Juan Antonio García Borrero

“El crítico también es una sucesión impredecible de muchos Yo” (parte II)

Mar, 12/03/2019

¿Cuáles son las cualidades que debe tener un crítico de cine?

Si te enumero algunas de esas cualidades le estaría haciendo el juego a esa dictadura de los críticos que tanto he combatido. En todo caso diría que el crítico debe ser esponja, y emular con todos esos entes poríferos que a diario se nutren de lo que hay a su alrededor, y lo convierten en su digestión, su respiración, su todo.

¿A qué se debe que existan menos críticos de cine en Cuba en comparación con las demás manifestaciones artísticas?

¿Tú crees que hay pocos críticos de cine en Cuba? Al menos la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica tiene muchísimos miembros. Y luego están los críticos de cine por cuenta propia. Es que aquí en Cuba hablar de pelota y de cine es más o menos lo mismo: cualquiera opina sin argumentar demasiado. En todo caso, lo que no hay es muchas personas que asuman la crítica de cine (o la crítica de la cultura audiovisual) como una pasión, como algo de lo cual no se puede prescindir porque nos convertimos en algo inexistente.

Si hubiera mucho más papel y cada una de las provincias pudiera hacer su revista de cine, ¿crees que surgirían más críticos y pensamientos sobre audiovisual o fuéramos los mismos?

A mi juicio seríamos los mismos, y la prueba está en que hoy, que la revolución digital nos brinda tantas herramientas para pronunciarnos públicamente, las voces críticas siguen siendo las mismas de siempre. Una de mis frustraciones con el Taller de Crítica Cinematográfica de Camagüey tiene que ver con eso: que a pesar de todas las ediciones que se han organizado, nunca conseguimos impulsar una nueva escuela de críticos o algo así.

A mí en lo personal me hubiese gustado que en la ciudad surgieran nuevos críticos, pero no sucedió; de allí que se sigan repitiendo cada año más o menos los mismos invitados, provenientes fundamentalmente de La Habana. De todos modos, la crítica crecerá (y ya está creciendo) de modo natural, no por encargo, y de hecho ya puede apreciarse el trabajo serio de un grupo de críticos muy jóvenes. 

¿Crees que las comodidades o facilidades para interactuar con los audiovisuales han condicionado una crítica mejor que la de otros tiempos? ¿Cómo y cuánto consideras que la época pos PC (poscine; poscomputadora) ha influido en la manera de escribir sobre audiovisual?

Ahora mismo en Cuba se escribe sobre el audiovisual de la misma manera que lo hacía Cabrera Infante o Mirtha Aguirre en los años cincuenta (sin la gracia literaria del primero). Seguimos utilizando las computadoras como si fueran máquinas de escribir un poco más sofisticadas.

¿Te acuerdas de aquella utopía de Astruc de ver convertido el cine en una especie de estilográfica? Pues los críticos cubanos todavía no nos hemos enterado de las potencialidades que brindan estas nuevas herramientas para ejercer nuestro oficio. En los eventos se siguen leyendo ponencias brillantes que después te puedes encontrar publicadas en un libro, pero pocas veces se prueba a hacer la crítica no desde lo literario, sino desde el audiovisual mismo, es decir, interviniendo desde la imagen y el sonido, que es a la larga lo que más le importaría a un crítico de cine.

Fundador y, aunque te alejaste un tiempo, eres continuador del Taller Nacional de Crítica Cinematográfica. ¿Qué importancia le concedes a uno de los pocos eventos que no peca de habanacentrismo como sucede con nuestro cine y casi que nuestra crítica?

Tuve la suerte y el gran privilegio de coincidir con Armando Pérez Padrón y Luciano Castillo en el nacimiento del Taller Nacional de Crítica Cinematográfica. Por eso no hay un fundador, sino varios. Fue una “coyuntura” positiva, sin la cual el evento no hubiese salido jamás, porque vivíamos en pleno período especial, y ya sabes que la precariedad material muchas veces decide la suerte de lo intelectual.

Armando, que es un gran amante del cine, estaba al frente del Centro del Cine en aquel momento, y Luciano ya tenía toda una reputación como crítico: sin ellos la idea hubiese quedado en la lista de sueños incumplidos. Fui coordinador general de sus sesiones teóricas durante veinte ediciones. Creo que es un espacio que hay que seguir defendiendo por lo mismo que te comentaba antes: estos son tiempos en que necesitamos, mucho más que antes, el pensamiento crítico vinculado al audiovisual.    

Y en cuanto al Proyecto El Callejón de los Milagros, ¿es una consecuencia del Taller o algo colateral con el Proyecto de Fomento de la Cultura Audiovisual del ICAIC?

En lo personal yo lo veo como una continuidad. No recuerdo qué filósofo hablaba de que hay que esforzarse en no confundir la continuidad con la identidad. He tenido la suerte de estar en el kilómetro cero de algunos hechos que perduran en el tiempo, como el Taller Nacional de Crítica Cinematográfica, la Muestra de Jóvenes Realizadores, el blog Cine cubano, la pupila insomne, el Proyecto El Callejón de los Milagros, o los encuentros sobre Cultura Audiovisual y Tecnologías Digitales.

Algunos asumirán esos episodios como bloques separados, yo los veo como un conjunto donde funciona a la perfección aquello de que el todo es más que la suma de las partes. Y ese todo es algo misterioso que se conecta de las maneras más impensables. Me encanta salirme de esas zonas de confort donde uno se acostumbra a moverse con cierta seguridad para aventurarme en la conexión de ideas aparentemente ajenas a lo que ya conocía. No importa que fracase o no llegue a ningún lugar: lo importante es eso, tomar conciencia de que el mundo no es algo que ya está hecho, sino que puedo intervenir de modo activo en su constante renovación.

Y de eso es lo que va el Proyecto El Callejón de los Milagros, que se mete en el mundo de las humanidades digitales con el fin de estimular el uso creativo de las tecnologías que tenemos en la mano en función de lo que hacíamos antes: hablar críticamente del cine.

Una pregunta que ya se la hice a Pedro Noa y ahora te la repito: ¿En qué se parece y se diferencia La semana de la crítica cinematográfica de La Habana de El Taller Nacional de Crítica Cinematográfica de Camagüey?

Pues la verdad es que no sé en qué no se parecen. Ya te comenté con anterioridad que tengo la impresión de que todos nuestros eventos cinematográficos tienen un aire de familia demasiado peligroso.

A partir del año 2007 creaste el blog Cine cubano, la pupila insomne, una bitácora muy interactiva que es referencia más que nacional. ¿Qué ha representado para ti llevar uno de los sitios webs más influyentes y polémicos de esta isla?

¿Ves? Con esta pregunta no me molestaría tanto asumir las etiquetas. Quiero decir, que no me molestaría en lo más mínimo asumirme como bloguero. Esta es una de las experiencias más vitales que todavía vivo, como si acabara de comenzar. El blog se parece mucho al país que en algún instante me gustaría vivir: inclusivo, respetuoso de las diferencias, civilizado en los debates, colaborativo. No es que todo sea perfecto allí, ni que yo piense que va a cambiar nuestra historia cultural o algo por el estilo, pero ha sido y sigue siendo una gran aula para mi persona.

Ya casi vamos para 3000 entradas. Y la parte que más aprecio es la de las polémicas. Puedo contar con los dedos de una mano las ocasiones en que los internautas se han comportado de modo solariego. Allí han tenido lugar polémicas muy duras, pero sin perder de vista jamás que podemos ser adversarios en cuanto a las ideas sin que ello ponga en riesgo el afecto personal y el respeto al ser humano que expresa esas ideas. Es lo que he sentido con Víctor Fowler, Dean Luis Reyes, Gustavo Arcos, Antonio Enrique González Rojas, Rolando Leyva Caballero, Pedro Noa, por mencionar a algunos de los que han contribuido a esa cultura del debate que nos empeñamos en construir allí.

Para ser honesto, nunca pensé que el blog fuera a durar tanto tiempo, porque, además, lo he administrado todo el tiempo desde Camagüey, sin respaldo institucional. Y es muy estimulante apreciar cómo lo consultan en lugares tan remotos como Japón, Hong Kong, o es citado en tesis universitarias. Claro, puedo darme el lujo de hablar con cierto orgullo del mismo, porque a estas alturas el blog es un ejemplo de escritura colectiva. Yo solo he puesto la levadura, como decía Unamuno, pero el pan lo hace a diario mucha gente. 

Juani, otros de tus logros ha sido una propuesta ambiciosa como la primera Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC) ¿Estamos realmente preparados para un producto de esa envergadura? ¿Qué tal la acogida?

No, no estamos preparados, y es una lástima. Yo no conozco ahora mismo ningún crítico cubano que esté familiarizado con Mediawiki, por ejemplo, que es la herramienta que utiliza el sitio. Y una Enciclopedia de este tipo, que es colaborativa, necesita de esas nociones básicas (que además, no es nada del otro mundo, porque lo más difícil es generar el contenido).

Los críticos cubanos todavía no miran en esa dirección. Por eso se entiende que en el momento en que hiciera la presentación por primera vez en Camagüey (justo un 20 de octubre, hace tres años) no asistiera nadie de Cultura o vinculado al cine. Por suerte apareció Alex Halkin, de Americas Media Initiative, para apoyarme en hacer realidad este sueño. Ya ves, en casa del herrero, cuchillo de shopping, porque lo lógico es que un proyecto como este se hubiese apoyado desde alguna institución cultural cubana.

Igual me sucedió con el blog Cine cubano, la pupila insomne, que en algún momento estuvo a punto de desaparecer, y apareció Ana López desde la Universidad de Tulane (New Orleans) para protegerlo y guardar copia del mismo en esa institución. Ahora con la ENDAC estoy medio paralizado porque sufrí un accidente tecnológico en el que perdí toda la base de datos, que ya tenía más o menos 6000 entradas. Ha sido un golpe bien duro, pero estamos en el proceso de recuperación. 

(Foto tomada del perfil de Facebook del entrevistado)