… y lo indispensable de seguir fieles a su espíritu para navegar y vencer con éxito los retos del presente, en un mar siempre tempestuoso que abarca la guerra de símbolos, las campañas mediáticas y fake news, junto a estrategias de diversos tipos, tanto en plataformas digitales como en espacios físicos.
A través de anécdotas personales y su claridad reflexiva la filóloga, profesora y realizadora de obras audiovisuales Magda González Grau se adentra en fenómenos como creación, libertad, censura, autocensura y otras prácticas, que incluyen el oportunismo o lo que ella llama “jugar a hacerse famoso con el apoyo de la censura”, en un afán de lograr celebridad a partir de la prohibición. En su artículo “Ser creador, ser joven” habla también de la pertinencia de los Grupos de Creación como herramientas útiles para tomar decisiones y construir consensos.
Con el título “Resistencia luminosa” y su habitual buena fe, siempre enriquecida con análisis críticos, llega el popular cantautor Israel Rojas a estas páginas. Ahí palpita su pasión, preocupaciones y certezas, el amor a Cuba y el afán de ser útil. Nos cuenta que en el momento de aquellos encuentros de 1961 su padre era apenas un guajirito de 11 años en el municipio guantanamero de Yateras, que ya sentía la épica de la Revolución.
Israel asegura ser resultado de aquellas ideas y sobre todo de la voluntad creadora de quienes salieron de los encuentros en la Biblioteca Nacional con la convicción de que no bastaba con una guía doctrinal, con un discurso de Fidel. Era necesario salir a implementarlas y concretarlas.
Alerta sobre esencias culturales y la utilidad del diálogo real, sobre la importancia de la comunicación y de tener en las responsabilidades de dirección a personas con sensibilidad artística. Israel defiende la belleza más allá de lo estético, del arte y la literatura.
Con desenfado y profundidad el joven Fernando Luis Rojas analiza la Cuba más actual, en la que confluyen sucesos y particularidades del sector cultural con otros de la sociedad toda. En su texto “Apresurado inventario” desentraña deficiencias en el funcionamiento institucional y la necesidad de una visión y estrategia integral en el nuevo contexto, en el cual existe un acumulado de problemas y otros desafíos más recientes.
Hace una exposición problematizadora, que siempre incluye argumentos sólidos, desde los conflictos y la claridad de las esencias y la trayectoria histórica.
El ensayo “Guerra culta y enfrentamiento de ideas en el pensamiento de José Martí”, de Ibrahim Hidalgo, cierra este libro, con un espíritu martiano que tuvo muy vivo en Fidel y que deberá seguir eternamente en el corazón mismo de Cuba. Nos recuerda que el Apóstol siempre consideró a la cultura inseparable de la política, “no la reducía a las manifestaciones artísticas y literarias, pues su concepción era integradora”.
Va una y otra vez al Manifiesto de Montecristi, firmado por Martí y Gómez, donde se expresa, por ejemplo, que ha de ordenarse “la revolución del decoro, el sacrificio y la cultura”. Y más adelante se asegura: “… Un pueblo americano como Cuba, con carácter y elementos de vida propios, capaz de gobernarse por la cultura y laboriosidad de sus hijos […] no puede continuar en la servidumbre innecesaria de un pueblo lejano como el español, de espíritu diverso”. El Héroe Nacional detestó siempre la anexión de cualquier tipo.
Hidalgo recorre otras partes del ideario de Martí en profundo vínculo con el presente del país, lo cual resulta muy favorable teniendo en cuenta que aquel hombre de honda vocación antiimperialista es hoy un símbolo en disputa, que trata de ser enarbolado incluso por los anexionistas.
El trabajo constituye un final atinado para este manantial de pensamiento, que ojalá llegue a las manos de muchos lectores, pero especialmente a sus mentes, a sus almas, que forman también la de la nación.
Ojalá nos ayude para tener una visión cada vez más amplia y exacta de los fenómenos más allá de la cultura, para seguir siendo consecuentes con el espíritu de aquellos encuentros, pero sobre todo con la capacidad de convertir sueños en realidades y mantener la épica de un proyecto social, que es también símbolo internacional de dignidad.
Guerra culta… motiva el pensamiento sobre el pasado y el presente, brinda visiones múltiples sobre hechos alejados en el tiempo o recientes y reafirma la necesidad de seguir construyendo una Cuba siempre mejor, que tiene como alma fundamental a la cultura.
Lo leo por segunda vez y me recuesto del espaldar de la silla. Desde el televisor sale otra vez la voz de Fidel: “Luchar por todo lo que nos une, dentro y fuera; por todo lo que nos une”, una expresión que no fue en la Biblioteca Nacional, pero la siento muy cerca.
Gracias a la presidencia del ICAIC, a su editorial, a Mercy, a Carla Muñoz y a todo el equipo que hizo posible esta entrega. Nuestro abrazo sincero.
(Foto tomada de Revista Cine Cubano)