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Edesio Alejandro protagonista irrevocable de la música y el cine cubano

Jue, 03/06/2025

Alejandro, Edesio (1958):
Músico, compositor y cantante, Edesio Alejandro (1958-2025) vivió espacios creativos muy vinculados al cine, y escribo sobre espacios creativos, porque el músico todo-terreno le aplicó al séptimo arte una impronta de experimentación e inquietud artística que trascendía, con mucho, el trabajo de alguien que poner hermosos pasajes musicales para subrayar la emoción de una trama determinada.
Edesio se vinculó al cine cubano después de estudiar guitarra en el conservatorio Alejandro García Caturla, y luego en el Amadeo Roldán. Su música se caracterizó, desde el principio, en los años ochenta, por el empleo de sintetizadores, por atmósferas sonoras tendientes a la música electrónica, y todo ello formó parte, cuando correspondía, de su obra para el cine, porque el compositor era más bien un creador de atmósferas sonoras más que un simple compositor de  temas musicales para una película ya fuera documental o de ficción.
Fue uno de los más fieles y activos creadores cómplices de Fernando Pérez, en las bandas sonoras de Clandestinos (1987), Hello Hemingway (1990), Madagascar (1994), La vida es silbar (1998) y Suite Habana (2002), que delimitó un antes y un después en la música cubana para cine, aunque luego se añadieron, también de Fernando Pérez, Madrigal (2006) y José Martí, el ojo del canario (2010).
Siempre llamó la atención que Fernando Pérez eligiera a un músico muy inclinado al rock, el pop y la música electrónica, para apoyar la banda sonora musical de Clandestinos, ambientada a finales de los años. Se esperaba que el filme estuviera poblado de boleros y tal vez rock and roll. Ambos géneros están presentes, pero los momentos de acción física y de suspenso están acompañados por esa sonoridad muy contemporánea, originada en sintetizadores, que jamás desentona en una película dirigida, expresamente, a los jóvenes de los años ochenta, y de todas las épocas. Esa ambigüedad musical simbólica, entre pasado y presente, se relaciona y sella la escena final de la memorable película, con el personaje de Isabel Santos interrogando, desde el pasado, al espectador contemporáneo.
El primer largometraje musicalizado por Edesio Alejandro resultó consagratorio. Clandestinos alcanzó el premio a la banda sonora en el V Festival Nacional Uneac de Cine, Radio y Televisión (1988), y desde entonces llovieron los premios y reconocimientos, lejos de las concesiones, porque el músico jamás perdió su aureola de creador experimental, vanguardia, capaz de jugar con mezclas sonoras impensadas, diferentes. Hello Hemingway obtuvo el Premio a la banda sonora en el VI Festival de Cine, Video y Televisión de Trieste, Italia; y Madagascar mereció el Premio Caracol a la mejor música, en el XII Festival de Cine, Radio y Televisión, La Habana, 1995.
Después llegó esa obra maestra de la música y la sonorización que es Suite Habana, en la cual todos los sonidos y la música que se escuchan en el profuso entrecruce de sonoridades, fueron creados en laboratorio por Edesio Alejandro, excluyendo la utilización de tres canciones: La tarde, de Sindo Garay (mientras anochece en La Habana); Mariposa, de Silvio Rodríguez, y Quiéreme mucho, de Gonzalo Roig. Esta antología mínima de la canción cubana flota en una atmósfera musical, en un mar de ruidos y silencios concebidos por Edesio Alejandro con el fin de retratar la dura cotidianidad marcada por la necesidad de crear belleza.
Para  concluir la colaboración con Fernando, aparece en las filmografías de ambos José martí, el ojo del canario, cuya banda sonora debía estar en profunda sintonía con el espíritu y el ambiente sonoro de un país colonizado por España en el siglo XIX, de modo que apenas se utilizó música aparte de la que el personaje escucha y disfruta, y al final, precisamente en el pasaje en que el personaje parece mirar al espectador del futuro, aparece La Bayamesa rota, un arreglo minimalista y absolutamente conmovedor a la luz de las últimas escenas del filme.
Muy intencionada, de acuerdo con los propósitos y el género de cada película resultaron también las bandas sonoras musicales concebidas por Edesio Alejandro para Gerardo Chijona, por ejemplo en el documental El desayuno más largo del mundo (1988) y en los largometrajes de ficción Adorables mentiras (1992), Perfecto amor equivocado (2004), Boleto al paraíso (2010), La cosa humana (2015) y Los buenos demonios (2017), de Gerardo Chijona.
También acompañó a Daniel Díaz Torres en Kleines Tropicana y Hacerse el sueco (2000) y la primera de estas recibió el Premio a la mejor música de largometraje en el XXVI Festival de Cine Latinoamericano y Brasileño de Gramado, Brasil (1998). En la anterior tanda de colaboraciones se demuestra la extrema ductilidad del músico, capaz de adaptarse a la creación sonora para películas de corte humorístico, melodramático, épico, criminal u otro. Otros importantes creadores del ICAIC contaron también con su tremenda dedicación y profundo conocimiento del oficio como Rogelio París (Caravana, Kangamba), Juan Carlos Cremata (Nada), Manuel Herrera (Bailando chachachá), y Lester Hamlet, en el cuento “Lila”, de Tres veces dos. Estos dos últimos proyectos, concebidos dentro de los cánones del cine musical probablemente lo inspiraron para codirigir y crear la música del documental  Los 100 sones de Cuba (2008), y del filme Mambo Man  en 2019.
Es curioso y sintomático, porque muestran su inclinación a la experimentación y la versatilidad, que Edesio participara también en la musicalización de una gran cantidad de operas primas y cortometrajes de jóvenes y talentosos realizadores (Molina’s Culpa y Molina’s Test, de Jorge Molina; Blue Moon de Fernando Timossi, y El Sardina, de Manuel Rodríguez)  así como de documentales dirigidos por Rebeca Chávez (De Fresa y chocolate a Guantanamera, Cuba: caminos de Revolución, Momentos con Fidel) y Belkis Vega (Viviendo al límite, Donde no habita el olvido, Del lado de la esperanza, El futuro es mi sueño).
Director y orquestador de la música de más de 40 obras de teatro, de 13 series televisivas, así como de la música identificativa y ambiental para varias ferias de carácter internacional, Edesio Alejandro Edesio fue merecedor del Premio Nacional de Música 2020, y también fue elegido miembro activo de la Academia de Cine de Hollywood y de las Academias de los Latin Grammy y los Grammy.  
En los últimos meses, había trabajado en la banda sonora musical del filme Adiós Cuba, realizado por Rolando Díaz, un realizador que ya conocía luego de haber colaborado en la película de corte fantástico La vida en rosa (1989) y en El largo viaje de Rústico (1993). Porque a partir de los años ochenta, y a lo largo de casi cuarenta años, la música de Edesio Alejandro dejó su impronta en una parte significativa del patrimonio audiovisual de la nación.
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