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Gracias por el miedo: una deuda pendiente con los profesionales de la comunicación
La guerra de Angola fue un suceso que marcó la vida de miles de cubanos. No solo la de los soldados involucrados en las acciones bélicas, sino también la de aquellos corresponsales de guerra que tenían como máxima prioridad informar a los cubanos sobre lo que sucedía en ese país sudafricano con cada uno de sus familiares.
El documental Gracias por el miedo, según declaraciones de su propio realizador, Rigoberto Senarega, es una deuda que tenía pendiente con los profesionales de la comunicación involucrados en el suceso: periodistas, camarógrafos, sonidistas y fotógrafos. Su motivación principal fue exponer la situación extrema que atravesaron esas personas, como homenaje a todos los corresponsales de guerra.
El audiovisual se compone de los testimonios de una mujer y de los hombres que estuvieron en la batalla de Cuito Cuanavale, incluyendo al mismo director del documental, quien permaneció en ese lugar los seis meses que duró la confrontación bélica.
Entre los protagonistas se encuentran los periodistas Katiuska Blanco, Pastor Batista y César Gómez; los camarógrafos Jorge Rouco y Julio Tamayo y, por supuesto, el fotógrafo Rigoberto Senarega.
Todos hablan sobre sus miedos, inseguridades y las preocupaciones pertinentes que tenían al estar bajo fuego enemigo constante. Muchos se convirtieron en soldados para así sobrevivir. Pero a pesar de haber atravesado tiempos difíciles en los que se preguntaban reiteradamente el motivo de su estancia voluntaria en ese poblado, nunca dudaron de la importancia de su trabajo. Ellos fueron, en parte, los encargados de recoger la historia de un país que estuvo en guerra y al que Cuba pudo ayudar eficazmente.
Gracias por el miedo visibiliza una fracción de la gran representación cubana en Angola, a la que en ocasiones no se prioriza. Y es bueno ver que el heroísmo en las batallas no siempre está vestido de verde, pues en ocasiones, como lo fue en esa, lleva papel, lápiz, cámara y micrófono.