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Cannes 2021: los autores regresan en busca de la Palma
Según reportan algunas de las principales agencias acreditadas en Francia, el Festival de Cannes se está celebrando sin glamour y sin estrellas, debido a las medidas restrictivas que impone la pandemia. La parte buena de tales sobriedades consiste en que tanto los periodistas como el público se ven obligados a concentrarse, sobre todo, en el poder de los filmes y en la evolución de sus directores, los cuales vienen a sustituir, como pueden, el brillo de las estrellas.
Este año, como en otros precedentes, abundan los nombres de autores no solo consagrados, sino catapultados a la gloria por este mismo evento. Es como si el Festival, o más bien sus organizadores, se complacieran en corroborar que tenían razón cuando eligieron las películas anteriores de directores tan provocativos y excepcionales como el francés Leos Carax o el tailandés Apichatpong Weerasethakul, ahora mundialmente consagrados, luego de sus triunfos anteriores en este mismo evento.
Exactamente nueve años han transcurrido desde que se presentó en Cannes, en su sección inaugural, Holy Motors, de Leos Carax, que causó asombro, estupor, y el aplauso de algunos. Hace unos días, el director volvió a ser el nombre más mencionado en la noche inaugural el Festival, con Annette, que también es parte de la competencia oficial junto con otras nuevas obras de varios directores franceses consagrados en Cannes.
En la selección oficial de la 74.a edición del Festival aparecen numerosas producciones francesas en liza por la Palma de Oro. Entre otras, está París, Distrito 13, de Jacques Audiard, que regresa al cine francés luego de dirigir un atípico western norteamericano con Los hermanos Sisters, premiado en Venecia. Audiard vuelve a casa después de recibir en 2015 la Palma de Oro por Deephan. Antes, había ganado el Premio Especial del Jurado en 2009 por Un prophète, y el reconocimiento por el mejor guion en 1996 por Un hérostrès discret.
Un filme llamado simplemente Francia presenta Bruno Dumont, quien se inscribe, junto con Andrei Tarkovski, el turco Nuri Bilge Ceylan y el italiano Matteo Garrone en el selecto grupo de cineastas que fueron laureados en dos ocasiones con el Premio Especial del Jurado. De modo que si triunfa Dumont, y su Francia, el premio su añadiría a los galardones que alcanzó en 1999 por Humanité, y en 2006, por Flanders. Además, debemos reconocer que este año Dumont participa por novena vez en la competencia de la Riviera francesa.
En busca de la Palma está también el reconocido François Ozon, a quien algunos periodistas insisten en llamar “el Almodóvar francés”. Su más reciente película se titula Touts' est bien passé, y si bien se debe reconocer cierta reticencia del evento a consagrar de una vez a Ozon con uno de sus grandes premios, ciertamente se ha transformado en una presencia habitual en estas lides luego de presentar en este festival seis de sus películas. Sus propuestas más recientes llegaron en 2019 con L'amant doublé y el año pasado, porque cuando se suspendió el evento el autor ya tenía lista, y seleccionada para competir, Verano del 85. Ya veremos si le sirve de algo el hecho de contarse entre los grandes autores del cine francés que Cannes parece negado a reconocer.
El cine norteamericano aporta una presencia mucho menos plural y contundente, debido, sin dudas, a los conflictos de agenda con los atrasos ocasionados por la pandemia y a la negativa del Festival a programar los estrenos en plataformas digitales, últimamente mayoritarios. A pesar de todo, están en concurso Wes Anderson (The French Dispatch), Sean Baker (Red Rocket) y Sean Penn, este último dirige y protagoniza Flag Day, y es un veterano de estas alfombras rojas en tanto estuvo muy presente, como mínimo, en la edición de 1997, cuando ganó el premio al mejor actor por She's So Lovely, antes de que la Academia lo descubriera como intérprete digno de Óscar y se los entregara en 2003 por Mystic River y en 2008 por Milk.
El también norteamericano Spike Lee será presidente de jurado y ya se anuncia que sus decisiones serán radicales y comprometidas. Él había recibido ese honor el año pasado, pero como el evento nunca llegó a celebrarse, pues este año el Festival decidió honrar a este cineasta militante, que será el primer realizador negro en ocupar tan prestigioso puesto. En 2018, Spike Lee recibió el Grand Prix con Blackkklansman.
Otro repitente, porque jamás se pierden las esperanzas de que la Palma se incline varias veces ante el talento de un cineasta, es el italiano Nanni Moretti, quien también lucha, con su nuevo filme Tre Piani, por su segunda Palma de Oro, pues ya la ganó en 2001 con La habitación del hijo. Tre Piani es su primera adaptación de un material ajeno, pues el relato se toma de un libro israelí de Eshkol Nevo. La película se ambienta en Italia y cuenta la historia de tres familias que viven en diferentes apartamentos del mismo edificio.
Y entre los grandes nombres de autores que repiten en Cannes está el de Paul Verhoeven, que llega a La Croisette de la mano de Benedetta, la historia real de una monja lesbiana en el siglo XVII. El famoso cineasta holandés compitió varias veces en Cannes, y se recuerda, por ejemplo, el paso por el Festival de Basic Instinct y Elle, concebidas, respectivamente, para mayor gloria de Sharon Stone e Isabelle Huppert, pero a pesar de la alharaca que provocaron ambas intérpretes, Verhoeven nunca obtuvo un premio importante.
El belga Joachim Lafosse brilló en 2012 con Perder la razón, y casi una década después vuelve a la competencia con otra historia sobre una pareja en crisis; se titula Les Intranquilles y sigue las huellas de una pareja perjudicada por las enfermedades mentales y las expectativas frustradas.
Tampoco debemos olvidar al noruego Joachim Trier, quien pondrá por fin punto final a su trilogía de Oslo, que empezó con Reprise, de 2006, siguió con Oslo, 31 de agosto, de 2011 (que le llevó por primera vez al concurso de Cannes) y ahora termina con La peor persona del mundo, de nuevo en competencia. El reparto incluye a actores habituales de Trier, como Renate Reinsve y Anders Danielsen Lie.
Cannes no solo se ocupa de revisar sus archivos, sino que también considera la bitácora que guía a otros eventos. Este año están en competencia la húngara Ildiko Enyedi con La historia de mi mujer, y el israelí Nadav Lapid con La rodilla de Ashed, en la cual el cineasta insiste en el tema de los vínculos de los personajes con su país y lugar de origen. Enyedi y Lapid resultaron ganadores del Oso de Oro en Berlín en 2017 y 2019 con En cuerpo y alma y Sinónimos. Tales filmes situaron a sus cineastas entre las figuras más prominentes de las cinematografías de Europa oriental y del Medio Oriente. Y los organizadores del concurso que acontece en Francia lo supieron y tomaron nota para tener la exclusiva sobre sus siguientes producciones. Debe agregarse que Ildiko Enyedi ganó el Premio Cámara de Oro, en Cannes, por Mi siglo XX, en 1989.
Una buena parte de los mejores augurios son promovidos por cineastas asiáticos o africanos, exactamente, los representantes de Irán, Tailandia, Marruecos y Chad, es decir, respectivamente, Asghar Farhadi por Un héroe; Apichatpong Weerasethakul por Memoria; Nabil Ayouch por Casablanca Beats, y Mahamat-Saleh Haroun mediante Lingui, los vínculos sagrados.
Los cuatro cineastas antes mencionados pueden ser considerados veteranos en estas lides de la Riviera francesa en tanto Farhadi ganó el premio al mejor guion en 2016 por El vendedor, e inauguró la competencia en 2018 con su filme, hablado en español, Todos lo saben. Por su parte, el tailandés ganó la Palma de Oro en 2010 por El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, y ese mismo año alcanzó el Premio Especial del Jurado por Un hombre que grita el cineasta chadiano Mahamat-Saleh Haroun. Nabil Ayouch estuvo en Cannes en 2015 con Muy amados, y recibió aplausos en Toronto por Razzia en 2017.