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“Debemos trabajar en el desconocimiento de nuestra existencia”
Con el objetivo fundamental de facilitarles a los realizadores la organización de las diversas etapas de la producción cinematográfica, el ICAIC cuenta con la Oficina de Atención a la Producción, espacio que se convierte en un impulso esencial para todos los procesos creativos que se acercan en busca de ayuda.
Emilio Suárez González es uno de los jóvenes involucrados en la ardua tarea que se desarrolla a diario en la Oficina. Como uno de los especialistas del departamento, confiesa que el trabajo no está concebido para realizar tareas y labores aisladas:
“Cada tarea o proceso depende de la participación de los que formamos la Oficina, tanto como de la Dirección de Creación Artística”.
“En un principio comencé llevando el archivo de proyectos —explica— y actualmente atiendo a los realizadores, participo en la elaboración de los contratos y el seguimiento a los proyectos, más la coordinación de algunos procesos que compartimos entre todos los que trabajamos en la Oficina”.
Para conocer más detalles sobre este espacio, joven aún, del que según Suárez muchos realizadores desconocen, Cubacine conversó con él.
¿Cómo llegan a ustedes las solicitudes?
Las solicitudes nos llegan generalmente por los mismos realizadores que piden trámites de permisos de rodaje, visados, importación temporal de tecnologías o apoyo financiero para sus obras. Cuando se acercan a nosotros podemos brindarles toda la ayuda que necesitan y de esa manera contribuimos a que puedan avanzar en la realización de sus proyectos.
¿Qué condiciones deben cumplir estas solicitudes?
Los requisitos que exigimos son básicamente formales: el solicitante debe estar inscrito en el Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico; el proyecto presentado debe tener toda la información necesaria para la tramitación de los servicios que nos solicitan; y los documentos, tanto guion como presupuestos, tienen que ser auténticos.
¿Cuántas producciones apoyaron el pasado año?
Durante el 2020 se apoyaron 42 proyectos cinematográficos, de estos, 28 consistieron en apoyos financieros y el resto de la ayuda brindada se centró en la tramitación de permisos de rodajes, así como de visados.
¿Hasta qué medida el periodo de confinamiento imposibilitó el desarrollo del trabajo?
Por una parte, la limitación de movimiento detuvo el rodaje de algunas producciones, mientras que la ausencia del transporte público nos dificultó el encuentro con los realizadores para la firma de los contratos y la entrega de los apoyos.
No obstante, considero que a pesar de la cuarentena se logró más de lo que esperábamos. Prueba de ello es que logramos colaborar con varios cortometrajes como El Tikrit (José Luis Aparicio), Beso de pescado (Yoenia Pérez), Gemini (Orlando Mora), Mafifa (Daniela Muñoz) y El rodeo (Carlos Melián) y el largometraje Caja negra (Kiki Alvarez), por mencionar algunos.
También es importante destacar que el contexto de la pandemia motivó a varios realizadores a crear productos audiovisuales con el propósito de aprender a convivir en la misma. Desde la Oficina se apoyó las miniseriesSelfies. Rostros en la pandemia, de Arturo Santana, y Un momento con Patricia, de Rolando Almirante, además de que se encargó el documental Volverán los abrazos a Jonal Cosculluela y Maritza Ceballos.
¿Qué cambios realizarían al sistema de trabajo que hasta el momento han logrado establecer?
Creo que hay muchas cosas que deberían mejorarse, pero principalmente lo que más me preocupa es que aún no hemos logrado tener el alcance que deseamos. Y eso se demuestra ante todo en el desconocimiento que la mayoría de los cineastas tienen de la existencia de nuestra oficina.
(Foto: cortesía del entrevistado)