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Conversando con Fernando Pérez
Fernando Pérez, uno de los directores de cine más prolíficos de nuestro país, participó en el recién concluido festival El Almacén de la Imagen. Sobre el evento y el audiovisual joven cubano conversó para Cubacine.
¿Cómo una persona con experiencia en el cine cubano, de autor, valora esta experiencia que genera la Asociación Hermanos Saíz, a la que se suman tanto estudiantes como graduados y otros de formación autodidacta en el cine?
Yo siempre guardo como algo muy importante, que es lo que define el perfil de este evento, la fecha en que se hizo por primera vez, el año 1991. El año 1991 fue el inicio del periodo especial, en el país se cerraron muchísimas puertas, y aquí se abría una. Se abría una para el audiovisual de los jóvenes, y no se abría en La Habana, sino en Camagüey, ciudad de cultura también.
Aquel evento fue bastante precario en lo que a infraestructura material se refiere, pero realmente había una energía que era la energía de la resistencia de la cultura cubana, como siempre ha sido, no de ahora, no de hace sesenta años, desde siglos anteriores.
Más allá de este evento yo creo que el presente del cine nuestro está en manos de los jóvenes, nosotros con experiencia vamos a participar, pero el verdadero rostro de la realidad de hoy tiene que estar en la expresión libre, abierta, contradictoria y compleja de los jóvenes, no solo en el audiovisual, sino en todas las manifestaciones artísticas y de la vida.
Como jurado del concurso de proyectos que aspiran a recibir financiamiento por el Icaic, ¿qué valoración tiene sobre estos?
Se presentan tres proyectos para optar por el financiamiento en la modalidad de cortos de ficción, que fue el tribunal que examiné. Primero debo decir que los pitchings son muy necesarios, son muy importantes, pero no creo que sea lo que defina el resultado final de una obra.
En este caso los tres proyectos que se han presentado lo han hecho de una manera altamente profesional, tienen muy buena carpeta, cada uno posee valores, lo que muestra que los jóvenes han desarrollado una profesionalidad en la presentación de los mismos y en la participación de estos eventos.
Hay una tendencia entre los jóvenes, tanto los de formación académica como autodidacta, a abordar temas como la muerte, lo grotesco…, que definitivamente les interesan, pero hay muchas otras aristas de la vida que quedan por explorar. Si Fernando fuera joven ahora, ¿donde pondría la mirada del audiovisual?
Si interpreto tu pregunta, de cómo Fernando Pérez, hoy joven, haría cine, te diría que a partir de mi experiencia fui encontrándome a lo largo de mi carrera. A mis 20 años, a mis 25 y a mis 74, siempre me he estado planteando preguntas: ¿qué voy a expresar?, ¿cómo lo voy a expresar? y ¿por qué lo quiero expresar?
Creo que nunca he encontrado una respuesta definitiva, lo que he querido defender siempre es preguntarme dónde podría estar el foco en el que me pueda reconocer. Nunca ha sido igual la respuesta, pero lo que tengo que encontrar para hacer una película es reconocerme en lo que voy a hacer, y después viene la parte de expresión, la técnica.
En el caso de los jóvenes, y no pongo mi experiencia como la única, cada uno ha de tener su propia manera de encontrarse a sí mismo en el lenguaje cinematográfico. Esa etapa del inicio, de ir encontrando un estilo, unos temas, depende mucho de uno.
Hay en el audiovisual cubano de hoy un terreno fértil, donde ya se están cosechando obras muy interesantes, y otras no tanto.
A veces la pregunta de ¿para qué sirve el audiovisual, a qué contribuyo y en qué ayudo con la realización? se queda un poco detrás.
Pienso que en el contexto actual lo primero que quieren hacer muchos jóvenes creadores es rechazar, rechazar cosas que ellos sienten que les están imponiendo como una única visión y antes de construir, rechazan.
Después van a construir, pero primero tienen que rechazar y es algo natural del desarrollo humano. Al final es positivo, porque no creo que sea una negación destructiva.