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Aristóteles Moore: una cara visible de la diferencia
El guionista y realizador Fabián Suárez lleva años soñando con Aristóteles Moore: gay, obeso, hombre de 55 años de edad resignado a cuidar a su ex parapléjico y a visitar una clínica tres veces por semana para participar en terapias que le permitan lidiar con sus 300 libras y su depresión. Nereida, la mejor y única amiga Aristóteles lo acompaña y le insufla la fuerza que necesita.
Quien presentara años atrás su primer largometraje, Caballos, imagina a la psicológica Cristina haciendo una propuesta: celebrar el aniversario de la terapia con un espectáculo que incluya música y baile. Visualiza a Aristóteles Moore dispuesto a organizarlo, y así, va tejiendo en su mente conflictos y situaciones que hacen crecer lo que hoy es ya el proyecto de su segunda película.
Junto al productor guatemalteco Mauricio Escobar (con el que trabajó en su cortometraje Kendo Monogatari), Fabián hizo que la historia viajara por diferentes festivales. Ganó un financiamiento previo en Ibermedia y se unió al proyecto Camelia Farfán, una productora cubana residente en México. Luego, y afortunadamente, en la primera convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano obtuvo el financiamiento solicitado en la modalidad de Producción de Proyectos de Ficción, Documental y Animación.
¿Por qué te interesa esta historia? ¿Por qué la buscas?
Escribo esta película porque tengo deseos de hablar de Cuba, de su realidad voluble y sus conflictos particulares como país en transición. La escritura de esta historia intenta dar constancia de una sociedad que se transforma, que se hace preguntas y se reinventa.
La historia de este personaje llamado Aristóteles Moore mezcla, como su nombre lo indica, la idea clásica griega del amor y sus adyacentes con esa otra contraparte contemporánea (consumista, occidental) que piensa las relaciones humanas como mercancías, beneficios, intercambios de intereses. Es, sobre todas las cosas, una película que quiere hablar del valor de la amistad y el amor propio.
¿Cómo surgió la idea?
En el año 2012 dirigí un cortometraje llamado Kendo Monogatari junto al mismo equipo que quiero me acompañe en esta nueva aventura. En aquella ocasión tuve la oportunidad de trabajar con Juan Miguel Mas, un bailarín “atípico” que creó en Cuba un grupo de danza para personas obesas que lleva por nombre Danza Voluminosa.
Admirado por la entereza con que Juan Miguel asume sus propios conceptos sobre el arte y la danza, y por su valentía al romper falsos cánones establecidos, decidí escribir una historia anclada en lo que él representa como ser humano, como persona obesa que ocupa un lugar en las calles y la vida cultural de La Habana.
Aunque debo reconocer que Aristóteles Moore es una ficción absoluta, debajo de sus capas narrativas subyacen mis divertidas conversaciones con su protagonista: nuestras investigaciones; el desenfado y la alegría con que afronta su vida como un hombre obeso de 300 libras; su necesidad de danzar ―del ser bailarín― no importa dónde ni cómo, porque danzar lo salva de las otras precariedades; y su lucha constante contra muchas tormentas por mantener vivo un proyecto con 30 años de existencia que no ha recibido el apoyo que merece por parte de las instituciones culturales en la Isla.
Con todo este material en mente me senté a escribir una historia que hablara de los diferentes, no solo de Juan Miguel Mas, sino también de aquellos que no cabemos en los moldes establecidos y que hemos sufrido la discriminación; de los que padecemos los rigurosos y crueles estándares de la belleza en contraposición con la belleza real del alma; los que apostamos por un arte revolucionario; los que pensamos que el verdadero comercio de este mundo debería ser la nobleza de espíritu, el agradecimiento y la genuina inteligencia de la emoción.
No será, entonces, una película convencional...
Aristóteles Moore será, sin duda, una película que le dé la espalda a la convención rancia y sin criterio; una película que juegue con los clichés de determinado tipo de cine comercial, para luego voltear esa “zona de confort” y develar algo humano, genuino y revelador acerca de este hombre en particular.
Será una película que le cuestione al espectador cómo aprecia la belleza, el amor, el arte y las relaciones humanas. Le propone que huya del facilismo del grotesco para entablar una conversación seria sobre nuestras sociedades latinoamericanas, sus falencias y desaciertos, sus espejos y contracaras.
Escribo esta película para hablar del margen y la diferencia, pero sobre todas las cosas, es otra oportunidad para apostarle al amor. Juan Miguel Mas es el protagonista del filme, el encargado de insuflarle vida a Aristóteles Moore. Se desempeña como director, coreógrafo y profesor del grupo Danza Voluminosa, con 30 años de experiencia artística. Fue alumno de Ramiro Guerra, introductor de la danza moderna en Cuba.
La película es la posibilidad de recrear, mediante una ficción, las zonas más neurálgicas que atraviesan la vida, la pasión, la obra y la valentía de un artista del margen y la diferencia.
El músico cubano Gastón estará a cargo de la banda sonora de la película y expresó: “La sensación de leer un guion, imaginar la música y sentirla. No puedo describirlo. Yo leía el guion y veía las imágenes. Me encantó la experiencia y me inspiró mucho. Quiero que esta película agrade a todos. Las canciones que compuse para ella, como ‘Dance to hope’, serán parte de un álbum nuevo que quiero hacer, como extensión de Mamá Ina”.
Atentos todos al estreno del filme. Éxitos durante el proceso de realización para todo el equipo. Para Fabián Suárez (coguionista de Vicenta B., tercer largometraje del director cubano Carlos Lechuga, también aprobado en el Fondo de Fomento del Cine Cubano), mucha fuerza en el camino.
(Tomado de La Jiribilla, no. 886)