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Centenarios: Anthony Quinn
Por Antonio Mazón Robau
Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca nació en Chihuahua, México, el 21 de abril de 1915, de familia muy pobre. Su padre fue soldado a las órdenes de Pancho Villa, y su madre fue lavandera para poder alimentarlo. A los cuatro años de edad viajó con sus padres a California, y Antonio tendría que trabajar enseguida como recolector para ayudar a sus padres. Luego sería limpiabotas, vendedor de periódicos, peón de hacienda y lavaplatos. No pudo concluir sus estudios, y la muerte de su padre en 1926 lo afectó profundamente.
De joven, el futuro actor, director y guionista Anthony Quinn se interesaría por el arte, fue dibujante e imitador, y a la vez hizo una corta carrera como boxeador profesional, mientras ejercía como carnicero y constructor. A los 20 años logró cursar algunos estudios de pintura, interpretación y arquitectura, y avalado por la estrella Mae West pudo hacer una incursión teatral y participar como extra en el filme The Milky Way y en el filme Parole (1936).
A partir de ese momento el peculiar rostro del actor, válido para interpretar diferentes tipos étnicos, y su progresivo domino del arte interpretativo le permitirían, si bien de manera muy lenta, su ascenso en el estrellato de Hollywood. Anthony Quinn fue la mayor parte de su vida un notable actor de reparto que con frecuencia igualaba en su desempeño a los actores protagónicos. Así, poco a poco, pasó de papeles episódicos a trabajar en filmes como Conciencias muertas, donde llama la atención su personaje, también desempeñó roles secundarios pero significativos en cintas como Regreso a Bataan, Simbad el marino y otras.
El filme Viva Zapata! (1952) le permitió ganar su primer Oscar y trabajar junto al famoso actor Marlon Brando, y el trascendental filme italiano La Strada, dirigido por Federico Fellini, lo lanzó como estrella internacional y le garantizó un lugar en la historia del cine, iniciando a la vez una nueva etapa dentro de su filmografía, caracterizada por la intensidad y el dramatismo que impregnó a los personajes que desempeñó a las órdenes de directores como George Cukor (El viento es salvaje), Martin Ritt (La orquídea negra), Michael Gordon (Retrato en negro), Jean Delannoy (El jorobado de Nuestra Señora) o Vincente Minnelli (Sed de vivir), filme por el cual el actor recibió su segunda estatuilla de la Academia de Hollywood. Luego, en 1958, dirigió su primer y único filme, El bucanero.
Como muchos actores, Anthony Quinn se integró a los repartos de las grandes superproducciones que caracterizaron al Hollywood de los años sesenta, en filmes como Los cañones de Navarone y Barrabás; al mismo tiempo, en esos años, alcanzará resonancia mítica con su papel en la legendaria película Zorba el griego, un personaje que quedará siempre asociado a la figura del célebre actor. Por este trabajo consiguió su cuarta candidatura al Oscar.
A destacar, de su filmografía posterior, su excelente desempeño en El león del desierto (1981) y en el filme español Valentina (1982), en el protagónico del remake de El viejo y el mar (1990) y en las cintas Venganza (1990) y Un paseo por las nubes (1995).
Una faceta menos conocida del actor fue su dedicación a la escultura, la pintura y el diseño de joyas, campos en los que fue también muy apreciado. Anthony Quinn falleció el 3 de junio de 2001 en Boston, Estados Unidos. Tuvo una larga vida llena de éxitos, trece hijos y tres matrimonios.